Artículos
LA “CUENCA DE VIDA” COMO NUEVA ESCALA DE PRODUCCIÓN DE TERRITORIOS URBANO- RURALES SOSTENIBLES[1]. REFLEXIONES DESDE LOS ANDES ECUATORIANOS
THE “LIFESHED” AS A NEW SCALE OF PRODUCTION OF SUSTAINABLE URBAN-RURAL TERRITORIES. INSIGHTS FROM THE ECUADORIAN ANDES
LA “CUENCA DE VIDA” COMO NUEVA ESCALA DE PRODUCCIÓN DE TERRITORIOS URBANO- RURALES SOSTENIBLES[1]. REFLEXIONES DESDE LOS ANDES ECUATORIANOS
Urbano, vol. 22, núm. 39, 2019
Universidad del Bío Bío
Recepción: 07 Diciembre 2018
Aprobación: 29 Marzo 2019
Resumen: Desde hace varias décadas las áreas periurbanas en los Andes ecuatorianos han conocido importantes cambios debidos a la densificación del hábitat o al desarrollo de la agricultura capitalista. No obstante, mientras que esta región debe enfrentar el desafío del abastecimiento alimentario de su población urbana y el de la protección de los recursos naturales frente a los cambios globales, parece clave proporcionar una reflexión acerca de las áreas periurbanas en la sierra ecuatoriana con miras a evaluar en qué medida podrían volverse zonas útiles para la provisión de servicios alimentarios y ambientales. Así, este artículo recopila los resultados de investigaciones llevadas a cabo en las ciudades de Riobamba y de Cuenca para analizar las dinámicas territoriales en 4 áreas periurbanas con el fin de proporcionar argumentos encaminados a repensar el marco espacial de las políticas públicas de desarrollo en los Andes ecuatorianos, de manera de optimizar la articulación campo-ciudad. Desde un punto de vista teórico, esto conduce a abordar y definir la noción de “cuenca de vida” para pensar en la emergencia de territorios urbano-rurales sostenibles.
Palabras clave: Ecuador, relaciones campo-ciudad, periurbano rural y agrícola, cuenca de vida.
Abstract: For several decades, periurban areas in the Ecuadorian Andes have undergone important changes due to the densification of habitat or the development of capitalist agriculture. However, while this region must face the challenges of the food supply of its urban population and the one of the protection of the natural resources in a context of global changes, it seems essential to think about the periurban areas in the Ecuadorian highlands to assess to what extent they could become useful areas for the provision of food and environmental services. Thus, this article collects the results of research carried out in the cities of Riobamba and Cuenca to analyze territorial dynamics in four periurban areas in order to provide arguments that allow rethinking the spatial framework of public development policies in the Ecuadorian Andes to improve the urban-rural articulation. From a theoretical point of view, this leads us to approach and define the notion of lifeshed in order to think about the emergence of sustainable urban-rural territories.
Keywords: Ecuador, urban-rural relations, rural and agricultural periurban areas, lifeshed.
INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, al igual que en el resto de América Latina, las políticas liberales llevadas en Ecuador convirtieron las áreas periurbanas en “reservas” de tierra para la extensión de las ciudades o para la agricultura capitalista. Así, en las provincias andinas se pudo observar, por un lado, el avance rápido de la mancha urbana con la formación y la consolidación de nuevos barrios exclusivos o populares, en particular en las periferias de Quito y de Cuenca (Durán, Martí y Mérida, 2016; Mejía-Salazar y Páliz, 2018; Rivera-Muñoz, 2018). Por otro lado, gracias a un marco legal favorable a la “modernización” del sector primario nacional (Rebaï y Alvarado, 2018), empresas privadas se apropiaron de tierras y de recursos hídricos en la proximidad de las ciudades con el objetivo de beneficiarse de servicios e infraestructuras (vías y aeropuertos) que facilitasen sus exportaciones, como ocurrió en las periferias de Quito y de Latacunga (Martínez, 2015 y 2017; Martínez Godoy, 2016). En consecuencia, se generalizó en estas zonas la agricultura de contrato y la proletarización de los agricultores familiares en grandes explotaciones de producción de flores y de brócoli altamente contaminantes (Breilh, Pagliccia y Yassi, 2012), y se observó, además, una caída de la agrobiodiversidad.
En este contexto, en el cual las preocupaciones alimentarias y ambientales no han cesado de crecer en Ecuador (Arce, Sherwood, y Paredes, 2015), parece clave proporcionar una reflexión acerca de las áreas periurbanas en los Andes ecuatorianos que permita evaluar en qué medida podrían volverse zonas útiles para el abastecimiento agrícola de las ciudades y la provisión de servicios ambientales. Cabe recordar que trabajos claves en geografía han indicado que la diversidad de vínculos entre campo y ciudad cuestiona la supuesta frontera entre lo urbano y lo rural (Chaléard y Dubresson, 1999; Berger y Chaléard, 2017).
En el mismo campo de análisis, algunos trabajos han subrayado la eficiencia económica de los circuitos cortos de comercialización (Moustier, 2017) y su utilidad tanto para la redefinición del vínculo entre productores y consumidores, como para la transición ecológica de los territorios (Lamine, 2012). En resumen, el abordaje del periurbano se ha ido reduciendo a la extensión continua de la ciudad y a la progresiva absorción de los espacios rurales que le rodean (Ávila Sánchez, 2009); y, en cambio, se ha vuelto necesario pensar en el ordenamiento de los territorios con base en una relación sistémica entre campo y ciudad.
De esta forma, la noción de “cuenca alimentaria” (Getz, 1991; Kloppenburg, Hendrickson y Stevenson, 1996), del inglés foodshed e inspirada en la de cuenca hídrica (watershed), hubiera podido ser una herramienta teórica interesante para desarrollar la presente reflexión, sin embargo, la meta de este artículo es ir más allá del análisis del abastecimiento alimentario de los centros urbanos. En efecto, se busca aquí demostrar que, en la sierra ecuatoriana, la agricultura puede constituirse un elemento clave del ordenamiento de los territorios gracias a los servicios múltiples que provee (alimentarios, ambientales y paisajísticos), como se ha evidenciado en diferentes estudios (Zasada, 2011; Aubry, 2013; Yacaman y Zazo, 2015). Así, de la misma manera en que el concepto de desakota permitió caracterizar la relación orgánica entre campo y ciudad en el sureste asiático (Mac Gee, 1991), el de “cuenca de vida”, del francés bassin de vie, parece más pertinente para alcanzar el objetivo propuesto en esta investigación. La “cuenca de vida”, entendida como un territorio urbano-rural estructurado por relaciones múltiples de interdependencia entre campo y ciudad, es una expresión útil para abordar con un nuevo enfoque espacial los procesos de desarrollo, porque hace posible desplazar la mirada de las metrópolis hacia las ciudades intermedias (Tallet, 2012) cuyo peso demográfico se ha incrementado en América Latina.
En el caso de Ecuador, la aplicación de esta categoría parece aún más pertinente, puesto que las provincias andinas han experimentado en las últimas décadas un crecimiento urbano importante que ha llevado a la emergencia de una verdadera “avenida de ciudades intermedias”[2] (Ibarra, Latacunga, Ambato, Riobamba, Cuenca, Loja, entre otras), la que reúne en la actualidad más de 1 millón de habitantes (además de Quito que cuenta con 3 millones de habitantes). Por tanto, y dado que la Constitución de 2008 promueve las redes de productores para alcanzar el objetivo “estratégico” de la soberanía alimentaria nacional y contribuir a la construcción del “Buen Vivir” de sus ciudadanos, parece oportuno estudiar en qué medida la redefinición de las relaciones campo- ciudad y la emergencia y/o promoción de “cuencas de vida” podrían conformarse en metas de nuevas políticas públicas de desarrollo territorial en los Andes ecuatorianos.
Desde esa perspectiva, en este texto se recopilan los resultados de trabajos de campo llevados a cabo en diferentes zonas de la sierra ecuatoriana desde finales de los años 2000, con el fin de analizar las relaciones campo-ciudad en Riobamba y Cuenca (Figura 1) y entender cómo llevan a favorecer, en la actualidad, la marginalización, la dominación o la resiliencia de territorios rurales periurbanos. Finalmente, se retoman los elementos más relevantes de nuestros estudios de caso, lo que conducirá a insistir en la necesidad de promover los colectivos campesinos para establecer en los Andes ecuatorianos relaciones campo-ciudad que sirvan de base a la emergencia de cuencas de vida.
METODOLOGÍA. ESTUDIOS CUALITATIVOS PARA CARACTERIZAR LAS DINÁMICAS DE LOS TERRITORIOS RURALES PERIURBANOS EN LOS ANDES ECUATORIANOS
Entre 2008 y 2016, se efectuaron diversos trabajos de campo que permitieron poner en perspectiva lo observado por otros autores en las periferias de Quito y de Latacunga (Martínez, 2015 y 2017; Martínez Godoy, 2016). Para este artículo, se seleccionó 4 casos considerados pertinentes para abordar la diversidad de los territorios rurales periurbanos en los Andes ecuatorianos.
A. Comparación de las relaciones campo-ciudad en Riobamba
En 2016, en el marco del programa de investigación MAN-PEST[3], se realizó un estudio en la periferia de la ciudad de Riobamba (170 mil habitantes), en la provincia de Chimborazo. Después de varias salidas exploratorias, se escogió dos parroquias (pueblos) con características socioeconómicas diferentes a fin de comparar las prácticas campesinas riobambeñas.
1. En primer lugar, se efectuó un trabajo de campo en Flores, una localidad ubicada a 22 kilómetros al sur de Riobamba (Figura 1), donde la actividad comercial de las explotaciones era limitada y la migración campesina muy importante.
2. En segundo término, se trabajó en San Luis, a 7 kilómetros al sur de Riobamba, (Figura 1) donde la actividad comercial de las explotaciones era intensa por las ventas de frutas y de hortalizas con destino de Riobamba.
En aras de identificar los factores que limitaban o facilitaban la articulación de los agricultores con el mercado riobambeño, se entrevistó en profundidad a 3 dirigentes de Flores y a 4 de San Luis, a 2 técnicos locales del Ministerio de Agricultura (MAGAP) y a 2 representantes de la Empresa Pública Municipal Mercado de Productores Agrícolas San Pedro de Riobamba (EP-EMMPA), encargada de gestionar el abastecimiento agrícola de la capital de la provincia de Chimborazo y de administrar el Mercado Mayorista. Además, se entrevistó a 7 agricultores en Flores y a 6 en San Luis, para saber cómo se relacionaban con el “mundo urbano”, preguntándoles concretamente lo que, según ellos, facilitaba o limitaba su integración comercial.
B. Análisis de las intervenciones institucionales en el periurbano rural de Cuenca
En la provincia del Azuay, se estudiaron los efectos de la migración campesina en diferentes parroquias de la periferia rural de Cuenca (400 mil habitantes). En este lugar, uno de los objetivos fue analizar las intervenciones institucionales para apoyar la agricultura familiar en el contexto migratorio. Así, la labor se enfocó especialmente en dos zonas:
1. En la parroquia Octavio Cordero Palacios, ubicada a 20 kilómetros al norte de Cuenca (Figura 1), se analizó (entre los años 2008 y 2010) los efectos de la emergencia de redes de productores agroecológicos apoyados por los poderes públicos cuencanos con intención de favorecer la integración comercial de las explotaciones afectadas por la migración. Se llevaron a cabo, por consiguiente, entrevistas en profundidad con 2 técnicos del Programa de Agricultura Urbana (PAU) del Municipio de Cuenca, y una entrevista con 1 técnico del Centro de Reconversión Económica del Austro (CREA), las dos instituciones que favorecieron la puesta en marcha de las redes agroecológicas cuencanas[4]. Asimismo, se encuestó a 24 productores agroecológicos para conocer cómo se volvieron miembros de las redes regionales y cómo su trabajo en sus fincas y su vinculación al mercado cuencano había evolucionado en los últimos años.
2. En 2014, fue el turno de la parroquia San José de Raranga (Figura 1), ubicada a 40 kilómetros al sur de Cuenca, donde no habían llegado todavía las redes regionales de productores agroecológicos y donde la población vivía entonces principalmente del dinero de la migración (remesas) y de la ganadería lechera. Allí, fue interesante analizar las acciones concretadas por la empresa pública ETAPA-Cuenca, encargada, entre otras cosas, de trabajar con las comunidades campesinas cuencanas en temas de protección ambiental. Se observó cómo la institución trabajaba con agricultores para intentar frenar el avance de la frontera pecuaria. Además, se realizó 1 entrevista con un técnico de ETAPA-Cuenca, para entender mejor los objetivos de la empresa, y se encuestó a 11 agricultores para saber cómo habían evolucionado sus actividades agropecuarias en el contexto migratorio local. De este modo, se logró medir la importancia actual de la actividad ganadera, preguntándoles sobre el número de cabezas por explotación, las extensiones de las parcelas pastoreadas y los ingresos relacionados con la venta de leche.
3. Precisiones sobre el del trabajo de campo y las informaciones colectadas. Debido al tamaño reducido de las muestras de trabajo, los estudios efectuados en Riobamba y en Cuenca no han tenido como meta servir a la construcción de nuevas bases de datos estadísticos. Tampoco se tiene la ambición en este artículo de presentar las informaciones económicas obtenidas mediante los agricultores familiares, pues ya fueron expuestas en publicaciones anteriores. En este artículo, se ha optado por privilegiar un enfoque cualitativo y por presentar las tendencias de las dinámicas territoriales en las regiones de Riobamba y de Cuenca que se logró reconstruir a partir de entrevistas en profundidad llevadas a cabo a diversos actores locales. La confrontación de los puntos de vista (Bourdieu, 1993) de los agricultores y de los dirigentes con los de los actores institucionales permitió entender cómo las relaciones campo-ciudad en Riobamba y en Cuenca evolucionaron a lo largo de las últimas décadas y cómo, finalmente, dichas evoluciones afectaron los territorios de las parroquias Flores, San Luis, Octavio Cordero Palacios y San José de Raranga. Con la comparación de estos 4 estudios de caso, se consiguió poner de relieve procesos singulares a fin de convencer de la necesidad de repensar el marco espacial de las políticas públicas de desarrollo de los territorios en la sierra ecuatoriana y de promover la emergencia de cuencas de vida en esta región.
RESULTADOS: DIVERSIDAD DE LOS TERRITORIOS RURALES PERIURBANOS: PROPUESTA DE TIPOLOGÍA DESDE LOS ANDES ECUATORIANOS
En la sección que sigue, se expondrá en qué medida las relaciones campo-ciudad constituyen un factor clave para diferenciar los territorios rurales periurbanos en Riobamba y Cuenca.
A. Flores, un territorio rural periurbano “marginalizado”
Mientras que hace cuarenta años el campo riobambeño era uno de los principales graneros de la sierra ecuatoriana, a fines de la década de los 1980, la apertura del Ecuador a las importaciones de cereales y la renovación del sistema de riego Chambo-Guano llevaron a transformar la periferia rural de Riobamba en una cuenca hortícola de casi 6 mil hectáreas (Rebaï, 2018). Sin embargo, este proceso no integró la parroquia Flores. Por eso, además de sufrir de un contexto económico poco favorable para la producción de cebada, de maíz o de trigo, los dirigentes y los agricultores de Flores entrevistados pusieron de relieve de manera sistemática que la ausencia de agua de riego, junto a la carencia de apoyos institucionales, constituían históricamente los dos principales problemas a nivel local. Indicaron que los poderes públicos no habían hecho nada para que los agricultores locales pudieran acceder al agua de riego, lo que hubiera permitido aumentar la producción local y favorecer el desarrollo de cultivos comerciales con destino de Riobamba. Por otra parte, los dirigentes declaraban que los poderes públicos no habían hecho nada para apoyar la constitución de un centro de acopio que hubiera facilitado la comercialización del grano local, a pesar de que eso constituye una reivindicación antigua de los campesinos de Flores.
En este escenario, los dirigentes explicaron que desde hace décadas la migración de los habitantes de Flores, sobre todo hacia Guayaquil (la segunda ciudad ecuatoriana y el primer polo económico nacional) se había generalizado, al igual que la de numerosos campesinos chimborazeños desde los años 1970 y 1980 (Lentz, 1984; Preston 1988). Por ello, tanto los agricultores como los dirigentes señalaron que debido a la migración de los jóvenes era muy difícil mantener una dinámica productiva y que, en consecuencia, las superficies de granos en la localidad se habían reducido en las últimas décadas (Figura 2). Así, al día de hoy en Flores, la agricultura representa una fuente de ingresos limitada para los hogares campesinos, quienes dependen altamente de los aportes económicos de sus familiares emigrados para comprar los cereales, que ya no lo es posible producir de modo suficiente, para cubrir todas sus necesidades alimentarias básicas.
Para finalizar, cabe destacar que la situación agrícola y socioeconómica crítica en Flores resulta de la falta de apoyos institucionales que hubieran permitido establecer relaciones campo-ciudad en favor de la integración comercial de los agricultores familiares. Asimismo, la emigración continua de los jóvenes y el envejecimiento de la población aparecen como dos símbolos del declive de la agricultura en este territorio donde, en los últimos años, las compras de terrenos por ciudadanos urbanitas que buscan tener viviendas cerca de Riobamba se multiplicaron.
Consecuentemente, y por conformar un territorio históricamente marginalizado por las políticas públicas y pertenecer desde décadas a un “subespacio de la periferia pasiva [del territorio nacional]” (Deler, 2007: 375), Flores se ha convertido en una reserva de terrenos construibles que indica la existencia de una forma capitalista de apropiación del suelo capaz de llevar a la desaparición aún más rápida de la agricultura familiar campesina en este territorio del periurbano rural riobambeño.
B. San Luis, un territorio rural periurbano “dominado”
Si durante los años 1970 y 1980 los agricultores de San Luis comercializaban volúmenes limitados de grano y de col, en la actualidad, decenas de camionetas llevan cotidianamente hortalizas y frutas al Mercado Mayorista de Riobamba. En efecto, San Luis ha sido una de las localidades del periurbano rural riobambeño que ha conocido cambios importantes por la renovación del sistema de riego Chambo-Guano y por eso esta zona se caracteriza hoy por la presencia de miles de parcelas de hortalizas y de invernaderos de tomates (Figura 3). Además del cambio paisajístico, el desarrollo de la agricultura intensiva llevó al aumento del empleo agrícola. Así, la producción de hortalizas y de frutas constituyó en 2016 la primera fuente de ingresos de las 6 familias que estudiamos en San Luis (Rebaï, 2018). Sin embargo, eso no significa que este territorio se encuentre en una situación socioeconómica y ambiental aceptable.
Los agricultores entrevistados en San Luis explicaron que compraban frecuentemente insumos químicos gracias a los recursos que obtenían con la venta de sus productos en Riobamba. Al preguntar la razón de no dejar de usar químicos, respondieron que “no [había] interés” porque en Riobamba los intermediarios que llevan la producción a Guayaquil, Portoviejo o Manta no privilegiaban las producciones agroecológicas y prefieren productos “bien calibrados” y “sin defectos”. Igualmente, aunque los agricultores de San Luis admitieron que el uso de químicos en sus explotaciones era frecuentemente exagerado y, por tanto, costoso y nefasto para el medioambiente, su salud y la de los consumidores, no querían arriesgarse a dejar de aplicar pesticidas en sus campos porque tenían miedo de no lograr vender sus productos. En la consulta a los representantes de EP-EMMPA, estos ignoraron la cuestión de la influencia de los intermediarios al declarar que lo que importaba a los campesinos era acceder al mercado y “obtener ingresos rápidamente”. En tal sentido, la reducción del uso de productos químicos o la valorización de producciones agroecológicas no eran prioritarias porque el libre-acceso de los agricultores al mercado de Riobamba constituía ya una política pública de desarrollo de las zonas rurales periurbanas riobambeñas.
Aunque los agricultores de San Luis declararon estar satisfechos de poder vender sus producciones sin dificultad en el Mercado Mayorista, consideraron que su situación económica era injusta porque los intermediarios fijaban precios bajos que les impedían obtener mayores ingresos. No obstante, no parecían listos para poner en marcha una dinámica colectiva con el fin de cambiar esta situación, bien por miedo de malgastar el tiempo o porque no sabían cómo hacerlo. De esta manera, más allá de haber favorecido prácticas agrícolas costosas y contaminantes, la falta de acción pública condujo al hecho de que los agricultores riobambeños no se hubiesen beneficiado de intervenciones que hubieran permitido reforzar sus capacidades de organización y de acción colectiva para liberarse de la influencia de los intermediarios que les mantienen desde años en una situación de precariedad económica y alimentaria (Rebaï, 2018). Debe añadirse que la misma falta de acción pública no permitió la emergencia en Riobamba de sistemas alimentarios más ecológicos. Como consecuencia, y del mismo modo que en la periferia de Quito marcada por el desarrollo agroindustrial, San Luis corresponde a un territorio rural periurbano dominado por intereses capitalistas (Harvey, 2001) que entran en contradicción directa con el bienestar de las poblaciones, rurales y urbanas, y con la obligación de preservar el medioambiente (O’Connor, 1988).
C. En la provincia del Azuay, dos territorios rurales periurbanos resilientes
En la periferia rural de Cuenca, la migración campesina acaecida desde la década de 1960 provocó cambios agrarios importantes. Por la falta de mano de obra en las explotaciones, y debido a un sistema de protección del mercado nacional lácteo desde principios de la década del 2000 (Barragán Ochoa, 2017), se observó una reducción de los cultivos y de las áreas de bosque en beneficio de la superficie de pasto. Por ende, y más allá de la pérdida de la agro-biodiversidad, el aumento de la ganadería condujo a degradaciones ambientales importantes. Dada esta situación, los poderes públicos regionales tomaron diferentes iniciativas durante la década del 2000 para frenar la emigración campesina, favorecer el abastecimiento alimentario de Cuenca y promover el desarrollo sostenible de los territorios del periurbano rural cuencano.
En primer lugar, como fue mencionado, dos asociaciones regionales de productores agroecológicos fueron creadas para fomentar el empleo agrícola y facilitar el abastecimiento alimentario de Cuenca: el PAU y el CREA. Estas se dedicaron a orientar los campesinos hacia la agroecología mediante talleres que permitieron difundir nuevas prácticas en el periurbano rural cuencano. La estrategia tenía el objetivo de responder también a las reivindicaciones de numerosas agricultoras quienes, desde la década de 1990, en un marco más amplio de movilizaciones indígenas y campesinas en la sierra ecuatoriana (Giunta, 2014), militaron para obtener el derecho de vender sus productos en los mercados de Cuenca en vez de depender de las remesas, frecuentemente irregulares. Así, un cambio importante en las relaciones campo-ciudad de la región cuencana tuvo lugar y, a principios de los años 2010, cerca de 300 productores tenían un acceso directo a los mercados urbanos donde vendían una gama bastante amplia de frutas, de legumbres y de lácteos (Figura 4).
En la parroquia Octavio Cordero Palacios, esta política de integración comercial incitó a los agricultores a formar grupos de siete u ocho individuos para trabajar colectivamente en sus parcelas con fin de compartir experiencias o saberes alrededor del manejo agroecológico y de ahorrar tiempo para dedicarse a sus animales y a la fabricación de quesos que les aseguran de ingresos importantes. Además, estas relaciones de solidaridad les llevaron a no contratar jornaleros y, entonces, a no aumentar sus costos de producción, lo que les permitió fijar precios bajos para los productos que llevan “al centro”, como denominan a Cuenca, como si su localidad fuera un barrio vecino del corazón de la ciudad. Cabe subrayar que estas prácticas colectivas involucran ciertamente al transporte de los productos hacia el mercado urbano. De hecho, la mutualización de los costos de transportes mediante el alquiler colectivo de camionetas posibilita a los agricultores enviar cantidades importantes de productos frescos y sanos a Cuenca. Mientras que el costo individual de envío para cada productor no sobrepasa 2 o 3 dólares semanales, sus ventas de frutas, de hortalizas, de quesos, de leche o de huevos les aseguran a veces varios cientos de dólares mensuales. Así, es frecuente que sus ingresos en los mercados cuencanos sobrepasen tanto las remesas que reciben como el salario mínimo legal (de 240 dólares mensuales ese año). Por fin, gracias al establecimiento de redes de abastecimiento agrícola desde las localidades rurales periurbanas, ciertos productos de consumo cotidiano vendidos por los agricultores locales pueden llegar a ser un 75% más baratos que los vendidos por los intermediarios también presentes en los mercados cuencanos (Rebaï, 2012).
Esto ha permitido, según se ha constatado, que las clases populares cuencanas accedan a productos alimenticios de buena calidad y, al mismo tiempo, que los agricultores generen ingresos e inicien un proceso de capitalización.
Más allá de la emergencia de las asociaciones de productores, otra intervención institucional fue relevante para movilizar a los campesinos y proteger el medioambiente en el marco de nuevas relaciones campo-ciudad en Cuenca. En varias localidades, la deforestación llevó a una erosión acelerada de los suelos. En los páramos[5] la penetración creciente de los rebaños de ganado empezó a afectar la capacidad de los suelos a retener las aguas de lluvia que sirven a la agricultura y a los usos domésticos de los hogares del periurbano rural cuencano, y que sirven también para abastecer Cuenca de agua potable. Por eso, a fin de resolver un problema ambiental de escala regional, ETAPA-Cuenca desarrolló desde inicios de los años 2000 el plan de Manejo Integrado de Cuencas para la Protección del Agua (MICPA) que tuvo diferentes modalidades, como las compras de tierras, a partir de la cual se consiguió proteger zonas estratégicas de captación de agua, o el establecimiento con agricultores de Acuerdos Mutuos por el Agua (AMA), lo que originó compromisos para la conservación o la restauración de bosques de altura. En San José de Raranga, la institución pública puso en marcha colaboraciones con grupos de agricultores apoyándoles técnicamente para mantener una cobertura vegetal densa en las zonas de altura o para orientarles hacia la agroforestería con el propósito de orientar la producción y la venta hacia las frutas y la madera, en vez de mantener la ganadería lechera que ya no proporcionaba ingresos suficientes para que los hogares rurales cubrieran todos sus gastos domésticos (Rebaï, 2015). ETAPA-Cuenca multiplicó las acciones con los mismos grupos campesinos con el objetivo de orientar los agricultores a adoptar “buenas prácticas”, enseñándoles, por ejemplo, la necesidad de mantener el ganado alejado de las quebradas y de los pequeños ríos para evitar que las deyecciones contaminasen los recursos hídricos regionales (Figura 5). En suma, y a pesar del contexto migratorio, se establecieron en San José de Raranga nuevas formas de colaboración entre campesinos quienes, con el apoyo de ETAPA-Cuenca, construyeron conjuntamente pozos colectivos (Figura 6) y definieron aéreas delimitadas de pastoreo para que su actividad ganadera no afectase los recursos naturales de la ciudad Cuenca y de su entorno rural.
A través de la formación de asociaciones de productores agroecológicos y mediante apoyos técnicos a grupos de campesinos para la gestión de zonas de altitud, las instituciones públicas en Cuenca se ha logrado abordar el tema migratorio y, favoreciendo una redefinición de las relaciones campo-ciudad, crear asimismo las condiciones para la resiliencia de territorios rurales periurbanos.
DISCUSIONES
Al comparar los procesos observados en Riobamba y Cuenca, se puede proporcionar elementos de reflexión interesantes para pensar, a futuro, en la construcción de territorios urbano- rurales sostenibles en la sierra ecuatoriana. Si en Riobamba se evidenció territorios marginalizados, tanto espacial como socioeconómicamente o subordinados a intereses capitalistas, en Cuenca, al contrario, y en un contexto de agricultura familiar afectada por una migración antigua, se constató la resiliencia de territorios rurales periurbanos, motivada esta por instituciones públicas que impulsaron nuevas prácticas campesinas, las cuales, a su vez, produjeron una redefinición de las relaciones campo-ciudad. Cabe precisar que la promoción de colectivos campesinos -entendidos como una noción genérica que hace referencia a un grupo de individuos quienes cooperan a fin de llevar una acción común para defender, organizar o valorizar su territorio (Raimbert y Rebaï, 2017)- constituyó un factor clave para favorecer nuevas proximidades socioeconómicas entre agricultores, por un lado, y entre agricultores y consumidores urbanos, por otro. Al promover la formación de grupos de campesinos, con la idea de proporcionar servicios ambientales y asociaciones de productores agroecológicos, para el abastecimiento urbano provincial de productos limpios y más económicos, las autoridades públicas cuencanas favorecieron nuevas proximidades socioeconómicas -que corresponden al hecho de que actores pertenecen a las mismas redes, comparten las mismas referencias y los mismos saberes, y se organizan en función de objetivos comunes (Torre y Beuret, 2012)-, posibilitando la creación de nuevas solidaridades entre Cuenca y su periferia rural.
En resumen, promover los colectivos campesinos debería ser considerado como el primer paso a favor de la producción de territorios urbano-rurales sostenibles. Efectivamente, el aumento de las capacidades de los agricultores periurbanos contribuiría a construir nuevas relaciones campo-ciudad mediante sistemas alimentarios locales menos contaminantes que permitirían valorizar los patrimonios agrícolas y alimentarios locales (Girard, 2017). Accediendo al mercado, los agricultores familiares podrían impulsar la mutación de sus territorios favoreciendo la puesta en marcha progresiva de unidades artesanales o micro-industriales de transformación a efecto de dar un valor agregado a los productos (Hespanhol, 2013). En otras palabras, al fomentar la construcción de colectivos campesinos, que además podrían tener una influencia positiva sobre el medioambiente (Ostrom, 1990), los poderes públicos apoyarían la multifuncionalidad de los territorios rurales periurbanos donde la valorización de la biodiversidad y de los paisajes podría llevar al desarrollo del agroturismo, atraer a las poblaciones urbanas.
CONCLUSIÓN
El análisis comparativo realizado en este texto ha permitido subrayar la necesidad de reconstruir en los Andes ecuatorianos el vínculo entre campo y ciudad, entre agricultores y poblaciones urbanas, con el fin de promover territorios urbano- rurales sostenibles. Este objetivo aparece aún más urgente dado que la agricultura familiar y los territorios rurales periurbanos de la sierra ecuatoriana se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad (Rebaï y Alvarado, 2018) frente a los cambios globales. Por eso, vale insistir que para concretizar la voluntad política de cambio de modelo de desarrollo que surgió en los últimos años en Ecuador, la prioridad sería promover el fortalecimiento de los colectivos campesinos, como prevé la Constitución de 2008, para que emerjan cuencas de vida.
Esta noción, que se ha querido poner de relieve a través de este artículo, podría ser considerada como una opción teórica interesante a efectos de resolver la cuestión del abastecimiento alimentario y de la transición eco-territorial en la sierra ecuatoriana. En investigaciones futuras, se prevé fortalecer esta noción, estudiando otros territorios de América Latina, donde el avance de la mancha urbana sugiere nuevas configuraciones espaciales de desarrollo, con miras a orientar políticas públicas que favorezcan las proximidades socioeconómicas entre actores y la configuración de territorios urbano-rurales sostenibles.
Mientras cada día se habla más de “ciudades inteligentes” (smart cities), insistiendo en los aspectos tecnológicos del mejoramiento de la vida urbana, vale la pena recordar que el futuro de las ciudades pasa también por crear relaciones virtuosas con la agricultura de proximidad y el medioambiente.
INTRODUCTION
In recent decades, just like in the rest of Latin America, the liberal policies used in Ecuador have converted peri urban areas into land “reserves” for city growth or for capitalist agriculture. As a result, on one hand, the rapid progress of the urban sprawl has been seen in the Andean provinces, with the formation and consolidation of new exclusive or popular neighborhoods, particularly on the outskirts of Quito and Cuenca (Durán, Martí and Mérido, 2016; Mejía-Salazar and Páliz, 2018; Rivera-Muñoz, 2018). On the other hand, thanks to a legal framework favoring the “modernization” of the national primary sector (Rebaï and Alvarado, 2018), private companies have appropriated lands and water resources around the cities with the goal of taking advantage of the services and infrastructure (roads and airports) for their exports, as has occurred in the periphery of Quito and Latacunga (Martínez, 2015 y 2017; Martínez Godoy, 2016). Consequently, contract agriculture and the proletarization of family-based farmers into large-scale highly contaminating flower and broccoli production farms have been generalized in these areas (Breilh, Pagliccia and Yassi, 2012), with a resulting fall in agrobiodiversity also seen.
In this context, where food and environmental concerns continuously grow in Ecuador (Arce, Sherwood, and Paredes, 2015), it seems essential to provide an insight about the peri urban areas of the Ecuadorian Andes in order to assess the extent to which these could become useful once more to provide food to the cities along with environmental services. It is worth remembering that key geographical work has indicated that the diversity of links between the countryside and the city has raised the question about the supposed border between what is urban and what is rural (Chaléard and Dubresson, 1999; Berger and Chaléard, 2017). In this same field of analysis, some works have underlined the economic efficiency of short commercialization routes (Moustier, 2017) and their usefulness both in the redefinition of the link between producers and consumers, and for the ecological transition of the territories (Lamine, 2012). In summary, the peri urban approach has been gradually reduced to the continuous growth of the city and the progressive absorbing of the surrounding rural space (Ávila Sánchez, 2019). However, it has become necessary to think about land organization based on a systemic relationship between the countryside and the city.
In this way, the “foodshed” notion (Getz, 1991; Kloppenburg, Hendrickson and Stevenson, 1996), with its roots in the watershed concept, would have been an interesting theoretical tool to develop this insight; however, the goal of this article is to go beyond the analysis of urban center food supply. In fact, it looks to demonstrate that, in the Ecuadorian highlands, agriculture can become a key element in land organization thanks to the multiple services it provides (food, environmental and landscape), as has been seen in different studies (Zasada, 2011; Aubry, 2013; Yacaman & Zazo, 2015). Thus, in the same way that the desakota concept allowed characterizing the organic link between countryside and city in Southeast Asia (Mac Gee, 1991), the “lifeshed” from the French bassin de vie seems more pertinent to reach the goal outlined in this research. “Lifeshed”, understood as a rural- urban territory formed by multiple interdependence links between the country and the city, is a useful expression to address development processes with a new spatial approach. This is because it makes it possible to displace the view of the metropolis towards intermediate cities (Tallet, 2012), whose demographic weight has grown in Latin America. In the case of Ecuador, the application of this category seems to be even more important, as the Andean provinces have seen relevant urban growth in recent decades, which has led to the emergence of a true “avenue of intermediate cities”[6] (Ibarra, Latacunga, Ambato, Riobamba, Cuenca, Loja, among others), which together have over a 1 million inhabitants (apart from Quito, which has 3 million inhabitants). Therefore, given that the 2008 Constitution promotes producer networks to reach the “strategic” goal of national food sovereignty and contributes towards building a “Good Life” for the citizens, it seems timely to study the extent to which the redefinition of country-city ties and the emergence and/or promotion of “lifesheds” could suit the goals of new land development public policies in the Ecuadorian Andes.
From that perspective, this text collates the results of fieldwork carried out in different parts of the Ecuadorian Highlands since the end of the 2000s, looking to analyze the country-city relationships in Riobamba and Cuenca (Figure 1) and to understand how they currently favor marginalization, domination or resilience of peri urban rural areas. Finally, the most relevant elements of our case studies are returned to, insisting on the need of promoting peasant collectives to build country-city relations in the Ecuadorian Andes which work as the basis for the emergence of lifesheds.
METHODOLOGY
QUALITATIVE STUDIES TO CHARACTERIZE THE DYNAMICS OF PERI URBAN RURAL AREAS IN THE ECUADORIAN ANDES
Diverse fieldwork was carried out between 2008 and 2016 which allowed putting into perspective what was seen by other authors around Quito and Latacunga (Martínez, 2015 and 2017; Martínez Godoy, 2016). 4 cases, which are considered pertinent to address the diversity of the peri urban rural areas in the Ecuadorian Andes, have been chosen for this article.
A. Comparison of the country-city relations in Riobamba
In 2016, within the framework of the MAN-PEST research program[7], a study was carried out in the outskirts of the city of Riobamba (170,000 inhabitants), in the Province of Chimborazo. After several exploratory visits, two counties (towns) with different socioeconomic characteristics were chosen to compare the practices of local Riobambans.
1. First, fieldwork was carried out in Flores, a town located 22 kilometers to the south of Riobamba (Figure 1), where the commercial activity of the farms was limited and rural migration was very relevant.
2. The second location was in San Luis, 7 kilometers to the south of Riobamba (Figure 1). There, the commercial activity of the farms was intensive because of the sale of fruit and vegetables to Riobamba.
Looking to identify the factors that restricted or aided the articulation of the farmers with the Riobamban market, 3 leaders in Flores and 4 in San Luis, 2 local experts from the Ministry of Agriculture (MAGAP) and 2 representatives from the Municipal Public Company at Riobamba’s San Pedro Agricultural Produce Market (EP-EMMPA), in charge of handling agricultural supplies of the Chimborazo Province’s capital and of managing the Wholesaler Market, were interviewed. In addition, 7 farmers in Flores and 6 in San Flores were interviewed to know how they worked with the “urban world”, asking them directly about whether, in their opinion, their commercial integration was supported or restricted.
B. Analysis of the institutional interventions in peri urban rural Cuenca.
In the Province of Azuay, the effects of peasant migration in the different counties within the rural periphery of Cuenca (400,000 inhabitants) was studied. In this location, one of the goals was analyzing the institutional interventions to support family-based agriculture in a migratory context. The work was specially focused on two areas:
In the Octavio Cordero Palacios county, located 20 kilometers to the north of Cuenca (Figure 1), the effects of the emergence of agroecological producer networks supported by Cuencan public authorities looking to favor the commercial integration of the farms affected by migration, was analyzed between 2008 and 2010. As a result, in-depth interviews were carried out with 2 experts from the Municipality of Cuenca’s Urban Agriculture Program (PAU) along with an interview with an expert from the Southern Economic Reconversion Center (CREA). These were the two institutions which supported the startup of the Cuencan agroecological networks[8]. 24 agroecological producers were also interviewed to see whether they had become members of the regional networks and how their work on their farms and their links to the Cuencan market had evolved over recent years.
3. In 2014, it was the turn of the county of San José de Raranga (Figure 1), located 40 kilometers to the south of Cuenca. Regional agroecological producer networks had not yet reached the county, and the population mainly lived off money from migration (remittances) and dairy farming. There it was interesting to analyze the actions from the public company, ETAPA-Cuenca, which was, among other things, in charge of working with the Cuencan farming communities regarding environmental protection. It was seen how the institution worked with farmers to try to slow down the advance of the livestock borders. In addition, an interview was made with an expert at ETAPA-Cuenca, to better understand the company’s goals, and 11 farmers were interviewed to know how their farming activities had evolved within the local migratory context. In this way, the current importance of livestock activities could be measured, asking them about the head count per farm, the size of the grazing areas and the income related to milk sales.
4. Comments about the fieldwork and information collected. Due to the limited sample size, the studies carried out in Riobamba and Cuenca do not have the goal of acting to build new statistical databases. Nor is the goal of this article to present the economic information obtained from the family-based farmers, as this was presented in previous publications. This article has opted, however, to privilege a qualitative approach and to present the trends of the territorial dynamics in the Riobamba and Cuenca regions which were rebuilt from the in-depth interviews made with different local players. The face-off of the points of view (Bourdieu, 1993) of the farmers and leaders with the institutional players allowed understanding how the country-city relations in Riobamba and Cuenca have evolved over the last few decades and how, in the end, these evolutions affected the land in the counties of Flores, San Luis, Octavio Cordero Palacios and San José de Raranga. By comparing these 4 case studies, it was possible to demonstrate singular processes in order to be convinced about the need of rethinking the spatial framework of public land development policies in the Ecuadorian Highlands and of promoting the emergence of lifesheds in that region.
RESULTS: DIVERSITY OF THE PERI URBAN RURAL TERRITORIES: TYPOLOGY PROPOSAL FROM THE ECUADORIAN ANDES
The following section will present the extent to which the country-city relationships constitute a key factor to differentiate the peri urban rural territories in Riobamba and Cuenca.
A. Flores, a “marginalized” peri urban rural territory.
While forty years ago, the Riobamban countryside was one of the main granaries of the Ecuadorian Highlands, at the end of the 1980s, the opening up of Ecuador to cereal imports and the renewal of the Chambo-Guano irrigation system transformed the rural periphery of Riobamba into a vegetable ‘shed’ of almost 6,000 hectares in size (Rebaï, 2018). However, this process did not include the county of Flores.
As a result, apart from enduring an unfavorable economic context for barley, wheat and maize production, the Flores leaders and farmers, who were interviewed, systematically outlined that the absence of irrigation water, along with the lack of institutional support, have historically been the two main problems at a local level. They indicated that the public entities had done nothing to help local farmers access water, which would have allowed increasing local production and favored developing commercial crops for Riobamba. On the other hand, the leaders said that the public entities had not done anything to set up a stockpiling center which would have helped sell local corn, in spite of this being a longstanding demand of Flores’ townfolk.
In this scenario, the leaders explained that the migration of Flores’ inhabitants, mainly to Guayaquil (Ecuador’s second largest city and largest economic hub) had become generalized, just like countless Chimborazen locals during the 1970s and 1980s (Lentz, 1984; Preston, 1988). For this reason, both the farmers and leaders pointed out that due to youth migration, it was very difficult to maintain a productive dynamic and that, as a result, cropland in the town had fallen in recent decades (Figure 2). So, today in Flores, farming represents a limited source of income for rural homes, who depend greatly on the economic support of their family members that emigrated to buy cereals, as it is no longer possible to produce enough to cover all their basic food needs.
To sum up, it is worth highlighting that the critical socioeconomic and farming situation in Flores is a result of the lack of institutional support which would have allowed establishing country-city links, favoring the commercial integration of the family-based farmers. Likewise, the ongoing emigration of the youth and the aging of the population appear as two symbols of the downturn of the agriculture here, where, in recent years, land bought by urbanite citizens looking for homes near Riobamba has multiplied. Consequently, on forming a territory that is historically marginalized by public policy and on belonging, for decades now, to a “subspace of the passive periphery [of the national territory]” (Deler, 2007: 375), Flores has become a reserve of buildable land which indicates the presence of a capitalist means of land appropriation, one which is capable of making rural family-based agriculture disappear faster still in this Riobamban rural peri urban territory.
B. San Luis, a “dominated” peri urban rural area.
If during the 1970s and 1980s, San Luis’ farmers sold limited amounts of corn and cabbage, currently, dozens of pick- ups take fruit and vegetables into Riobamba’s Wholesale Market on a daily basis. In fact, San Luis has been one of the Riobamban rural peri urban towns which has seen important changes due to the renewal of the Chambo-Guano irrigation system and, for this reason, this area is today characterized by the presence of thousands of vegetable lots and tomato greenhouses (Figure 3). Along with the change in landscape, the development of intensive agriculture has led to an increase in agricultural employment. As a result, vegetable and fruit production in 2016 comprised the primary source of income for the 6 families we studied in San Luis (Rebaï, 2018). However, this does not mean that this area has an acceptable environmental and socioeconomic position.
The farmers interviewed in San Luis explained that they often bought chemical supplies thanks to the resources they obtained by selling their produce in Riobamba. On asking why they had not stopped using chemicals, they answered that “there [was] no interest”, because the intermediaries taking the produce to Guayaquil, Portovejo or Manta did not support agroecological production and preferred “well balanced” and “flawless” produce. Likewise, although San Luis’ farmers admitted that using chemicals on their farms was often exaggerated and thus, costly and harmful for the environment, their health and the consumer’s, they did not want to risk stopping to use pesticides on their fields because they feared not being able to sell their produce. When asking EP-EMMPA’s representatives, they ignored the matter of the intermediary influence on stating that they were worried about the country folk accessing the market and “obtaining income quickly”. In this sense, the reduction of chemical product use or the valuing of agroecological production was not a priority because free-access for the farmers to Riobamba’s market already constituted a public development policy of the Riobamban peri urban rural areas.
Although San Luis’ farmers said they were satisfied on being able to sell their produce without problems in the Wholesale Market, they considered that their economic situation was unfair because the intermediaries fixed low prices which prevented them from earning a higher income. However, they did not seem ready to set up a collective dynamic to change this situation, be this due to the fear of wasting time or because they simply did not know how. Thus, beyond having favored costly and contaminating farming practices, the lack of public action led to the fact that Riobamben farmers would not have been benefitted by interventions that would have allowed them to reinforce their organizational and collective action capacities to free themselves from the influence of intermediaries that have kept them, for years, in a precarious economic and food-based situation (Rebaï, 2018). It must be added that the same lack of public action did not allow the emergence of more ecological food systems in Riobamba. As a result, San Luis, just like on the outskirts of Quito marked by the agroindustrial development, corresponds to a peri urban rural area dominated by capitalist interests (Harvey, 2001) which enters into direct contradiction with the welfare of the urban and rural populations, and with the obligation of safeguarding the environment (O’Conner, 1988).
C. Two resilient peri urban rural areas in the Province of Azuay.
The rural migration that has been taking place since the 1960’s in the rural periphery of Cuenca, has caused relevant agrarian changes. As a result of the lack of labor on the farms, and due to a national dairy market protection system in place since the start of the 2000s (Barragán Ochoa, 2017), a drop in crops and forestry areas has been seen in favor of grasslands. Therefore, beyond the loss of agro-biodiversity, the increase of cattle farming has led to relevant environmental degradation. Given this situation, the regional political powers have implemented different projects during the 2000s to put the brakes on rural emigration, favoring Cuenca’s foodshed and promoting the sustainable development of Cuenca’s rural peri urban land.
First of all, as it has been mentioned, two regional agroecological producer associations were created to foster agricultural employment and support the Cuenca foodshed: PAU and CREA. These focused on guiding locals towards agroecology, using workshops that allowed disseminating new practices in the Cuencan rural peri urban area. The strategy had the goal of also answering the demands of countless farmers who, since the 1990’s, in a very broad framework of indigenous and rural mobilizations in the Ecuadorian Highlands (Giunta, 2014), actitvely sought to gain the right to sell their produce in Cuenca’s markets instead of relying on remittances, that were often erratic in nature. Thus, an important change in the Cuencan region’s country- city relations took place and, at the beginning of the 2010s, around 300 producers had direct access to the urban markets where they sold a wide range of fruits, pulses and dairy products (Figure 4).
In the Octavio Cordero Palacio county, this commercial integration policy encouraged farmers to form groups of seven or eight individuals to work collectively on their lots, to share experience or knowledge about agroecological processes and to save time so they could focus on their animals and in the manufacturing of cheese, which guaranteed them relevant incomes. In addition, these solidarity-based relationships led them to not hire day laborers and therefore, not increase their production costs, allowing them to set low prices which they took “downtown”, as they called Cuenca, as if their area were a neighborhood of the heart of the city. It is worth underlining that these collective practices certainly involve the transportation of the products to the urban market. In fact, the mutualization of the transportation costs by collectively leasing pick-ups allows the farmers to send relevant amounts of fresh healthy produce to Cuenca. While the individual dispatch cost for each producer is no more than 2 or 3 dollars a week, their sales of fruit, vegetables, cheese, milk or eggs guarantees them several hundred dollars a month. As such, often their incomes in the Cuencan markets exceed both the remittances and the legal minimum wage (240 dollars a month this year). Finally, thanks to setting up farm supply networks from the peri urban rural towns, certain products consumed on a daily basis, which are sold by local farmers, can end up being 75% cheaper than those sold by the intermediaries also present in the Cuencan markets (Rebaï, 2012). This has allowed, as it has been shown, that the Cuencan popular classes access good quality food products and, at the same time, that the farmers generate income and start a capitalization process.
Beyond the emergence of producer associations, another institutional intervention was relevant in mobilizing the peasants and protecting the environment within the new framework of country-city relations in Cuenca. Deforestation, in several locations, had led to accelerated soil erosion.
In the paramos[9], the growing penetration of cattle herds had begun to affect the capacity of the ground to retain the rainwater which helps agriculture and is used domestically in the homes of the Cuencan rural peri urban area, as well as for Cuenca’s drinking water. For this reason, ETAPA-Cuenca, in order to resolve an environmental problem at a regional scale, has implemented since the start of the century, the Integrated Watershed Management Plan for Water Protection (MICPA). This has had different modalities, like buying land, protecting strategic water capture areas, or setting up Mutual Water Agreements (AMA) with farmers, which has been behind creating commitments for the conservation or restoration of forests on higher ground. In San José de Raraga, the public authority set in motion collaborations with farming groups, technically supporting them to maintain a dense vegetation on higher ground or to guide them towards agroforestry with the purpose of focusing production and sales on fruit and wood, instead of maintaining dairy farming which no longer provided enough income for rural homes to cover all their domestic expenses (Rebaï, 2015). ETAPA-Cuenca multiplied their efforts with the same farm groups looking to guide farmers towards adopting “best practices”, teaching them, for example, about the need of keeping cattle away from the gorges and small rivers to avoid that their dung contaminated regional water resources (Fig. 5). To sum up, in spite of the migratory context, new means of collaboration among rural people were set up in San José de Raranga who, with the support of ETAPA-Cuenca, built collective wells (Fig. 6) and set aside grazing areas so that their cattle would not affect the natural resources of Cuenca and its rural surroundings.
Through the creation of agroecological producer associations and technical support to farming groups to manage higher ground, the public institutions in Cuenca have managed to address the migration issue, favoring a redefinition of the country-city relations, creating, at the same time, the conditions for the resilience of peri urban rural areas.
DISCUSSIONS
Upon comparing the processes seen in Riobamba and Cuenca, interesting insights can be provided to consider, in the future, the construction of sustainable urban-rural areas in the Ecuadorian Highlands. While marginalized areas were seen in Riobamba, both spatially and socioeconomically speaking or subordinate to capitalist interests, in Cuenca, on the other hand, and in a context of family-based agriculture affected by previous migration, the resilience of the peri urban rural areas could be seen, having been driven by public institutions instilling new rural practices, which, at the same time, produced a redefinition of the country-city relationships. It is worth stating that the promotion of farming collectives, understood as a generic notion which refers to a group of individuals who cooperate through common action to defend, organize or value their land (Raimbert y Rebaï, 2017), constituted a key factor to favor new socioeconomic approaches between farmers, on one hand, and between farmers and urban consumers, on the other. On promoting the training of farmer groups, with the idea of providing environmental services and agroecological producer associations, for the provincial urban supply of clean cheaper products, the Cuencan public authorities favor new socioeconomic approaches, which correspond to the fact that players belong to the same networks, share the same references and the same knowledge, and are organized based on common goals (Torre and Beuret, 2012), making the creation of new solidarities between Cuenca and its rural periphery possible.
To sum up, promoting farming collectives should be considered as the first step towards favoring the production of sustainable urban-rural territories. In fact, the increase of the peri urban farmers’ capabilities would contribute towards building new country-city relationships through less contaminating local food systems, which would allow valuing the agricultural heritage and local foodstuffs (Girard, 2017). By accessing the market, the family-based farmers could drive the mutation of their territories favoring the progressive establishment of artisanal units or micro-industries for transformation, adding value to the products (Hespanhol, 2013). In other words, on fostering the construction of farming collectives, which also could have a positive influence on the environment (Ostrom, 1990), the public powers would support the multifunctionality of peri urban rural territories where the valuing of biodiversity and the landscape could lead to the develop of agrotourism, attracting urban populations.
CONCLUSION
The comparative analysis carried out in this text has allowed underlining the need for rebuilding, in the Ecuadorian Andes, the bond between the countryside and the city, between farmers and urban populations, with the goal of promoting sustainable urban-rural territories. This goal seems even more urgent as the family-based agriculture and the peri urban rural lands of the Ecuadorian Highlands are highly vulnerable (Rebaï y Alvarado, 2018) when facing global changes. For this reason, it is worth insisting that, to make the political will of change of the development model that arose over recent years in Ecuador real, the priority would be promoting the strengthening of farming collectives, as foreseen in the 2008 Constitution, so that lifesheds emerge. This notion, which has been shown through this article, could be considered as an interesting theoretical option for the purpose of resolving the issue of food supply and of the eco-territorial transition in the Ecuadorian Highlands. In future research, this notion could be strengthened, studying other areas of Latin America, where the advance of the urban sprawl suggests new spatial development setups, looking to focus public policy on favoring the socioeconomical approach.
Traducido por Kevin Wright
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Notas