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PRODUCIENDO PERIFERIAS: MORFOLOGÍA Y HABITABILIDAD EN LAS CONURBACIONES DE CUENCA, ECUADOR
MICHELLE ESTEFANÍA PESÁNTEZ-YÉPEZ, NATASHA EULALIA CABRERA-JARA
REVISTA URBANO Nº 49 / MAYO 2024 - OCTUBRE 2024
PÁG. 62 - 77
ISSN 0717 - 3997 / 0718 - 3607
I. INTRODUCCIÓN
El crecimiento de las ciudades hacia sus periferias ha sido
constante a lo largo de la historia, desde la formación de nuevas
comunidades junto a las urbes antiguas que, superaron sus
fronteras naturales (Mumford, et al., 2014) hasta la expansión
acelerada durante la Revolución Industrial, que transformó
la morfología urbana y los modos de vida, dando lugar al
fenómeno del periurbano (Bruegmann, 2005). Este proceso
expansivo ha sido asociado con la aparición de áreas marginales
y desordenadas, vinculadas a brechas socioeconómicas
y ausencia de planicación (Freidberger, 2000), lo que ha
generado críticas al modelo de ‘ciudad dispersa’ debido a su
impacto negativo en la calidad de vida urbana y su entorno
rural circundante (Hermida, et al., 2015; Cabrera, 2016). En la
actualidad, los bordes urbanos, se conciben como áreas de
soporte pasivo de lo que el centro rechaza o no puede contener
(Villamizar, 2014) y autores como Martins y Pereira (2022)
advierten que, su crecimiento descontrolado trae procesos
de fragmentación del territorio que disminuyen los niveles de
habitabilidad en los márgenes de la ciudad.
Particularmente en Latinoamérica, durante la segunda mitad
del siglo pasado, se produjo la transformación más signicativa
de su estructura territorial (Montero y García, 2017), pasando de
una predominancia rural a un perl urbano, donde la población
de las ciudades incrementó del 33% al 74% entre los años 1940
y 1995 (Gilbert, 1997). Este cambio se vio acompañado de la
disminución de densidad poblacional (Hermida, et al., 2023), la
profundización de los ya arraigados procesos de segregación y
la transformación de la región en una de las más urbanizadas del
mundo (CEPAL, 2020).
En las ciudades latinoamericanas, las dinámicas expansivas,
resultan en morfologías especícas ligadas a conictos sociales
y económicos (Díaz y Medina, 2019; Ruiz y Romano, 2019;
Segarra, 2021). Los territorios del borde urbano, se han ido
transformando en escenarios de carencia, que demandan una
lectura más amplia, asociada no sólo a su dimensión física, sino
también social y política. El vínculo entre estas dimensiones se
pone de maniesto en varios textos urbanos (Abdelrashid, 2023;
Alexander, 1977; Gehl, 2010) y es abordado en este artículo,
a través del estudio de cuatro barrios periféricos de la ciudad
intermedia de Cuenca en Ecuador.
El objetivo central fue identicar y describir la relación entre los
tipos de morfologías periféricas y los niveles de habitabilidad
en los casos seleccionados. El artículo parte de una revisión de
literatura donde se estudia la morfología entendida como, la
disposición física del área construida en un tejido que conere
forma y estructura al entorno urbano; y la habitabilidad como
el conjunto de condiciones urbanas que vuelven a un lugar
adecuado y cómodo para vivir (Mouratidis, 2018). Con este n,
se emplea un diseño metodológico de enfoque cuantitativo de
alcance correlacional ejecutado en dos etapas. En la primera,
se denen las tipologías morfológicas de cada barrio, usando
Spacematrix, mientras se evalúan los niveles de habitabilidad
en una tabla de indicadores puntuados en escala de Likert.
Para en la segunda etapa, se correlacionan los resultados,
comparándolos con la literatura. Finalmente, se plantea una
discusión basada en la comparación de datos analizados.
II. MARCO TEÓRICO
Delimitación conceptual de periferia, morfología y
habitabilidad
Al abordar la relación entre morfología y habitabilidad en barrios
periféricos, se torna imperativo precisar dichos conceptos que
constituyen el eje central de esta investigación. En primer lugar,
la denición de periferia alude a aquellas áreas nombradas por
la literatura como borde, interfase urbano-rural o periurbano
(Hermida et al., 2023) que se conforman en el margen de las
ciudades, “están o no catalogadas como de expansión y viven
procesos de urbanización permanentes” (Toro et al., 2005,
p.57) y se caracterizan por un modelo de crecimiento disperso,
inconexo y no planicado (Díaz y Medina, 2019).
Por otro lado, la morfología se entiende como la disposición
física del área construida en un tejido que conere forma y
estructura al entorno urbano (Pesántez y Cabrera, 2023). Dicha
conguración puede analizarse desde diversas perspectivas
teóricas, entre ellas, el enfoque histórico-geográco que estudia
tres elementos fundamentales: trama, edicación y usos de
suelo (Rocca et al., 2013); o el enfoque tipológico-proyectual,
orientado a la interpretación de la forma territorial y sus patrones
edicatorios (Oliveira, 2017). Para Prieto et al. (2018), en cambio,
las aproximaciones al estudio de la morfología urbana se
relacionan con tres grandes escuelas: la anglosajona, la italiana
y la francesa. La anglosajona enfatiza en el estudio de viario,
parcelario y uso de suelo, considerando la dinámica parcelaria
como un producto de las transformaciones sociales. La escuela
italiana hace hincapié en los aspectos formativos de la tipología
edicatoria, donde la arquitectura más repetitiva se convierte en
el elemento decisivo de la forma urbana. Mientras la francesa,
presenta a la manzana como la unidad de análisis que ayuda
a explicar tanto la estructura de la ciudad, como el proyecto
urbano.
Por último, la habitabilidad se dene como el conjunto de
condiciones que vuelven a un lugar adecuado y cómodo
para vivir (Mouratidis, 2018), reconociendo dos aspectos
interrelacionados: lo arquitectónico y lo urbano. Esta variable se
enfrenta al fenómeno de “habitar”, que adquiere aproximaciones
diferentes en cada país, por lo que establecer su signicado
resulta complejo (Rodas, 2019). La denición más básica habla
de estándares mínimos de salubridad en las viviendas (Moreno,