Diversidad, democracia y equidad "tres desafíos de la modernidad pendientes en la Educación chilena"

Resumen

Un análisis sociocultural de las políticas sociales y económicas en materia educativa posterior a los años de instauración democrática determina como nuevo hilo conductor el planteamiento de un marco educacional que establece que los grandes desafíos de la modernización de la educación en nuestro país se vinculan a la concreción de tres princi- pios sociales; la diversidad cultural, la educación como proyecto democratizante y la equidad como respeto a las diferencias, Insertando de esta manera a nuestra comunidad en los modernos paradigmas que regulan la educación europea. Sin embargo en Chile, a pesar del modelo teórico propugnado y al manifiesto de intenciones ministeriales, el actual proceso de enseñanza y aprendizaje y desarrollo se fotografía con una dualidad crítica y se aleja radicalmente del moderno paradigma capitalista descrito.

A partir de 1990 la reforma educacional (con conciencia democrática) aparece sólo como la gran utopía de los excluidos, por un lado el fin creciente de nuestra educación gira entorno a una concepción de futuro caracterizado como un horizonte de diversas posibi- lidades, en que cada sujeto es un ser crítico y reflexivo que participa de la cultura ciuda- dana y del diálogo democrático y, sin embargo, por otro lado un espejo de nuestra verda- dera realidad nos permite establecer que los grandes desafíos de la modernización edu- cativa sólo están en su etapa fetal; de lo contrario ¿Cómo podemos explicar que más de 4 millones de chilenos y chilenas no tengan acceso a esta educación democratizante?, que viven en condiciones de inequidad (fuera de la línea de la inclusión económica) y asintomáticos a las condiciones de vida características del hombre y la mujer de esta modernidad.

Somos los educadores contemporáneos quienes nos enfrentamos a esta dualidad crítica; tenemos un papel fundamental que cumplir para el logro pendiente de estos desafíos, ayudando a desarrollar a partir de nuestras aulas dialógicas el juicio, la tolerancia y las acciones comunicativas que faciliten la formación de un ciudadano y una ciudadana de- mocrática con un concepto de cambio pedagógico basado fundamentalmente en el despliegue de la capacidad de la autogestión pedagógica, con un modelo curricular con- textualizado inicialmente desde adentro y la comprensión de nuestra acción docente como principio de mejoramiento educativo y motor del cambio que conducirá a la apropiación de los tres principios sociales aún pendientes en nuestro sistema educativo.