Introducción
La declaración de Nueva York para los refugiados y los inmigrantes, aprobada por la asamblea general de la ONU el año 2016, busca minimizar los riesgos de las personas en desplazamiento. Además de ello, cada país firma acuerdos de cooperación bilateral regional de asistencia humanitaria, donde se comprometen a cubrir necesidades básicas inmediatas y de largo plazo. De acuerdo a la declaración de los DDHH y la migración, la Organización de las Naciones Unidas estipula, en el art. 13 que, “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.” “Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país” refiriéndose incluso en el Art. 14 a los asilados “En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país” (ONU, 1948).
A nivel nacional, la ley de extranjería (Decreto de Ley N° 1094) del año 1975, regula el ingreso al país, la residencia, permanencia y expulsión, entre otros; esto con un carácter restrictivo en el control en cuanto a migrantes, incluyendo elementos de la doctrina de seguridad nacional la que se sustenta en tres ejes: la amenaza, la amplia discrecionalidad y el fuerte control de fronteras, donde de igual forma se considera y define la migración desde una mirada funcional y económica, donde el migrante es mirado como un aporte técnico y mano de obra (Aravena, 2011).
La migración se define como el movimiento de población que consiste en dejar el lugar de residencia para establecerse en otro país o región, generalmente por causas económicas o sociales, situación que ha aumentado durante el último periodo en la región de América Latina, donde Chile destaca como uno de los principales destinos de la población que se moviliza. Este mencionado aumento trae consigo, una serie de mitos entorno a su llegada y residencia, donde se incluye el miedo de la población local a ser reemplazados en el empleo por migrantes, o que estos reciban mayores prestaciones sociales.
También dentro de la mitología entorno a los migrantes, se encuentra la atribución del incremento de los niveles delictuales a su llegada además de considerar un arribo indiscriminado al país. Estos mitos plantean la idea de indagar sobre la localización de la población migrante en las ciudades de Chillán y Chillán Viejo en la Región de Ñuble, para de esta forma caracterizarlos, ya que, de parte de los organismos e instituciones pertinentes no existe una desmitificación de estas creencias, por la falta de divulgación de sus informes y estadísticas.
En dichos informes y estadísticas que agrupan los ingresos de población migrante internacional al país, se demuestra que los migrantes internacionales ocupan un puesto mínimo en cuanto al total de la población país, quedando esto demostrado en el análisis comunal, donde las mismas ciudades de Chillán y Chillán viejo, ubicadas al centro sur del país, en la Región de Ñuble, Provincia del Diguillín, confirman que su presencia es amplia, en cuanto a territorio ocupado, pero ínfimo acorde al número de la población. El estudio se estructura mediante el análisis comparativo de los últimos censos en el país, desagregando los datos para las localidades indicadas.
Desarrollo
Desde 1980, existe una amplia movilidad de personas al interior del continente y hacia otros. En este sentido migrar es una opción por la oportunidad de elegir y mejorar, los lugares, salarios y condiciones, un factor clave para hablar de migración es el costo económico de esta, implicando el viaje y la llegada al país de recepción, además de los trámites de visa. Para estos costes Chile, no se encuentra preparado, pues a pesar de contar con una serie de tratados, no cuenta con leyes para el flujo de migrantes, debido a que aún, la política migratoria está basada en la doctrina de seguridad nacional, instaurada durante la dictadura de Pinochet, existiendo por ello una mala percepción cultural de la migración (Stefoni, 2011).
Los inmigrantes tienden a ser vistos como mano de obra accesible, lo que va ligado a bajos sueldos y condiciones sociales precarias, ello permitido por la falta de protección legal de estas comunidades. La larga data de migrantes internacionales en Chile, refiere a personas que viven situaciones de pobreza, conflictos bélicos o temen por su vida en sus lugares de residencia, este hecho los lleva a buscar nuevos países de residencia. En esta búsqueda, muchas personas viven “nuevos actos de violencia que en algunas ocasiones no se verbalizan, por el temor a emigrar a sus zonas de residencia” incluso desde los propios países receptores (Tijoux y Córdova, 2016).
El golpe militar en Chile, introdujo quiebres en todo ámbito, incluyendo cambios en la legislación migratoria, la paranoia del comunismo y su idea de formación del enemigo interno por influencia extranjera, radicalizó la idea de un migrante indeseado y la amplió a todo extranjero, resultando en una serie de controles que dificultan la entrada de migrantes al país, con la doctrina de seguridad nacional en 1975 (Stefoni, 2011). Esta situación se evidencia en la actual democracia, donde para el mundo, Chile ofrece condiciones únicas al migrante, pero esto solo esconde el rechazo del Estado y la sociedad, arrastrando constantemente, para ellos, una condición de inferioridad y desprotección (Tijoux y Córdova, 2016).
Estos se expresan en restricciones al acceso a la educación Chile, el cual presenta un inconveniente de índole económico para los migrantes, por lo caro del sistema educativo nacional, esta circunstancia incide en que los migrantes adultos decidan venir solos y enviar dinero a sus familias para mantener a sus hijos allá, en el país de origen. Por esto Chile trabaja en la inserción de estos niños en colegios, con matrículas provisorias en caso de no tener visas (Stefoni, 2011). Tal fue el caso de la niñez peruana en Chile, que fue un proceso convertido en desafío de integración social (Pavez, 2012).
La niñez y migración son fenómenos sociales que se engloban en las circunstancias de los niños que participan de procesos migratorios. La infancia en Hispanoamérica aún continúa con una mirada marginal en cuanto a estudios, siendo un objeto de investigación parcelada entre los estudios familiares y educativos. La sociología estudia la infancia como una construcción social variable en términos históricos, económicos y políticos; viendo en el concepto de la niñez una fase de desarrollo y socialización, pero la participación de los niños en la decisión de su propia migración también es un debate conceptual (Pavez, 2012).
En Chile, la consideración hacia el inmigrante y la de los descendientes de estos, depende fundamentalmente de la capacidad económica de las familias, aquellas que provengan de países empobrecidos, con un bajo nivel socioeconómico, según García (2008) son catalogados de inmigrantes, se asocia entonces la condición del país de origen en general a la situación particular del migrante. De igual forma se utiliza la categoría de inmigrante para determinar personas, para colmo se cataloga como inmigrantes. a niños nacidos en el lugar de destino, solo por ser hijo de inmigrantes, sin necesidad de haber tenido movilidad propia (Pavez, 2012).
En la salud existen barreras y problemas en el tipo de servicio que reciben, pues la ley actual no permite el acceso inmediato, lo que llevó a la creación de programas para resolver las dificultades. Uno de ellos es el de atención a la mujer embarazada, quien debe recibir atención, tenga o no visa. El hijo de esta mujer será chileno (ius solis) y la madre obtendrá residencia temporal. Sin embargo, este derecho a salud no termina siendo suficiente pues aún siguen existiendo dificultades en consultorios, salas de clase o trabajos (Stefoni, 2011).
Exclusión y discriminación
Dentro de las categorías de racismo y discriminación se encuentran la discriminación por fenotipo, la personalidad y nacionalidad. Su estimación respecto al color de la piel es coherente con los valores dominantes de la sociedad occidental, una de las formas que opera el racismo discursivo es mediante el énfasis de los grupos positivos del grupo dominante y la minimización de los oprimidos, con apreciaciones que descalifican las instituciones externas respecto de las chilenas, determinando la nacionalidad como marca de exclusión (Pavez, 2012).
Todo esto al amparo de una sociedad que no realiza una inclusión, solo se presta a estigmatizar y ejercer distintos tipos de violencia, el racismo que se evidencia en todos los ámbitos de la cotidianidad, sectoriza espacialmente a los migrantes, destinándolos a ciertos barrios o sectores, de hecho, tendrán un desarrollo social, con chilenos que también son ciudadanos de segunda clase, abandonados y en condiciones de precariedad total, es decir se les considera pobres, por lo tanto deben vivir donde viven los pobres. Ambos grupos humanos, que son un problema para el Estado, son ocultados como problemática tanto a la población local como mundial (Tijoux y Córdova, 2016).
Chile no se reconoce como país de origen de migrantes, pero si recibe familias que buscan nuevas oportunidades por las carencias en lo económico, en la seguridad, produciendo un alza en las migraciones de Colombia, Ecuador y Perú. El estudio de peruanos y colombianos en el norte de Chile indica que la población colombiana presenta mejores resultados que la peruana, dejando también entrever la mala percepción que hay en Chile de los peruanos, lo que podría incidir en cómo se relacionan con la sociedad chilena (Urzúa et al., 2015).
Variados estudios destacan los efectos de la aculturación sobre lo físico y psicológico de la persona inmigrante, entre los cuales están; los sentimientos de rechazo, ansiedad, aislamiento o depresión. Estos pueden ser provocados por “estresores interpersonales” como falta de apoyo, cambio de rol de género, conflictos, etc.; también se encuentran los “estresores instrumentales y ambientales” se encontrarán fenómenos como; la falta de bienes y servicios, empleo, lenguaje, vivienda, educación, etc.; y los estresores sociales, que agrupan las dificultades de residencia, el estatus migratorio y la discriminación (Urzúa et al., 2017).
Respecto del choque cultural y la dificultad en la aculturación, se identifican dos dimensiones de adaptación que son “aprendizaje cultural y la comunicación” y el “manejo de las distancias sociales”, las que confirman que dicha dificultad de interacción e inserción, se basa en las diferencias: lingüísticas y con el grupo o contexto social, presentándose como una minoría étnica, lo que significa que este, presenta importancia demográfica en la sociedad donde se establecieron, por eso su cultura, comida y tradiciones, se visibilizan (Urzúa et al., 2017).
La población migrante, durante los últimos años, ha tenido que radicarse en los campamentos, un 28% de población migrantes vive en condiciones precarias en esos asentamientos informales, con posesión de terrenos y con organización comunitaria. A nivel nacional más de la mitad de los hogares conformados en campamento, no tiene acceso a agua potable, ni a alcantarillado. Además, casi un 48% de ellos no cuenta con acceso a electricidad. Esta opción de vivienda aparece como una solución frente al mercado inmobiliario, sobre todo tras ver el nivel de abuso de los dueños de conventillos o viviendas.
Entre el 2011 y 2017 disminuyó el déficit habitacional en el país, pero las familias que viven en campamento han presentado un alza, a nivel nacional salieron 2600 familias de campamentos, pero en su reemplazo llegaron 4600, con un total de 800 familias extranjeras que habitaban en 36 campamentos, provenientes de países como Colombia (32,3%) Bolivia (32,4%) y Perú (27,1%), además de encontrarse dominicanos que también llegan a la obtención de su vivienda por esta vía (López, Flores y Orozco, 2018).
Dentro de los extranjeros radicados en Chile, estos optan por vivir en ciudades, principalmente en Santiago, como una forma de rápida inserción laboral, los que eligen regiones, se asientan mayoritariamente en el norte, ocupando barrios estigmatizados socialmente, mientras que los que habitan el centro sur del país, presentan condiciones muy precarias. La llegada a los campamentos es un reflejo fiel de la vulnerabilidad que viven los inmigrantes en el país, incluso empeora por situaciones como el alcoholismo, la drogadicción y la delincuencia sumado a la falta de servicios, sin embargo, de los encuestados en el norte de Chile, pocos desean regresar a su país de origen (López et al., 2018).
Las personas de un nivel socioeconómico menor suelen presentar actitudes negativas hacia los inmigrantes, aunque no se evidencia una diferencia entre si es hombre o mujer, existen autores que señalan que “las mujeres generan una menor aprobación hacia la inmigración” (Cirano, Espinoza, Jara, 2017), sin embargo, la experiencia también indica que luego de conocerlos cambian su percepción. También dentro de los condicionantes que pueden aumentar las actitudes negativas hacia los inmigrantes se encuentra el nivel socioeconómico de la población receptora, ya que a menor nivel estos son percibidos como competencia laboral y con mayor proximidad (Cirano et al., 2017).
Por otro lado, los niveles más altos de ingresos, muestran mayor interés por la diversidad cultural que portan los inmigrantes, lo que coincide con la visión de población joven, de nivel educacional superior y donde se estima que la misma percepción positiva se encontraría en las regiones rurales y no fronterizas (Cirano et al., 2017). La edad de la persona es un predictor importante sobre la percepción de inmigración. “Así, a menor edad, se presentan opiniones más tolerantes hacia distintos asuntos sociales, tendiendo a percibir la heterogeneidad cultural como algo enriquecedor” (Schalk-Soekar, Van de Vijver y Hoogsteder, 2004); (Cirano, Espinoza, Jara, 2017).
Metodología
El estudio se basa en tres tipos de fuentes de información, las que constan de; registros administrativos, con datos recogidos hasta el año 2019, encuestas específicas como la CASEN y los censos de población y vivienda, desde el año 1992 en adelante. Para realizar los análisis se debe tener presente que, cuando se comparan las cifras presentadas por una institución del Estado, se deben tener los cuidados metodológicos respectivos, considerando el tipo de fuente, objetivos, finalidad, alcance y la población a la que hace referencia cada una de esas fuentes (INE, 2017).
La investigación con enfoque cuantitativo, sigue un modelo de corte deductivo y carácter documental, ya que, está basada en conclusiones de leyes y normativa existente, las que serán comparadas con la realidad observada y registrada por los diversos procesos de medición vigentes a nivel nacional; como los censos de población y vivienda (INE), encuestas específicas (CASEN) y registros de tramitaciones (DEM). La forma de plasmar los datos recopilados, sigue el curso de lo general a lo específico, a través de la composición de gráficos, tablas y mapas que permiten un mejor análisis de la localización de los migrantes internacionales.
La población foco de estudio, son los migrantes internacionales, radicados en las ciudades de Chillán y Chillán Viejo, sin embargo, para lograr analizar la dinámica de la población migrante y las características que distinguen a las que llegan a la zona, se realiza un análisis a nivel nacional, regional y comunal, mediante las comparaciones de los últimos tres censos de población y vivienda, comparación de las últimas encuestas casen y de la compilación de datos de ingreso y permanencias de estos en el país que administra el departamento de extranjería y migración (DEM), pertenecientes al Ministerio del Interior y Seguridad Pública, durante los últimos años.
La forma de recolección de datos para la realización de este estudio consiste, como ya se mencionó, en el análisis de diversas fuentes estatales de medición como; registro de entradas y salidas del país; el registro de solicitudes; otorgamientos de visas y permisos de permanencia temporal y definitiva; el registro de hechos vitales como nacimientos, defunciones y matrimonios. El registro de entradas y salidas del país que lleva la Policía de Investigación del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, es una fuente continua que capta los flujos de ingresos y salidas al exterior por los diversos controles fronterizos (terrestres y aéreos), tanto de extranjeros, como chilenos. (INE, 2017).
Los registros de solicitudes, otorgamientos de visas y permisos de permanencia. Son ejecutados por el Departamento de Extranjería y Migración (DEM) del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, capta los flujos de las personas extranjeras que solicitan residir temporal o definitivamente en el país, diferenciando entre cosas los países de origen, o si la solicitud terminó en un otorgamiento o rechazo. Además de contar con otros datos demográficos básicos, las variables para identificar la migración son nacionalidad, país de origen, año de la solicitud u otorgamiento (INE, 2017).
El segundo instrumento de medición utilizado, se trata de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), que desde el año 2006 permite cuantificar y caracterizar a la población inmigrante internacional residente en Chile (CASEN, 2017). Esta consiste en una encuesta específica, cuyo principal propósito es obtener información estandarizada acerca de la pobreza o gasto social, dichos resultados utilizan para elaborar estadísticas sobre los aspectos o características de la población. De esta forma, en la encuesta, se pueden obtener las características de la población migrante capturada en su sondeo, pero se debe tener presente que la población migrante representa un porcentaje bajo, respecto de la población total, alcanzando menos del 5% (INE, 2017).
Para determinar la población migrante la encuesta Casen pregunta “¿Cuándo usted nació?, ¿En qué comuna o país vivía su madre?” (INE, 2017). Se pregunta por el lugar en que vivía la madre en vez del lugar de nacimiento, debido a que el nacimiento pudo haber ocurrido en algún recinto hospitalario de una comuna distinta a la residencia de la madre o en el caso de los lugares cercanos a la frontera, en el país vecino (Ministerio de Desarrollo Social, 2017). A sí mismo, esta encuesta no se realiza en todas las comunas del país y tampoco tiene como objetivo principal la caracterización de población migrante, por lo que al desagregar esta información por dos o más variables, los resultados pierden el nivel de representatividad (INE, 2017).
Como tercer y principal instrumento de medición, se utilizan los Censos de población y vivienda, los que consisten en un operativo estadístico que considera la enumeración y caracterización del total de la población de un país. Los censos de población son la única fuente que entrega de manera directa la información del total de inmigrantes que se encontraban en el país en un momento determinado. Gracias a su gran alcance, incluso en áreas geográficas menores, permite caracterizar a los inmigrantes de acuerdo con las distintas preguntas consideradas en el cuestionario censal (INE, 2017).
El Censo de población y vivienda oficial más reciente, corresponde al efectuado el pasado 19 de abril de 2017. Al igual que los censos anteriores fue un censo de “hecho”, considerando un recuento de la población presente en el territorio nacional durante el momento censal (las 00:00 horas del 19 de abril). En este tipo de censo, se empadrona a todas las personas presentes en el territorio nacional, independientemente de si son residentes habituales o no. Lo anterior es muy importante debido a que la migración implica un cambio de la residencia habitual de las personas y ésta última puede coincidir o no con el lugar de empadronamiento (INE, 2017).
Una vez recopilados todos los datos necesarios para el establecimiento de la localización de los migrantes, se procede a la clasificación de estos de acuerdo al orden ya mencionado, que consiste en el análisis de lo general, es decir, los datos a nivel país, hacia lo específico, que finaliza en las ciudades de Chillán y Chillán Viejo, todo esto con el fin de caracterizar la población migrante, que finalmente escoge residir en la zona analizada. Dichas gráficas se dividen en tres principales formas que son, gráficos, con sus variaciones de tipo, tablas y mapas que son trabajados a través de programas como el sistema de Información Geográfica de software libre para plataformas, QGIS 3.6.0.
Se grafican datos de los trámites realizados por los migrantes internacionales, los que se distinguen entre permanencias definitivas, visas otorgadas y solicitudes de visa, los que de igual forma que los instrumentos anteriores, ayudan a diferenciar las diversas concentraciones de población en cada región del país, mostrando así la dinámica de los procesos migratorios, y caracterizando de una forma general los grupos. Así como, es fácil realizar comparaciones a nivel nacional, también se encuentran ciertos inconvenientes en esta labor, como en el caso de los censos de población, lo cuales no distinguen a los hijos de inmigrantes, imposibilitando su análisis.
A nivel regional, como región de Ñuble, se logran analizar los datos de forma distintiva en cada uno de los instrumentos de medición, sin embargo, para esto se debe realizar un análisis especial en cada uno de los instrumentos realizados antes del año 2017, ya que la región de Ñuble como tal, fue promulgada el año 2017 y oficialmente pasó a ser región durante el año 2018. Por lo que anteriormente Ñuble era una de las cuatro provincias de la región del Biobío, por lo cual, al analizar los datos, se toma esta región y se especifica en los datos provinciales. Es solo en el censo del 2017, y en los trámites realizados en el departamento de Extranjería y migración durante el año 2018 y 2019, donde Ñuble figura como región oficial.
A nivel comunal, es donde menos información oficial se recoge, ya que, las mediciones tanto de la encuesta CASEN, como de los trámites, recopilados por el departamento de migración y extranjería, no se realizan en niveles tan específicos, como la zonificación local, sino que solo logran abarcar grandes zonas, es por esto que, para la información de las ciudades, se ocupa la información comunal que los censos entregan, por su gran alcance territorial. Es gracias a este instrumento que en este nivel se realizan gráficos y mapas que distinguen los alcances y que permiten caracterizar la población migrante local.
Resultados
La cantidad de inmigrantes internacionales corresponde al número de personas que declararon haber nacido fuera del país: la información del indicador de 1992 corresponden a todos aquellos habitantes que declararon otro país de residencia en 1987; asimismo la información del indicador de 2002 corresponde a los datos de todos aquellos que declaran otro país de residencia en 1997; finalmente respecto de aquella data referida al censo de 2017 la información corresponde a todos aquellos que declararon otro país de nacimiento. Es decir, en la cifra se excluyó a los nacidos en otro país que durante el momento censal estuviesen presentes, pero residiesen habitualmente en otro país (transeúntes).
En el censo de 1992, cuando la población de Chile mantenía 13.348.401 habitantes, los migrantes internacionales corresponden al 0,86% (114.597) de ese total, la distribución por sexo corresponde a 56.393 mujeres equivalente al 49.2% del total de migrantes internacionales y 58.204 hombres correspondientes al 50.8% del total, lo que evidencia una mayor proporción de hombres migrantes (INE, 1992).
Respecto del censo de 2002, cuando la población total en Chile correspondía a 13.965.359 personas, cabe indicar que el porcentaje de migrantes internacionales en el país corresponde a 0.87% (121.179 personas), los datos desagregados por sexo muestran 60.760 mujeres (50,1%) y 60.419 hombres (49,9%), lo que demuestra un aumento de la población femenina migrante. El censo de 2017, indicó que la población total de Chile corresponde a 17.256.428 personas, donde el porcentaje de inmigrantes corresponde al 4,5% (784.685 personas), de las que 395.097 (50,4%) son hombres y 389.588 (49,6) mujeres, demostrando que en la actualidad existe una mayor migración de mujeres.
La información censal respecto de la población migrante internacional en el país, como contexto para el presente estudio, se complementa con datos de la encuesta CASEN (2017), la cual se realiza actualmente cada 2 o 3 años, y tiene por objetivo conocer la situación de los hogares especialmente de los que se encuentra en situación de pobreza, caracterizar dichos hogares, evaluar los programas sociales y “caracterizar a la población por nivel de ingreso de los hogares, según sus condiciones habitacionales, educacionales, inserción al mercado del trabajo, composición de los ingresos familiares y otras variables relevantes” (Redatam, 2017).
La CASEN se basa en los antecedentes del último Censo de Población y Vivienda, en cuanto a material cartográfico, así como información de población y vivienda. Junto a ello, para determinar la cantidad de inmigrantes internacionales, esta encuesta incluye, desde el año 2006, un conjunto de preguntas que permite cuantificar y caracterizar a la población inmigrante internacional residente en Chile. Donde se entiende por población inmigrante internacional, cuya madre residía en otro país al momento de nacer. Por tanto, se considera el criterio de "migración de toda la vida". Este concepto de inmigrantes, incluye a personas cuya nacionalidad puede ser chilena o extranjera. En cambio, no considera a hijos/as de inmigrantes, en caso que hayan nacido en Chile (Casen, 2017).
Los datos de la encuesta CASEN 2017, evidencian que desde el año 2006 existe un incremento de la proporción de inmigrantes internacionales en el país, si para ese año se contabilizan 154.643 personas, las que representan un 1,0% del total de la población, en 2017 la cantidad se había incrementado a 777.407 personas lo que significa el 4,4% del total de la población, donde se evidencia un incremento continuo en lo referido al arribo de población migrante con el paso de los años. Lo que proyecta incluso un aumento sostenido en los próximos años.
La comparación entre los datos de la encuesta CASEN del 2015 y 2017, muestran que la nacionalidad de los migrantes sigue siendo representativa de países latinoamericanos, como: Perú, Argentina, Venezuela, Colombia, Haití, entre otros. Es preciso aclarar, qué en el caso de los migrantes de Venezuela y Haití, representan la nueva oleada de población arribada al país, suceso que se relaciona con la inestabilidad política, social y económica que presentan dichos países en la región. Del mismo modo, de acuerdo a datos del INE, no se constatan cambios fundamentales en la procedencia de los inmigrantes.
Si bien los datos de 1992 muestran que la mayoría de los migrantes provenían de Argentina (431); Estados Unidos (72); Brasil (58); Alemania (49) y Venezuela (42). En 2002 los argentinos (359) lideran nuevamente la migración, igual que Estados Unidos (89), incorporándose otros países latinoamericanos, como Ecuador (79) y Perú (39). Asimismo, el leve crecimiento ulterior muestra que, del total de inmigrantes, para 2017, quienes lideran la migración extranjera son los ciudadanos provenientes de Argentina (15.8%) y Colombia (10.8%), seguidos por Haití (10.4%), Venezuela (10.3%), Ecuador (8.4%), y Perú (7.2%).
A nivel regional, para realizar la comparación de los últimos tres censos, se recurre al análisis de la antigua Región del Biobío, que albergaba a Ñuble como una más de sus provincias, es por esto, que los censos de 1992 y de 2002 no contemplan la actual Región de Ñuble como autónoma, pues esta, fue decretada en agosto del 2017 y oficialmente se separa de la Región del Biobío, el 5 de septiembre de 2018. Situación que obliga a que el análisis del 1992 y 2002 sean de forma provincial y sólo en el 2017 regional. A continuación, se representa el mapa de la antigua región del Biobío, con sus cuatro provincias y la respectiva separación actual de las regiones.
Ñuble, durante los últimos años, ha registrado un fuerte aumento de la población migrante, especialmente después de ser promulgada región, en el 2017, lo que se refleja en el gráfico que compara los números presentados por la Provincia y posteriormente Región de Ñuble, durante los tres últimos censos. En el censo del 1992, cuando la Provincia de Ñuble contaba con 419.249 personas, la población migrante presenta un 0,22% del total, con 935 personas extranjeras. Durante el censo de 2002, la población provincial llegaba a 438.103 personas, los migrantes representa de igual forma el 0,22%, con 980 personas. Finalmente, el año 2017, la población extranjera en la región alcanza un 0.59%, con 2.843 personas, que demuestran notoriamente su incremento.
Dentro de los migrantes censados durante el 2017, encontramos un alto número de argentinos, con 592 personas, es decir un 20,8% del universo de migrantes regional, de las que un 27,7%, es decir, 164 personas oscilan entre los 20 y 29 años, seguidos por un grupo no menor de, 150 personas, que corresponden a un 25,3% de migrantes argentinos que se declaran entre los 30 a 39 años. Como segundo gran grupo de migrantes en Ñuble, se presenta la población colombiana, los que corresponden a 403 personas, que es un 14,1% del total, el cual se compone principalmente por personas entre los 30 a 39 años, con 124 personas, es decir un 30,7% de colombianos, seguido por el grupo que tiene entre 20 y 29 años, los que representan el 21,8% con 88 personas.
Como tercer gran grupo a nivel regional, se presenta la población de Haití, con 389 personas, las que representan un 13,7% de extranjeros en Ñuble. Las edades de la población haitiana, sigue el mismo patrón presente en la mayoría de los países graficados, donde los mayores grupos se encuentran entre los 20 y los 49 años. Siguiendo esta lógica es que el grupo con la primera mayoría corresponde a las edades entre 20 y 29 años, con 181 personas, es decir un 46,5% proveniente de la isla, grupo que es seguido por el de 30 a 39 años quienes presentan el 37,3% con 145 personas.
Perú | Argentina | Venezuela | Ecuador | Colombia | Haití | Bolivia | Otro | |
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Región de Ñuble | 7,2 | 15,8 | 10,3 | 8,4 | 10,8 | 10,4 | 3,7 | 32,8 |
Chillán | 6,9 | 13,8 | 12,5 | 10,1 | 11 | 10,7 | 3,6 | 31 |
Bulnes | 4,4 | 17,5 | 0,9 | 1,8 | 7,9 | 17,5 | 1,8 | 48,2 |
Cobquecura | 6,2 | 18,7 | 0 | 0 | 12,6 | 0 | 0 | 56,3 |
Coelemu | 10,7 | 35,7 | 10,7 | 0 | 17,9 | 3,6 | 0 | 21,4 |
Coihueco | 15,4 | 15,4 | 4,8 | 1,6 | 6,6 | 17,1 | 4,1 | 35 |
Chillán Viejo | 4,3 | 22,4 | 15,2 | 1,4 | 12,8 | 12,9 | 2,4 | 28,1 |
El Carmen | 0 | 14,3 | 0 | 0 | 19 | 0 | 14,3 | 47,6 |
Ninhue | 76,9 | 7,7 | 0 | 7,7 | 7,7 | 0 | 0 | 0 |
Ñiquén | 7,1 | 25 | 3,6 | 0 | 10,8 | 17,9 | 3,5 | 32,1 |
Pemuco | 0 | 35,7 | 0 | 7,1 | 21,4 | 7,2 | 0 | 28,6 |
Pinto | 11 | 20,5 | 0 | 1,4 | 8,2 | 0 | 1,4 | 56,1 |
Portezuelo | 25 | 12,5 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 62,5 |
Quillón | 2,2 | 11,9 | 7,5 | 7,5 | 9,6 | 9,7 | 4,3 | 47,3 |
Quirihue | 0 | 12 | 0 | 24 | 20 | 0 | 4 | 40 |
Ránquil | 0 | 54,5 | 0 | 9,1 | 0 | 0 | 18,2 | 18,2 |
San Carlos | 8,6 | 24,3 | 4,5 | 10,8 | 6,3 | 6,3 | 3,6 | 34,7 |
San Fabián | 0 | 31,3 | 0 | 0 | 12,5 | 0 | 18,7 | 37,5 |
San Ignacio | 2,2 | 13,4 | 11,1 | 0 | 0 | 26,7 | 6,6 | 28,9 |
San Nicolás | 0 | 7,7 | 0 | 10,2 | 25,6 | 10,3 | 7,7 | 38,5 |
Trehuaco | 16,7 | 16,7 | 0 | 0 | 8,3 | 0 | 8,3 | 33,3 |
Yungay | 12,7 | 28,6 | 1,6 | 3,1 | 20,6 | 0 | 4,8 | 28,6 |
Fuente: INE, 2017
Respecto de los porcentajes de inmigración internacional, de acuerdo a su residencia, por comuna, el censo 2017 indica que los residentes de Perú, presentan mayores niveles de presencia en las comunas de Ninhue (principalmente), Portezuelo, Trehuaco, Coihueco y Yungay. Los residentes provenientes de Argentina se encuentran presentes en todas las comunas de la región, pero su presencia tiene mayor relevancia en las comunas de Ránquil, Coelemu, Pemuco, San Fabián, Yungay, Ñiquen y San Carlos. Los inmigrantes venezolanos mantienen mayores niveles de presencia agrupados principalmente en las comunas de Chillán y Chillán Viejo, además de San Ignacio, Coelemu, Quillón, San Carlos y Coihueco.
Del mismo modo los ecuatorianos se encuentran principalmente agrupados en las comunas de Quirihue, San Carlos, San Nicolás, Chillán, Ránquil y Ninhue. Los colombianos se encuentran presentes de forma homogénea en las comunas de San Nicolás, Pemuco, Yungay y Quirihue (principalmente). Respecto a los residentes provenientes de Haití, su presencia preferentemente ocurre en las comunas de San Ignacio, Ñiquen, Bulnes, Coihueco y la intercomuna de Chillán-Chillán Viejo preferentemente.
Como ya se ha comentado durante el planteamiento del problema, el foco de esta, está situado en las ciudades de Chillán y Chillán viejo, las que se distinguen en el siguiente mapa, donde se observan ambas, junto al porqué de su interrelación, dada la cercanía entre ambas. La intercomuna, según el censo del 2017, cuenta con un total 215.646 personas, donde, Chillán Viejo cuenta con una población total de 30.907 personas, mientras que Chillán aporta con una población total de 184.739 personas, relación que se explica con la superficie que abarca cada una de las comunas.
Dentro de la población migrante en las ciudades de Chillán y Chillán Viejo, se distinguen dos aspectos muy generales, primero que todo, es la relación numérica entre la cantidad de población extranjera respecto del tamaño de cada ciudad, donde evidentemente Chillán destaca con números mucha más elevados y como segundo punto es que los grupos etarios que más destacan, debido a su cantidad de población, son los que están entre los 20 y los 49 años. En la ciudad destacan los grupos de 20 a 29 años con 693 personas, mismo número que presenta el grupo de 30 a 39 años, seguido por 420 personas entre los 40 y 49 años; en Chillán Viejo, situación similar, donde se presentan 57 personas entre los 20 y 29 años, 58 entre los 30 y 39 años y 27 que van entre los 40 y 49 años, siendo todos población definida como económicamente activa.
Finalmente, en este mapa síntesis podemos observar que, la población migrante se encuentra dispersa en distintos sectores de las ciudades de Chillán y Chillán Viejo, sin seguir algún patrón de distribución, más allá, de lo que sus ingresos le permiten, ya que dentro de estas ciudades, el sector norponiente es donde radican los sectores con mejor situación socioeconómica, donde se perciben grupos conformados entre 100 a 150 personas, por manzana, por otro lado también se encuentran grupos entre 150 a más de 200 personas en manzanas del extremo sur poniente de la ciudad, donde se distinguen clases sociales más bajas y/o vulnerables.
Conclusiones
El aumento de la población migrante internacional en Chile, se ha graficado con aumentos significativos dentro del territorio nacional, levantando una serie especulaciones, mitos y rumores en la población local, especialmente dentro de la clase baja, donde se convive en directamente con los migrantes de más bajos recursos, los que son vistos, por esta misma población nacional, como una amenaza; es así como existe una extrapolación de la realidad y surgen los rumores en torno a la cantidad de migrantes y sus costumbres. Este es el origen del estudio, para medir la situación de los migrantes dentro de la ciudad de Chillán.
De acuerdo a los análisis, se concluye que, la cantidad y características de la población migrante en Chile, han sufrido variaciones en los últimos dieciocho años y que los números reales varían mucho de la percepción que tiene la población de este movimiento. Esta dinámica migratoria ha tenido un amplio alcance en cuanto a geografía, llegando sobre todo, a sectores donde no se tenía mayor presencia de comunidad migrante, lo que lleva a un cambio en la conducta de los lugareños en cuanto a la migración.
A nivel nacional, el número de migrantes, presenta una variación, que va desde el 0.86% del total de la migración en 1992, a un 4,5% del total de la población censada durante el 2017, lo que demuestra que a pesar de vivir un aumento, continúan siendo muy pocos en comparación a la población total, lo que destruye una de las creencias que exagera el aumento real de esta población y da ciertas características de la población que entra al país.
La región de Ñuble, desde que se desligó de la región del Biobío, con administración independiente, presenta de igual forma, un aumento sostenido, en relación al aumento nivel país, todo esto de acuerdo al tamaño e importancia económica que posee la región. Es así, como Ñuble, en el año 1992 posee 935 personas extranjeras, de una población total de 419.249 representando un 0,22%, siendo una de las cuatro provincias del Biobío.
Hacia el año 2017, en Ñuble la situación presenta un aumento, presentando un 0.59% de migrantes dentro de su población, con 2.843 personas de un total de 480.609 personas en total. Respecto a este comportamiento, se vive una contraposición, puesto a nivel nacional evidenciamos un flujo migratorio alto, en los últimos cinco años en donde se presenta un arribo de migrantes que va en aumento, los cuales tienden a residir en zonas con mayores posibilidades de encontrar trabajo, servicios básicos, familiares o amigos en los cuales se puedan apoyar en primera instancia.
En el caso de las ciudades de Chillán y Chillán Viejo, la población migrante de igual forma, presenta un incremento, sin embargo, no es tan factible evidenciarlo, debido a la falta de datos específicos en los informes nacionales. Respecto a estas ciudades, se vive una contraposición pues a nivel nacional, el flujo migratorio es alto. Donde, en los últimos cinco años en donde se presenta un arribo de migrantes que va en aumento, y que tienden a residir en zonas con mayores posibilidades de encontrar trabajo, servicios básicos, familiares o amigos en los cuales se puedan apoyar en primera instancia, los que también son factores que inciden a la hora de residir en la intercomuna de Chillán y Chillán Viejo, pero que muestran una tasa de población migrante baja comparada a ciudades del norte del país o de la región metropolitana.
Es interesante abordar el tema de los migrantes dentro del contexto de crisis social, vivida durante el pasado 2019, cómo influirá esta, en la localización de los migrantes, respecto de los datos obtenidos durante el censo del 2017, y si el transcurso de los años, aumenta la información, haciéndola más específica, en cuanto a las comunas y ciudades que componen esta naciente región, ya que solo se puede especificar que en Ñuble, se extrapolan los datos de nivel nacional a un nivel comunal más pequeño en número y superficie, continuando con la misma dinámica y características.
Por otra parte, también queda sujeto a estudio, que sucede con la relación en cuanto a la dinámica de migrantes según sexo, donde hombres presentan mayoría en el país, diferencia que se observa de igual forma, en el ámbito laboral, donde ellos poseen una situación más estable, a cambio de una remuneración que puede darse en especies o dinero, mientras que la mujer suele desempeñarse en labores hogareñas y en el plano educacional acceden a los niveles superiores de la enseñanza formal en menor cantidad que los hombres.
Finalmente, concluimos que la población de Chillán y Chillán Viejo se encuentran compuestas por un pequeño porcentaje de migrantes, los que se ubican específicamente en los barrios más periféricos de la ciudad, siguiendo la dinámica de la distribución socio espacial que poseen los sectores, donde los migrantes que cuentan con mejores ingresos se ubican en el sector nororiente de la ciudad de Chillán, mientras que los de menos recursos en los sectores más populares de ambas ciudades, como el sector suroriente de Chillán y el sur-poniente de Chillán Viejo, dejando en claro que, no hay factores específicos para esta localización, sino que, solo siguen lo que económicamente les conviene dentro de lo que pueden acceder.
Agradecimientos
Agradecemos al profesor Juan Emilio Rivas Maldonado, nuestro guía de tesis, por su buena disposición y compromiso docente, acorde a la enseñanza que nuestra tesis de pregrado de profesoras de historia y geografía, nos debía dejar para el futuro; por su apoyo constante, recomendaciones, confianza y buena energía, que nos motivó a conseguir un buen resultado en cada una de las etapas que compuso el proceso investigativo. Además, le agradecemos enormemente, la oportunidad de realizar este artículo que sintetiza nuestra investigación.
Referencias
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