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LA MOVILIDAD DE FAMILIAS BOLIVIANAS EN LA VILLA 20 (CABA, ARGENTINA)[1]. PROBLEMATIZANDO LA NOCIÓN DE PLURILOCALIDAD

MOBILITY OF BOLIVIAN FAMILIES IN VILLA 20 (CABA, ARGENTINA): PROBLEMATIZING THE NOTION OF PLURILOCALITY

http://orcid.org/0000-0002-0355-3634 Mariela Paula Díaz
Universidad de Buenos Aires, Argentina

LA MOVILIDAD DE FAMILIAS BOLIVIANAS EN LA VILLA 20 (CABA, ARGENTINA)[1]. PROBLEMATIZANDO LA NOCIÓN DE PLURILOCALIDAD

Urbano, vol. 23, núm. 41, 2020

Universidad del Bío Bío

Recepción: 01 Julio 2019

Aprobación: 12 Mayo 2020

Resumen: Las villas de la ciudad autónoma de Buenos Aires (CABA), conformadas hacia la década de 1930 en el contexto de implantación del modelo de sustitución de importaciones, constituyen el prototipo clásico de hábitat informal y precario en Argentina. La Villa 20 se encuentra en la zona sur y cuenta con una población migrante proveniente de los países limítrofes. Según el Censo del Instituto de la Vivienda de la CABA (2016), los principales sostenes del hogar nacidos en Bolivia superan a los nativos y a los oriundos de otros países fronterizos (Paraguay y Perú). El objetivo de este trabajo es analizar los lazos con sus lugares de origen y sus vinculaciones con la dimensión socioeconómica y sociodemográfica de los hogares de migrantes bolivianos en el marco de la política local de reurbanización actual (2015-2019). De este modo, se propone analizar de manera incipiente la posibilidad de prácticas plurilocales desde una perspectiva transnacional que problematiza la definición demográfica y clásica de la migración. Para llevar a cabo este trabajo, que forma parte de un proyecto de investigación mayor, se utilizó una estrategia metodológica fundamentalmente cuantitativa, incorporando datos de fuentes primarias y secundarias. Se aplicó una encuesta con un muestreo estratégico (no probabilístico) a 60 hogares de migrantes bolivianos, donde la selección de los casos es de índole teórica. Este documento constituye una primera aproximación y se considera el primer eslabón para el desarrollo de un posterior abordaje cualitativo.

Palabras clave: frontera, plurilocalidad, migración boliviana, trayectoria residencial.

Abstract: The slums in the Autonomous City of Buenos Aires (CABA, in Spanish), set up in the 1930’s within the context of the import substitution model’s implementation, follow the classic prototype of informal precarious living in Argentina. Villa 20, or Slum 20, is in the south of the city and has a migrant population from neighboring countries. According to the CABA Housing Institute Census (2016), the main heads of household born in Bolivia outnumber locals or those from other neighboring countries (Paraguay and Peru). The goal is this work is to analyze the links with their places of origin and with the socioeconomic and sociodemographic aspect of Bolivian migrant homes in the context of the current local re-urbanization policy (2015-2019). In this way, the proposal is to make an initial analysis of the possibility of plurilocal practices from a transnational perspective, questioning the classic and demographic definition of migration. An essentially quantitative methodological strategy, which forms part of a larger research project, was used to carry out this work, incorporating both primary and secondary data sources. A survey was applied with a strategic (non-probabilistic) sampling to 60 homes of Bolivian migrants, where the case selection is theoretical in nature. This work constitutes a first approach and is considered as the first step for the development of a later qualitative approach.

Keywords: Border, Plurilocality, Bolivian migration, Residential path.

INTRODUCCIÓN

Los estudios urbanos en general, y especialmente en América Latina, se han centrado históricamente en el hábitat popular informal y precario. Hacia fines del siglo XX se destacan los estudios sobre las urbanizaciones cerradas, esta cuestión es analizada por geógrafos y arquitectos como el pasaje de la “ciudad compacta” a la “ciudad difusa y fragmentada”. La temática de la migración internacional y su distribución y asentamiento en las ciudades fue una problemática analizada por los teóricos clásicos de la Primera Escuela de Chicago (Ecología Urbana) en los Estados Unidos hacia principios del siglo XX bajo una mirada asimilacionista. En América Latina y, en particular en Argentina, la emergencia de esta temática como una problemática académica es reciente, data de la década de 1970. No obstante, tuvo un auge hacia principios del siglo XXI debido a un conjunto de conflictos sociales que han visibilizado las interrelaciones entre los procesos migratorios y la problemática de las villas en la ciudad (Vacotti, 2017). En los inicios del siglo XXI irrumpe el giro de la movilidad (mobility turn), con las publicaciones de Urry (2000; 2007) y Cresswell (2006), que se trata de un giro epistemológico en tanto plantea una reformulación del conjunto de las ciencias sociales, no sólo de las vinculadas tradicionalmente a los estudios sobre movilidades (Cosacov y Di Virgilio, 2018).

Este artículo se inserta en la mencionada perspectiva con la intención de aportar (aunque de manera preliminar) al campo de estudio de la movilidad residencial de los hogares de migrantes, desde una escala transnacional (o transfronteriza), indagando la emergencia de prácticas plurilocales o pluri-residenciales. Estas últimas comprenden un tipo de trayectoria residencial circular que vincula sus lugares de origen y de destino, problematizando los estudios clásicos citados, así como la definición presente en la demografía, recuperada por organismos internacionales y censos nacionales. Por el contrario, el cruce entre los estudios urbanos y migratorios propuesto desde esta perspectiva (de reciente auge) se considera un aporte que abona al enfoque dinámico de las movilidades espaciales, contrastando así con la concepción centrada en la migración definitiva y asimilacionista clásica.

El objetivo principal del artículo es analizar los lazos de los hogares de migrantes bolivianos residentes en la Villa 20, ubicada en la zona sur de la CABA, con sus lugares de origen y sus vinculaciones con la dimensión socioeconómica y sociodemográfica en el contexto de la política local de reurbanización actual (2015-2019). Esto, con el fin de indagar y problematizar la existencia o no de la plurilocalidad (a escala transnacional) de los hogares de migrantes en la cuarta villa más poblada de la ciudad, que cuenta con un peso considerable de principales sostenes del hogar (PSH) oriundos de Bolivia (42%), el cual supera a los nacidos en Argentina (34%) y en otros países limítrofes (23% paraguayos y el 1% peruanos) (IVC, 2016). Según diversas investigaciones, los migrantes limítrofes transforman el hábitat popular mediante sus prácticas cotidianas que se orientan a la reproducción de sus necesidades. Estas se ven condicionadas por sus experiencias migratorias, al mismo tiempo que reproducen ciertas lógicas de sus países de origen. Por lo tanto, las políticas locales y la planificación urbana requieren incorporar una visión analítica sobre los principales flujos migratorios, ya que éstas no solo condicionan las prácticas de los sujetos, sino que se ven influidas por las mismas (Perissinotti, 2016).

La plurilocalidad residencial es una temática con amplia trayectoria académica en Bolivia cuyo énfasis radica en los lazos urbano-rurales, en el marco del proceso de urbanización del país que cuenta con una población predominantemente aymara y quechua (Antequera Durán, 2020; Diaz, 2017). Partiendo de este antecedente, nos cuestionamos si estas prácticas residenciales pueden analizarse a escala transnacional en el marco de las estrategias de reproducción de los hogares de migrantes bolivianos y en qué medida pueden explicar las estrategias de otros flujos migratorios del “Sur Global”. En ese sentido, las siguientes preguntas son disparadoras: ¿Qué tipos de vínculos sostienen los hogares de migrantes con sus lugares de origen? ¿Qué relación puede establecerse con la inserción en el mercado laboral del PSH, es decir, con la estructura de clase? ¿Todo tipo de vínculo con sus lugares de origen puede analizarse como prácticas plurilocales?

Entre los antecedentes, si bien se cuenta con una importante producción científica sobre las trayectorias individuales y sus vinculaciones con las dinámicas laborales y familiares (Dureau y Gimbert, 2018), la migración transnacional desde la perspectiva de la plurilocalidad se encuentra parcialmente estudiada para la migración sur-sur, entre los países de América Latina. Respecto a la migración boliviana se hallan investigaciones con diversas ópticas teóricas y estrategias metodológicas en los principales países de destino: Europa (España, principalmente, Italia), EEUU (Hinojosa, 2006, Ledo, 2020; Pedone, Romero y Gil Araujo, 2012); Argentina (en distintas ciudades del país) y Brasil (Miranda, 2019; González, 2016; Cravino, 2014; Malimacci, 2012). Esta problemática ha sido también abordada en Argentina para otros flujos migratorios de países limítrofes, tanto en Buenos Aires (Vacotti, 2017; Sassone y Mera, 2007) como en otras ciudades del país (Matossian, 2010; Perissinotti, 2016). En este estudio se pretende analizar la posibilidad de prácticas plurilocales de los hogares de migrantes a una escala transfronteriza o transnacional y, de esta manera, contribuir en el campo de los estudios urbanos con una perspectiva de análisis que tiene una indagación muy incipiente en América Latina, con excepción de Bolivia (que lo hace desde una mirada más local).

En Argentina, si bien el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se consolidó como el centro del subsistema migratorio del cono sur -es decir, concentra la mayor proporción de inmigrantes limítrofes-, la migración boliviana se encuentra dispersa en distintos puntos del país. En la CABA se concentra sobre todo en la zona sur de la ciudad, que condensa una importante presencia de villas y asentamientos informales y precarios donde el mercado inmobiliario informal fue el intermediario para el acceso al suelo urbano de los sectores populares más empobrecidos (Mera, Marcos y Di Virgilio, 2015). Es interesante remarcar que casi la mitad (49%) de la población censada en las villas de la ciudad nació fuera de Argentina (fundamentalmente en Paraguay y Bolivia)[2]. No obstante, cabe aclarar que éstos representan históricamente (desde el siglo XIX hasta la actualidad) entre el 2% y el 3% de la población total argentina. A continuación, se detalla la perspectiva teórica y metodológica, que retoma el concepto de la plurilocalidad desde el giro de la movilidad residencial, a partir de una estrategia metodológica cuantitativa en tanto se presentan resultados preliminares del colectivo migrante como un todo. Por último, se detallan unas breves conclusiones.

PERSPECTIVA TEÓRICA

El concepto “plurilocalidad”, desde el enfoque de la movilidad residencial, es entendido como una práctica de desplazamiento propia de la dinámica cotidiana de todos los sujetos que expresa distintos modos de habitar y, por ende, de apropiarse –material y simbólicamente- (de) los territorios y las ciudades, en distintas escalas espaciales y sociales.

Este artículo se aboca, principalmente, a la movilidad residencial de la comunidad migrante en una escala transnacional/ transfronteriza, como parte de las estrategias de reproducción social. Esta movilidad es, en efecto, una práctica de desplazamiento a través de la frontera (material y simbólica); concepción donde se ven complementados términos definidos como opuestos (lo móvil y lo inmóvil) (Benedetti, 2018). Desde tal óptica, se pone en tensión la perspectiva estatalista que define a la migración como el movimiento de población hacia el territorio de otro Estado, reforzando la idea de frontera como objeto, en lugar de entenderla como un proceso y construcción social. Además, las movilidades transfronterizas pueden generar múltiples dinámicas con un impacto en la construcción de subjetividades y en la organización familiar, problematizando así la mirada etno-nacional (homogeneizante) del colectivo migrante (Irazábal-Zurita, 2014; Pedone, 2011).

Los estudios sobre la plurilocalidad de los migrantes de origen rural en las principales ciudades bolivianas dan indicios sobre el significado de este concepto. Frente a las diversas estrategias de abordaje, aquí se comprende a la plurilocalidad como una práctica que produce un tipo de movilidad circular, un tipo de trayectoria residencial transnacional o transfronterizo, dado que los hogares poseen viviendas en un “aquí” y en un “allá”, intereses y responsabilidades- económicas, políticas y/o sociales- en los dos lugares. Retomando a Portes (2012), estas movilidades forman parte de la “globalización desde abajo” que rompe con la premisa fundamental de que la mano de obra se mantiene local, mientras el capital tiene alcance global. Es así que los trabajadores “golondrinas” podrían ser un ejemplo de las movilidades circulares pero no necesariamente de prácticas plurilocales. Asimismo, la forma adquirida por la movilidad residencial -a escala transnacional y nacional -está condicionada por factores políticos, económicos estructurales e institucionales (Di Virgilio, 2017). Se destacan, en esta línea, las conclusiones de Benencia (2008) para el área rural argentina, acerca de los vínculos que los migrantes bolivianos mantienen con sus comunidades de origen, según la estructura de clase. A nivel urbano, esta hipótesis fue corroborada por Di Virgilio (2007) quien señaló una mayor movilidad residencial de las familias de sectores populares residentes en el AMBA, por lo general asociada a procesos de migración. Por consiguiente, este nuevo marco interpretativo (trasnacional) forja el interrogante acerca de la posición económica de los hogares de migrantes y su ligazón con la intensidad de la movilidad residencial trasnacional o plurilocal urbana-urbana o urbana-rural.

Por este motivo, es pertinente retomar los estudios de la segmentación del mercado laboral -caracterizado por su informalidad, precariedad y bajos ingresos- (Cerrutti y Maguid, 2006) según condición migratoria (y pertenencia de género). Esta segmentación en el mercado de trabajo puede vincularse con la noción de “racialización de las relaciones de clase” (Margulis y Urresti, 1999) en tanto implica la construcción histórica de una otredad que establece desigualdades y relaciones de inferioridad y de superioridad basadas en “supuestos” rasgos “raciales” que se superponen con otras desigualdades como, por ejemplo, las de género (relaciones patriarcales y de dominación de un género sobre el otro). Cabe aclarar que la informalidad laboral es un rasgo de los países latinoamericanos, producto de la inserción dependiente de la región en la división internacional del trabajo; aunque puede presentarse cierta heterogeneidad o disparidades entre ellos. A nivel conceptual, existen dos definiciones de informalidad laboral, la denominada “legal o de protección social” y “la productiva” (Tornarolli et al., 2012). En este estudio se opta por la definición legal, para cuya medición se utiliza como principal indicador la realización de los aportes jubilatorios por parte de los empleadores, o la realización de los mismos en el caso de los cuentapropistas sin empleados a su cargo. Diversas investigaciones bolivianas distinguen actividades informales consolidadas (estables) y no consolidadas (inestables). Esta distinción hace referencia a un rasgo adicional de precariedad de las actividades informales que alude a la inestabilidad laboral, convirtiéndose en un indicador de empobrecimiento de los trabajadores[3]. En este sentido, se destaca una falta de homogeneidad interna de los sectores populares (y de los hogares de migrantes) ya que pueden hallarse capas más empobrecidas unas respecto a las otras, que tiene consecuencias en la movilidad residencial transfronteriza. De esta forma, si bien los migrantes constituyen la fracción empobrecida de la clase trabajadora de un país, puede hallarse una desigualdad interna que da cuenta de la complejización de la estratificación social latinoamericana.

METODOLOGÍA

Para responder a los objetivos de este escrito se seleccionó una estrategia metodológica cuantitativa, así como la utilización de datos de fuentes primarias y secundarias (especialmente de informes de organismos públicos). Los resultados expuestos se consideran parciales, puesto que forman parte de un proyecto de investigación mayor orientado hacia una estrategia multimétodo, que combina procedimientos cualitativos y cuantitativos. Esta última estrategia es considerada pertinente para abordar la temática propuesta en distintas escalas sociales: como colectivo migrante y como unidad individual o familiar. Aquí se presentarán resultados en la primera escala nombrada.

Los datos cuantitativos primarios se derivan de la aplicación de una encuesta a 60 hogares de migrantes bolivianos. La misma fue aplicada hacia fines del año 2018 y contó con un muestreo estratégico -no probabilístico- donde la selección de los casos de la muestra es de índole cualitativo (según saturación teórica). Como en todo proceso de investigación, hay una “ida” y vuelta” entre la teoría y los datos empíricos, crucial para la construcción científica de un objeto de estudio. El cuestionario de la encuesta responde a un plan de trabajo de mayor magnitud, de manera que estuvo compuesto por diversos bloques temáticos. Para responder a los objetivos propuestos se destacan las siguientes variables: la autoidentificación indígena; el departamento y área (urbana o rural) de origen; la tenencia de aportes jubilatorios y la inestabilidad laboral del PSH para medir la informalidad y precariedad laboral según la definición teórica adoptada; y, por último, quiénes retornan, a qué lugares, y por qué motivos.

Esta investigación no sólo permitirá indagar los lazos existentes con el país de origen de los migrantes, sino descifrar (entre los que retornan de manera periódica) quiénes y bajo qué condiciones desarrollan prácticas plurilocales. Se trata, huelga indicar, de resultados preliminares que, según se proyecta, se verán robustecidos en un futuro trabajo, en cual se efectuarán entrevistas biográficas en profundidad a una submuestra de hogares de migrantes -a partir de la encuesta aplicada-, que permita representar los casos típicos.

La encuesta fue aplicada por referentes de una organización de la villa compuesta en mayor medida por migrantes bolivianos; previa exposición del plan de investigación en una asamblea barrial, la cual decidió aceptar y llevar a cabo el trabajo propuesto de “encuestar y ser encuestado”. Se considera que esta estrategia utilizada posibilitó un exitoso trabajo de campo con la provisión de datos de una alta confiabilidad.

Por último, el periodo de tiempo seleccionado se debe a las transformaciones actuales vinculadas con una política concreta. Las villas de la CABA, prototipo por excelencia de hábitat popular precario e informal, han sido objeto de diversas políticas habitacionales, pero desde el año 2015, bajo la Jefatura de Horacio Rodríguez Larreta, se sancionaron de manera fragmentada un conjunto de leyes de reurbanización que buscaron la integración urbana, económica y cultural mediada por una lógica de endeudamiento internacional (Diaz, 2019; Arqueros et al., 2019).

RESULTADOS Y DISCUSIONES

MIGRACIÓN Y MOVILIDAD: ¿ANTE PRÁCTICAS PLURILOCALES?

La Villa 20, prototipo de hábitat popular informal y precario, conforma un enclave étnico boliviano ya que éste es el flujo migratorio con mayor peso entre los considerados PSH. Como fue señalado en la bibliografía especializada, el colectivo boliviano es el menos feminizado y presenta un perfil familiar (nuclear) cuya principal causa para migrar la constituye la falta de empleo. Del total de la muestra se remarca la presencia de sólo un 33% de mujeres como PSH, que conforman hogares monoparentales (el 90%).

Además, los hogares exhiben una fuerte cohesión migratoria según pertenencia étnica (aymara o quechua), departamento de origen y área urbana o rural, configurándose una fuerte cohesión migrante según esta “triple” pertenencia (Tabla 1). En otras palabras, los adultos (PSH y cónyuge) de un mismo hogar provienen del mismo departamento, área y se autoperciben del mismo grupo étnico (aymara o quechua). Un proceso similar fue observado entre los migrantes del área rural residentes en El Alto, Bolivia (Diaz, 2017). Estos datos problematizan los estudios académicos y oficiales que enfatizan solamente la cuestión etnonacional del migrante, resaltando su “bolivianidad”. En posteriores investigaciones se podrá profundizar las condiciones políticas y sociales habilitantes de estas múltiples identidades construidas, así como otros elementos estructurantes.

Tabla 1
Indicadores de cohesión migratoria. Total de los adultos del hogar nacidos en Bolivia de la Villa 20. En porcentaje. Año 2018.
Indicadores de cohesión migratoria
42% hogar homogéneo según pertenencia étnica (quechua o aymara de los adultos del hogar
67% hogar homogéneo según departamento de nacimiento de los adultos del hogar
73% hogar homogéneo según área de nacimiento (urbana/rural) de los adultos del hogar
Elaboración de la autora.

La mayoría de los adultos del hogar (PSH y cónyuges) se autoidentifican como quechuas o aymaras; característica que se vincula con los lugares de nacimiento en Bolivia. En ambos casos, predomina la población de los siguientes departamentos con peso quechua: Potosí (48,3% de los PSH y 67% de los cónyuges) y, en menor medida, Oruro (12% y 15%, respectivamente). También son destacables los oriundos del Departamento de La Paz, aunque con un peso menor, donde se concentra el pueblo aymara (10% de los PSH). Un 60% de las cónyuges y el 62% de los PSH provienen del área urbana; y aunque menor, el origen rural de los adultos del hogar se considera significativo (40% y 38%, respectivamente). Siguiendo a Hinojosa (2006), los procesos de urbanización y migración interna en Bolivia (rural- urbano o urbana-urbana) y la migración internacional son fenómenos que mantienen su unidad, especialmente bajo la globalización neoliberal. En Bolivia[4], según el Censo de 1950, sólo el 26% de los habitantes vivía en el área urbana, lo que cambió radicalmente el año 2012, cuando ocurrió un aumento exponencial en este sentido (alcanzó el 67%). Estos últimos datos reflejan en cierta medida la aceleración del proceso de urbanización boliviano (a partir de la década de 1980 con la aplicación del Decreto N°21.060 que profundizó la globalización neoliberal), hacia el eje Santa Cruz- La Paz- Cochabamba; desplazando así al eje minero y administrativo Oruro-Potosí-La Paz, dominante hacia fines del siglo XIX. Este último eje fue justamente el centro expulsor de los flujos migratorios internos e internacionales, que mantuvo su protagonismo en el contexto de crisis del modelo neoliberal, quebrado a causa de un ciclo de rebeliones populares aymaras en el periodo 2000-2005[5].

Por su parte, la mayoría de las familias (el 58%) regresan a Bolivia en algún momento del año. En general, la familia nuclear completa o los adultos del hogar sin los hijos (el 50%) realizan los viajes necesarios para arribar a su país de origen: principalmente al lugar de nacimiento del PSH (50%); luego, a ambos lugares de origen (del PSH y cónyuge) (21%); y, en menor grado, sólo al lugar de nacimiento de la cónyuge (12%[6]). Como se advierte, estos movimientos circulares provocan constantes reconfiguraciones y fragmentaciones familiares que ponen en tensión la mirada clásica y demográfica de la migración.

Entre los motivos de viaje más señalados, destacan los siguientes: a) la visita a familiares y/o amigos (el 91%); b) el retorno en momentos de cosecha y siembra (3%); y c) la construcción de su vivienda (6%). Aunque se considera que el abordaje de los motivos requiere una profundización cualitativa, de estudios previos se puede sostener que una de las causas de ese retorno periódico al área rural (y urbana) es la presencia de familiares y/o la posesión de tierra (y/o vivienda). Cabe aclarar que las comunidades rurales en Bolivia tienen la particularidad de comprender la propiedad colectiva de la tierra y una posesión individual o familiar de la parcela, además de contar con una específica organización social, económica y política. Esta última situación genera ciertas obligaciones con la comunidad rural de origen, como por ejemplo la participación en los momentos de cosecha y siembra, el ejercicio de cargos públicos, entre otras. En todo caso, su no cumplimiento pondría en riesgo la posesión de la parcela (además del prestigio comunitario). Esta cuestión es pertinente si tenemos en cuenta el peso rural entre los migrantes que retornan a Bolivia: entre los que regresan a ambos lugares de nacimiento (el 57%) o solo al lugar de nacimiento de la cónyuge- mujeres quechuas- (52%).

Ante estas circunstancias, se rescata la perspectiva del autor Antequera Durán (2020), quien define a la plurilocalidad boliviana como una estrategia de ocupación de distintos pisos ecológicos y pisos económicos (además de distintos ámbitos sociales y culturales) que reproduce cierta lógica (histórica) rural andina. Por consiguiente, teniendo en cuenta la aclaración sobre el término utilizado, los motivos b) y c) configuran situaciones que indican, al menos de manera preliminar, la presencia de la plurilocalidad. Asimismo, habría que indagar más profundamente el motivo a), ya que podría advertirse ciertas obligaciones familiares o comunitarias implicadas que provocan el desarrollo de un tipo particular de movilidad circular plurilocal.

Es importante introducir un análisis sobre las condiciones o recursos materiales que habilitan o no el retorno a los lugares de nacimiento. Se retoma, para ello, la bibliografía sobre la integración segmentada de los hogares de migrantes en el mercado laboral, debido a la racialización de las relaciones de clase como elemento crucial (aunque no el único) para comprender las prácticas de la plurilocalidad.

Entre los empleos más comunes del PSH, se encuentran los siguientes: albañilería (37%); taller textil o de costura (22%); cooperativas de limpieza barrial (15%) y venta en ferias -ambulantes o con puesto fijo- (7%). Con excepción de los albañiles y los cooperativistas de limpieza, que trabajan, en su mayoría, para el GCBA y que, en general, reciben aportes jubilatorios (el 58% y el 89%, respectivamente), el resto son informales. Las mujeres se ocupan predominantemente en las tareas de limpieza y en la venta callejera, manifestando una falta de empleo y mayores niveles de analfabetismo en comparación a los varones. Además, dan cuenta de las múltiples desigualdades derivadas del cruce entre pertenencia de género y grupo migratorio.

Los migrantes se insertan en el mercado laboral de manera segmentada y precaria, constituyendo la fracción empobrecida del conjunto de la clase trabajadora de un país ya que la inestabilidad está presente en los empleos formales e informales. Si bien existe un predominio de empleos informales e inestables (60%), se encuentra un grupo minoritario de trabajadores formales e inestables (35%). Así, se constata una desigualdad al interior de la clase trabajadora migrante donde los primeros (cuantitativamente superiores) se encuentran en una situación de mayor empobrecimiento respecto a los segundos. Esta situación repercute en la posibilidad (o no) de retorno a Bolivia. Mientras el 100% de los hogares con un PSH en un empleo formal no consolidado regresa a Bolivia, el 55% de los hogares con un PSH en un trabajo informal e inestable no puedo hacerlo (Tabla 2).

Tabla 2
Regreso a Bolivia según tipo de inserción laboral del PSH. Total de hogares de migrantes de Bolivia de la Villa 20. En porcentajes. Año 2018.
Tipo de inserción laboralRetorno a Bolivia Total
No
Informal no consolidado4555100 (42)
Formal no consolidado1000100 (11)
Formal consolidado6733100 (3)
Total5743100 (56)
Encuesta de elaboración propia.

Estos nuevos datos permiten profundizar y complejizar las hipótesis de las investigaciones citadas (Benencia, 2008; Di Virgilio, 2007) e introducir nuevas variables de análisis (género, migración, calidad ocupacional, etc.). De este modo, estos resultados preliminares dan cuenta de una heterogeneidad/desigualdad al interior del colectivo migrante que repercute en las movilidades y prácticas plurilocales transfronterizas. Las familias más empobrecidas, entre ellas los hogares monoparentales, tienen menos posibilidades de regresar a Bolivia. Por último, queda pendiente indagar cómo estas prácticas plurilocales se vinculan con las estrategias de reproducción familiar que desbordan la escala nacional o local (barrial), además de su impacto en la cohesión migratoria señalada.

CONCLUSIONES

Parafraseando a Portes (2012), es posible concluir que la plurilocalidad transnacional representa una perspectiva novedosa, mas no necesariamente un fenómeno nuevo. A ello hay que agregar que no todos los migrantes son plurilocales y que tampoco todo tipo de movilidad circular debería denominarse como plurilocal. Esta última alude a un tipo de movilidad residencial transfronteriza que se mueve por obligaciones y responsabilidades sociales, económicas y políticas que en la comunidad rural están especialmente vinculadas a la posesión individual de una parcela de tierra. Es interesante remarcar que, si bien los adultos de los hogares de migrantes encuestados pertenecen en mayor medida a centros urbanos, el origen rural adquiere una relevancia particular para la comprensión de las prácticas plurilocales. Por consiguiente, se puede señalar que lo urbano y lo rural no son dos áreas separadas sino una totalidad territorial interconectada. Además, la importancia de la cohesión rural de los hogares de migrantes para explicar las prácticas plurilocales se enmarca en la triple pertenencia identitaria señalada (étnica, área geográfica y departamento de origen) que problematiza los discursos oficiales y académicos centrados en la definición etnonacional. Esta temática merece ser profundizada en futuros abordajes.

Aun cuando la plurilocalidad puede ser una práctica de una minoría, tiene un impacto concreto macrosocial en tanto forma parte de las estrategias de reproducción/apropiación de las familias que transforman los territorios. Esta perspectiva desborda la mirada barrial y nos vincula con otras escalas territoriales. Los datos relevados presentan indicios de una vida trasnacional o plurilocal que reconfigura las relaciones familiares y mantiene un vínculo con el tipo de inserción laboral del PSH en la CABA, retomándose así estudios previos sobre la temática con el objetivo de aportar nuevas dimensiones de análisis. De esta forma, se concluye que la segmentación laboral de los hogares de migrantes (que se superpone con otras desigualdades como la racialización de las relaciones de clase y la pertenencia de género), no es homogénea.

Pese a que, en general, los migrantes bolivianos están destinados a empleos informales y/o inestables de menor calidad, la existencia de una fracción en empleos formales no consolidados (o inestables) sugiere una estratificación social cada vez más compleja. De ahí que, como señalan anteriores investigaciones, los sectores populares y trabajadores tengan una mayor movilidad residencial respecto a la clase media. Pero, como hipótesis, puede plantearse que las familias más empobrecidas (entre ellas, las que poseen a una mujer quechua como PSH) tienen menores posibilidades, por lo que evidencian estrategias de reproducción familiar a una escala barrial o local. Por último, y aunque esta perspectiva de estudio no pretende comprender las prácticas de todos los flujos migratorios, surge la inquietud -retomando los planteos de Antequera Durán- de investigar sobre la existencia de un patrón de movilidad residencial común para los migrantes con ascendencia indígena y/o rural (andina), a partir de una estrategia metodológica multimétodo que permita captar los casos típicos en distintas escalas sociales.

INTRODUCTION

Urban studies in general, and especially in Latin America, have historically focused on the informal and precarious working- class habitat. Towards the end of the 20th century, studies about enclosed urbanizations stood out. This aspect is analyzed by geographers and architects as the transition from the “compact city” to the “diffuse and fragmented city”. The issue of international migration and its distribution and settlement in cities was analyzed by the classic theorists of the First Chicago School (Urban Ecology) in the United States at the beginning of the 20th century under an assimilationist view. In Latin America, and in particular in Argentina, the emergence of this issue as an academic problem is relatively new, dating from the 1970s. However, it boomed at the beginning of the 21st century due to a series of social conflicts that interrelations between migratory processes and city slum issues have made visible (Vacotti, 2017). The so-called ‘mobility turn’ broke through at the start of the 21st century with the publications of Urry (2000 and 2007) and Cresswell (2006). It is an epistemological turn as it sets out a reformulation of social sciences, not just those traditionally connected to mobility studies (Cosacov & Di Virgilio, 2018).

This article falls within this last perspective looking to contribute (albeit preliminarily) to the field of study on the residential mobility of migrant homes from a transnational (or transborder) scale, looking into the emergence of plurilocal or pluri-residential practices. These comprise a type of circular residential path that links their origins and destination, questioning the cited classic studies and the present definition in demography, taken from international entities and national censuses. On the other hand, the confluences between urban and migratory studies proposed from this (recently emerging) perspective are considered as a contribution that fuels the dynamic approach of spatial mobilities, thus contrasting the concept focused on the classic assimilationist and definitive migration.

The main goal of the article is to analyze the links between the homes of Bolivian migrants, residents of Villa 20, located in the south of CABA, with their places of origin and their links with the socioeconomic and sociodemographic aspect within the context of the current local re-urbanization policy (2015-2019). This with the goal of looking into and questioning the existence or not of plurilocality (at a transnational scale) in migrant homes in the fourth most populated slum in the city, which have a considerable number of Bolivian heads of household (HOH), some 42%, that outnumbers both those born in Argentina (34%) and those from other neighboring countries (23% Paraguayan and 1% Peruvian) (IVC Census, 2016). According to different research projects, migrants from neighboring countries transform the working- class habitat through their daily practices, that are focused on reproducing their needs. These are conditioned by migratory experiences, and at the same time reproduce certain logics of their countries of origin. Therefore, local policies and urban planning need to incorporate an analytical vision about the main migratory flows, which are not just conditioned to practices of the subjects, but are influenced by them (Perissinotti, 2016).

Residential plurilocality is a broadly studied subject in Bolivia, emphasizing the rural-urban links, predominantly of Aymaran and Quechuan population (Antequera Durán, 2020; Diaz; 2017), within the framework of the country’s urbanization process. Thus, using this information, we wonder whether these residential practices can be analyzed on a transnational scale in the context of the reproduction strategies of Bolivian migrant’s homes, and to what extent can the strategies of other migratory flows of the “Global South” be explained. As a result, the following questions are telling: What types of connections do migrant homes keep with their places of origin? What relationship can be established with the insertion of the HOH in the job market, that is to say, with the class structure? Can all types of links with their places of origin be analyzed as plurilocal practices?

Within the background information, although we have an important amount of scientific work regarding individual paths and their connections to work and family dynamics (Dureau, 2018), transnational migration from the perspective of plurilocality has only been partly studied in Latin American countries for the south-south migration. As for Bolivian migration, there is research with diverse theoretical viewpoints and methodological strategies in the main destination countries: Europe (Spain mainly, and Italy); USA (Hinojosa, 2006; Ledo, 2020; Pedone et al, 2012); Argentina (in different cities of the country); and Brazil (Miranda, 2019, González, 2016, Cravino, 2014; Malimacci, 2012). This issue was also addressed in Argentina for other migratory flows from neighboring countries in the city of Buenos Aires (Vacotti, 2017; Sassone & Mera, 2007), as well as in other cities of the country (Matossian, 2010; Perissinotti, 2016).

However, in this study, the idea is to analyze, albeit preliminarily, the possibility of plurilocal practices in the homes of migrants on a transborder or transnational scale and, in this way, contribute to the field of urban studies with an analysis perspective (from a more local view) that is at a very early stage in Latin America, with the exception of Bolivia.

In Argentina, although the Metropolitan Area of Buenos Aires (AMBA, in Spanish) has been consolidated as the hub of the Southern Cone migratory subsystem; that is to say, it concentrates the largest proportion of neighboring immigrants, Bolivian migration has spread over different points of the country. In CABA, it is particularly concentrated in the southern area of the city, which has an important number of slums and informal precarious settlements where the informal real-estate market was the intermediary for access to urban land for the most impoverished working-class sectors (Mera et al, 2015). It is interesting to point out that almost half (49%) of the population in the census of the city’s slums was born outside Argentina (especially in Paraguay and Bolivia)[7]. However, it is worth highlighting that these have historically represented (from the 19th century to the present day) between 2% and 3% of the total Argentinean population. The theoretical and methodological perspective is outlined below, which mainly goes back to the concept of plurilocality from the residential mobility turn, from a quantitative methodological strategy, while preliminary results are presented of the migrant collective as a whole. Finally, some brief conclusions are made.

THEORETICAL FRAMEWORK

The concept of “plurilocality”, from the perspective of residential mobility, is understood as a practice of displacement that is part of the everyday dynamic of all individuals, expressing different ways of living and, therefore, of appropriating -materially and symbolically- the territories and cities on different spatial and social scales.

This article specifically focuses on the residential mobility of the migrant community on a transnational/transborder scale, as part of social reproduction strategies. In other words, this mobility is a practice of displacement over the border (material and symbolic), thus complementing terms defined as opposites (mobile and immobile) (Benedetti, 2018). As a result, it raises doubts about the national perspective that defines migration as the movement of population towards the territory of another State, reinforcing the idea of the border as an object, instead of understanding it as a social construct and process. Transborder mobilities can also generate multiple dynamics and an impact on the construction of subjectivities and family organization, thus complicating the ethnonational (homogenizing) view of the migrant collective (Irazábal Zurita, 2014; Pedone, 2011).

Studies about the plurilocality of migrants from rural areas in the main Bolivian cities provide signs about the meaning of this concept. On facing diverse approach strategies, here we understand plurilocality as a practice that produces a type of circular mobility, a kind of transnational or transborder residential path where people have houses in a “here” and “there”, and economic, political and/or social responsibilities and interests in both places. Returning to Portes (2012), these mobilities form part of the bottom-up globalization that breaks with the essential premise that labor remains local, while capital has a global reach. This is how worker swallows could be an example of circular mobilities, but not necessarily labeled as plurilocal practices. Furthermore, the form acquired by residential mobility, at a transnational and national scale, is conditioned by political, economic, structural and institutional factors (Di Virgilio, 2017). The conclusions of Benencia (2008) stand out for the Argentinian rural area, about the links that Bolivian migrants maintain with their original communities depending on class structure. At an urban level, this hypothesis is supported by Di Virgilio (2007), who mentioned a greater residential mobility of families of working-class sectors living in the AMBA, generally associated to migration processes. As a result, this new interpretative (transnational) framework raises the question about the economic position of migrant homes and their link with the intensity of transnational or urban-urban or rural-urban plurilocal residential mobility.

For this reason, it is necessary to return to the segmentation studies on the job market , a market that is characterized by its informality, precariousness and low incomes (Cerrutti & Maguid, 2006), considering the migratory condition (and gender). This job market segmentation can be tied into the notion of “racialization of class relationships” (Margulis & Urresti, 1999) and implies the historic construction of an otherness that establishes inequalities and relationships of inferiority and superiority based on “supposed racial” traits that overlap with other inequalities, like for example, gender. The latter due to patriarchal relationships and those of domination of one gender over the other. It is worth clarifying that job informality is a trait of Latin American countries given the dependent insertion of the region in the international division of work, even though there is a kind of heterogeneity or disparities among them. At a conceptual level, there are two definitions of job informality, the so-called legal or social one and the production one (Tornarolli et al, 2012). The legal definition has been chosen in this study; and for its measurement, the pension fund payment, whether by employers or by independent workers with no employees, is used as the main indicator. Several Bolivian research projects make a difference between consolidated (stable) and unconsolidated (unstable) informal activities. This distinction refers to an additional trait of precariousness of informal activities that alludes to job instability, becoming an impoverishment indicator of the workers[8]. In this sense, a lack of internal homogeneity of working-class sectors (and migrant homes) stands out, as it can be seen that there are layers that are poorer than others, which has consequences on transborder residential mobility. In this way, migrants constitute the impoverished fraction of a country’s working class, but an internal inequality can be found that reveals the complexity of the Latin American social class system.

METHODOLOGY

A quantitative methodological strategy was chosen, along with the use of primary and secondary data sources (particularly reports of public entities), to reach the goals of this paper. The results presented in this article are considered partial, as they form part of a larger research project focused on a multi-method strategy that combines qualitative and quantitative procedures. This strategy is considered appropriate to address the topic proposed on different social scales: as a migrant collective and as an individual or family unit. Here, the results will be presented using the first scale mentioned.

The primary quantitative data comes from applying surveys to 60 homes of Bolivian migrants. It was applied at the end of 2018 with a non-probabilistic strategic sampling, where the selection of sample cases is qualitative in nature (following theoretical saturation). As in all research processes, there is a “back” and “forth” between the theory and empirical data, which is key for the scientific construction of an object of study. The survey questionnaire is part of a larger- sized plan. As a result, it comprised diverse thematic blocks. The following variables stand out to meet the proposed goals: indigenous self-identification, district and area (urban or rural) of origin, the existence of pension fund payments and HOH job instability to measure work precariousness and informality, following the theoretic definition adopted; finally, who returns, where they return to, and especially the reasons behind this.

This study, to begin with, will not only allow looking into existing links with their country of origin, but also finding out who (among those who regularly return) carries out plurilocal practices and under what conditions they carry them out. However, the results presented are considered as preliminary as it is felt that, in a later work, in- depth biographical interviews will be made using the initial survey on a subsample of migrant homes, which would allow representing the standard cases.

The survey was applied by people from a slum organization, mainly comprising Bolivian migrants, who stood out; it was made after the research plan had been presented in a neighborhood meeting, where the work proposed to “survey and be surveyed” was accepted and carried out. It is considered that the strategy used resulted in a successful fieldwork, providing highly reliable data.

Finally, the period of time chosen is due to the current transformations linked to a concrete policy. The slums of CABA, prototype par excellence of a precarious and informal working-class habitat, have been subject of diverse habitational policies, but since 2015, under the leadership of Horacio Rodriguez Larreta, a set of re- urbanization laws that seek urban, economic and cultural integration mediated by a logic of international indebtedness, were approved (Diaz, 2019; Arqueros et al, 2020).

RESULTS AND DISCUSSIONS

MIGRATION AND MOBILITY: ARE WE SEEING PLURILOCAL PRACTICES?

Villa 20, an informal and precarious working-class habitat prototype, forms an ethnic Bolivian enclave as this is the migratory flow with the highest weight among the HOHs considered. As was pointed out in the specialized bibliography, the Bolivian collective is the least feminized and has a (nuclear) family profile, whose main reason to migrate was a lack of employment. From the entire sample, the presence of just 33% of women as HOH stands out, who form single-parent homes (90%).

In addition, the homes demonstrate a strong migratory cohesion by ethnic group (Aymaran or Quechuan), district of origin and urban or rural area, forming a strong migrant cohesion in line with this “triple” belonging (Table 1). In other words, adults (HOH and spouse) in a same home come from the same district, area and perceive themselves as belonging to the same ethnic group (Aymaran or Quechuan). A similar process was observed among rural area migrants in El Alto, Bolivia (Diaz, 2017). This data opens a problem for academic and official studies that solely emphasize the ethnonational question of the migrant, highlighting their “Bolivianity”. In future research, the political and social conditions that enabled these multiple identities can be studied in further depth, as can other structuring elements.

Table 1
Migratory cohesion indicators. Total adults of the home in Villa 20, born in Bolivia, as a percentage. 2018.
Indicadores de cohesión migratoria
42% hogar homogéneo según pertenencia étnica (quechua o aymara de los adultos del hogar
67% hogar homogéneo según departamento de nacimiento de los adultos del hogar
73% hogar homogéneo según área de nacimiento (urbana/rural) de los adultos del hogar
Own preparation.

Most adults of the home (HOH and spouse) self-identify as Quechuan or Aymaran. This trait is linked with their places of birth in Bolivia. In both cases, the population of the following districts dominates as Quechuan: Potosi (48.3% of the HOH, and 67% of the spouses) and, to a lesser extent, Oruro (12% and 15% respectively). Also, those from the District of La Paz, where the Aymaran people are concentrated, stand out, although with a lesser weight, (10% of the HOH). They mainly come from the urban area (60% of the spouses and 62% of the HOH), although fewer have a rural origin, which is considered significant (40% and 38% respectively).

According to Hinojosa (2006), the internal migration and urbanization processes in Bolivia (rural-urban or urban- urban), along with international migration, are phenomena that maintain their unity, especially under neoliberal globalization. In Bolivia[9], according to the 1950 Census, only 26% lived in urban areas, while by 2012 an exponential increase had occurred (reaching 67%). This data reflects, to a certain extent, the acceleration of the Bolivian urbanization process (from the 1980s onwards with the application of Decree N°21.060, which deepened neoliberal globalization) towards the Santa Cruz – La Paz – Cochabamba route, displacing the Oruro – Potosi – La Paz mining and administrative line, that had dominated towards the end of the 19th century. This last line was the driver of the internal and international migratory flows, which maintained its importance in the context of the crisis of the neoliberal model, that was broken as a result of the series of Aymaran working- class rebellions in the 2000-2005 period[10].

Most families (58%) return to Bolivia at some point of the year. In general, the entire nuclear family or the adults of the home without the children (50%) make the journeys back to their country of origin: mainly to the birthplace of the HOH (50%), to both places of origin (HOH and spouse) (21%), or to a lesser extent, solely to the birthplace of the spouse (12%[11]).

In this way, these circular movements provoke constant family reconfigurations and breakups that raise doubts about the classic and demographic view of migration.

The following are highlighted as the reasons that were mentioned most: a) visits to family members and/or friends (91%), b) returning during harvesting and seeding periods (3%) and c) to build their house (6%). Although it is considered that addressing the reasons requires a qualitative in-depth approach, from previous studies it can be stated that one of the reasons behind the regular return to the rural (and urban) area is the presence of family members and/or the ownership of land (and/or house). It is worth clarifying that rural communities in Bolivia have the particular aspect of understanding collective land ownership and an individual or family possession of the plot, as well as having a specific social, economic and political organization. This situation generates certain obligations with the original rural community, like for example, participation during harvesting and seeding periods, exercising public positions, among others. In any case, non-compliance could put at risk plot possession (as well as community prestige). This question is pertinent if we bear in mind the rural weight among migrants who return to Bolivia: among those who return to both birthplaces (57%) or just the birthplace of the spouse – Quechuan women (52%).

For this reason, the perspective of Antequera Durán (2020) is mentioned, who defines Bolivian plurilocality as an occupation strategy of different ecological and economic grounds (as well as different social and cultural aspects), that reproduce a certain Andean rural (historic) logic. As a result, bearing in mind the clarification about the term used, motives b) and c) configure situations that indicate, albeit preliminarily, the presence of plurilocality. Likewise, motive a) would need to be investigated in greater depth, as this could also imply certain family or community-based obligations that are behind a particular type of plurilocal circular mobility.

It is worth introducing analysis about material resources or conditions that enable the return, or not, to their birthplaces. The bibliography about the segmented integration of migrant homes in the job market is returned to, due to the racialization of class relations as a crucial element (albeit not the only one) to understand plurilocality practices.

Among the most common jobs of the HOH are bricklayers (37%), textile workers or seamstresses (22%), cleaners who belong to cooperatives (15%), street market traders – itinerant or with fixed positions (7%). With the exception of bricklayers and cleaners (in general they work for the GCBA), who in general receive pension fund payments (58% and 89%, respectively), the rest are informal. Women dominate in cleaning and street trading tasks, demonstrating a lack of employment and higher illiteracy levels versus men. In addition, multiple inequalities are seen, which arise, in this case, from the crossroads between gender and migratory groups.

Migrants are inserted in a segmented and precarious way into the job market, constituting the impoverished fraction of the working-class of a country, as instability is present in both formal and informal jobs. Although there is a predominance of informal and unstable jobs (60%), there is also a minority of formal and unstable workers (35%). Hence there is inequality within the migrant working-class where the former (quantitatively higher) experience greater poverty than the latter. This situation has repercussions on the possibility of returning (or not) to Bolivia. While 100% of the homes with a HOH in a formal unconsolidated job return to Bolivia, 55% of the homes with a HOH in an informal and unstable job cannot do so (Table 2).

Table 2
Return to Bolivia depending on the HOH’s job insertion. Total homes of Bolivian migrants in Villa 20, in percentages. 2018.
Tipo de inserción laboralRetorno a Bolivia Total
No
Informal no consolidado4555100 (42)
Formal no consolidado1000100 (11)
Formal consolidado6733100 (3)
Total5743100 (56)
Own preparation.

This new information allows going into further depth and questions the hypothesis of the research mentioned (Benencia, 2006 and Di Virgilio, 2007), introducing new analysis variables (gender, migration, occupational quality, etc.). In this way, these preliminary results show a heterogeneity / inequality within the migrant collective that has repercussions on transborder plurilocal practices and mobilities. The most impoverished families, among those the single-parent homes, have the least possibilities of returning to Bolivia. Finally, it is left pending to investigate how these plurilocal practices are linked with family reproduction strategies that go beyond the national or local (neighborhood) scale, as well as their impact on the aforementioned migratory cohesion.

CONCLUSIONS

Paraphrasing Portes (2012), we can conclude that transnational plurilocality represents a novel perspective, although not necessarily a new phenomenon. Likewise, not all migrants are plurilocal and nor should all types of circular mobility be called plurilocal. This alludes to a type of transborder residential mobility that is moved by social, economic and political responsibilities and obligations that, in the rural community, are particularly linked to the individual possession of a plot of land. It is interesting to mention that although the adults of migrant homes who were interviewed mainly come from urban centers, rural origin acquires a particular relevance to understand plurilocal practices. As a result, we can state that urban and rural are not two separate areas, but rather a completely interconnected territory. In addition, the importance of the rural cohesion of migrant homes to explain plurilocal practices falls within the aforementioned triple identity belonging (ethnic, geographic area and district of origin), which raises questions about the official and academic discourses focused on ethnonational definition. This issue deserves more in-depth study in future approaches.

Although plurilocality can be a practice of the minority, it has a concrete macrosocial impact, forming part of the reproduction/ appropriation strategies of families that transform the territories. This perspective goes beyond the neighborhood view and links us with other territorial scales. The data disclosed shows signs of a transnational or plurilocal life that reconfigures family relations and maintains a link with the type of labor insertion of the HOH in the CABA, thus returning to previous studies on the issue, aiming to contribute with new dimensions of analysis. In this way, it is concluded that the job segmentation of migrant homes (which overlaps with other inequalities like the racialization of class relationships and gender) is not homogeneous.

In spite that, in general, they are destined to have informal and/or unstable lower quality jobs, the existence of a fraction of unconsolidated (or unstable) formal jobs suggests an ever more complex social stratification. In this way, as previous research has mentioned, working-class sectors have a higher residential mobility compared to the middle class. But, as a hypothesis, it can be suggested that the poorest families (among those, the ones that have a Quechuan woman as the HOH) have fewer possibilities, building family reproduction strategies on a neighborhood or local scale. Finally, although this study perspective does not intend to understand the practices of all migratory flows, returning to what Antequera Durán suggested, the desire to research about the presence of a common residential mobility pattern for migrants with an indigenous (Andean) and/or rural background arises, starting from a multi- method methodological strategy that allows capturing the standard cases on different social scales.

Traducido por Kevin Wright/ Translated by Kevin Wright

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Notas

[1] El artículo se realizó dentro del proyecto “Mutaciones socioterritoriales de las regiones metropolitanas del Mercosur. Buenos Aires: expansión dispersa, movilidad y desarrollo urbano desigual” (PICT 2016-3351) radicado en el IMHICIHU (CONICET) bajo la dirección de la Dra. Sonia Vidal-Koppmann.
[2] En la CABA, siguiendo el patrón del país, las comunidades paraguaya (21%), boliviana (20%) y peruana (16%) son las que tienen mayor representación con respecto al total de migrantes (INDEC, 2010).
[3] La clase trabajadora incluye a los asalariados formales e informales y a los cuentapropistas de baja calificación sin empleados a su cargo (Elbert, 2015).
[4] egún la CEPAL (2012), Bolivia (junto con Ecuador, Paraguay y Nicaragua) se caracteriza por una transición urbana moderada que cobró fuerza de la Revolución de 1952.
[5] El 50% de los PSH declaró haber emigrado durante los años 2002-2010.
[6] El 15% de los hogares regresa a otros lugares donde residió. Esta temática supera los objetivos propuestos.
[7] In CABA, following the pattern of the country, the Paraguayan (21%), Bolivian (20%) and Peruvian (16%) community have the highest representation versus all the migrants (Census, 2010).
[8] The working-class includes both formal and informal employees and low-qualification independent workers with no responsibility for employees (Elbert, 2015).
[9] According to CEPAL, Bolivia (along with Ecuador, Paraguay, and Nicaragua) is characterized by a moderate urban transition that sped up after the 1952 Revolution.
[10] 50% of HOH, state having emigrated between 2002 and 2010.
[11] 15% of the households return to other places where they lived. This issue is outside the proposed goals.
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