Golpe de Estado en las ciudades de Chillán y San Carlos, 1973

Coup D'État in the cities of Chillán and San Carlos, 1973

Resumen

Este artículo tiene por objetivo estudiar el impacto del golpe de Estado efectuado en Chile el año 1973, en escala local, enfocando el estudio en la ciudad de Chillán. Para ello se buscará comprender las dinámicas locales previas al golpe de Estado en la capital de la región de Ñuble que permitan explicar el despliegue cívico-militar represivo en la zona, analizando cómo se llevó a cabo el gobierno de la Unidad Popular, cuál fue la correlación de fuerzas y los principales actores políticos.

Para ello se estudiará este proceso desde la perspectiva de la nueva historia política chilena, tomando como fuentes entrevistas realizadas por el autor a militantes que sobrevivieron a la dictadura, problematizando la perspectiva de la memoria histórica, situándola como objeto y sujeto de estudio de la historia contemporánea chilena.

Summary

This article aims to study the impact of the coup d'état carried out in Chile in 1973, on a local scale, focusing the study on the city of Chillán. To do this, it will seek to understand the local dynamics prior to the coup d'etat in the capital of the Ñuble region that explain the repressive civilian-military deployment in the area, analyzing how the government of Popular Unity was carried out, which was the correlation of forces and the main political actors.

For this, this process will be studied from the perspective of the new Chilean political history, taking as sources interviews carried out by the author with militants who survived the dictatorship, problematizing the perspective of historical memory, placing it as an object and subject of study of history Chilean contemporary.

Palabras claves

Unidad Popular – Golpe de Estado – Memoria histórica

Keywords

Popular Unity – Coup d'état – Historical memory

Introducción

Tanto la historiografía oficial, como la historiografía canónica de izquierdas, han enfocado el análisis de la Unidad Popular y el golpe de Estado en Chile desde Santiago1, incluyendo a las provincias como apéndices o reflejos de lo ocurrido en la capital. Si bien es cierto que un porcentaje no menor de la población chilena se ubicaba en esta región, y que además gran parte de los procesos de transformaciones del gobierno popular tienen lugar en el Gran Santiago2, las provincias no estuvieron tan alejadas de la vía chilena al socialismo, sin perjuicio de advertir la especificidad de cada región, en donde demandas históricas intentaron ser canalizadas a través de las organizaciones sindicales, partidos políticos, e instituciones de gobierno.

La zona conocida como la región de Ñuble, un territorio eminentemente agrícola, con presencia de latifundios3, y una sociedad fundamentalmente conservadora, constituye el espacio en donde el proceso político que desembocó en la elección de Salvador Allende como presidente de Chile a nivel nacional, tuvo matices que son necesarios exponer, no tanto para situar su especificidad per sé, sino porque contribuye a comprender la vía chilena al socialismo en un espacio local –o regional.

Para llevar a cabo este propósito, se propone situar la memoria histórica como elemento principal en esta investigación, ya que el objetivo consiste no sólo en exponer la instalación del gobierno de la Unidad Popular, y la consiguiente represión, sino cómo se percibieron estos procesos, a través de testigos de la época.

La base documental de la investigación, la conforman entrevistas a doce personas que, tanto por su militancia como por sus vivencias, contribuyen a la investigación. Es así como, en coherencia con las vivencias y relatos transmitidos por las y los entrevistados se buscará la reconstrucción de una historia de la Unidad Popular en la zona de Ñuble, específicamente las ciudades de Chillán y San Carlos –las principales ciudades de la región-, analizando el despliegue histórico de las políticas de gobierno en la zona, para concluir con el impacto del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, y la represión que se dio a lugar en la zona.

Desarrollo

Los caminos de la memoria

La memoria histórica se ha posicionado en el debate no sólo a nivel historiográfico, sino que también político, en una posición que busca exponer el conjunto de experiencias y recuerdos de una época que aún golpea el presente nacional, por las consecuencias sociales, políticas y un modelo económico aún vigente.

Además, la memoria ha sido necesaria para sanar heridas y reencontrarse con un pasado que duele (Traverso, 2016, p. 17), y trae nostalgia, por lo que su recurso trae una serie de efectos que enriquecen la investigación, pero que también pueden provocar dificultades a la hora de analizar un proceso histórico. Podríamos decir que existen tres elementos que permiten enriquecer una investigación histórica a través de la memoria:

  1. Las experiencias relatadas surgen usualmente desde la emocionalidad, complementando una reflexión estrictamente intelectual sobre el proceso que se está estudiando, es decir, la memoria permite rememorar las sensibilidades y expectativas de lo relatado.
  2. La memoria histórica permite, sobre todo en espacios locales, tener una visión alejada de las “grandes decisiones” desde una estructura de poder centralizada, y así poder constatar el nivel de diálogo de lo nacional con lo local.
  3. La memoria, específicamente la militante, posibilita acceder a discusiones, acciones y lecturas de los procesos históricos, que no fueron registrados en documentos escritos. En este punto, la memoria se yergue no sólo como un complemento de las fuentes convencionales de la historiografía –prensa, archivos estatales, folletos, etc.-, sino como una fuente privilegiada en acontecimientos a los que sólo se podían acceder a través de escuetas referencias en actas oficiales, muchas veces sujetas a la intencionalidad de ocultar, explícitamente, experiencias de rebeldía de la militancia, como podrían ser los paros armados, o alguna acción de resistencia durante el pinochetismo.
A su vez, las dificultades que trae consigo la memoria se basa en tres aspectos que deben considerarse ineludiblemente: los aspectos biológicos4, ideológicos5 y emocionales6.

La memoria y sus caminos nos abren un sinfín de posibilidades de comprensión del pasado, pero siempre es necesario advertir las limitaciones, o las posibles dificultades a la hora de intentar reconstruir –o proponer la reconstrucción7 del pasado. En este sentido, la parcialidad propia de la memoria, no sólo el contenido en sí, también nos puede entregar una visión sobre la ideología. En efecto, la memoria puede ser objeto y sujeto de estudio (Traverso, 2016, p. 19).

Este último punto es decidor, más aún si se trabaja la memoria militante, ya que a través de sus relatos permite identificar no sólo la posición política que poseen actualmente –aspecto que no se enmarca en este estudio-, sino que en base a la posición que defendían en esa época, podemos caracterizar los distintos sectores orgánicos, y la lectura política del período que tenían las colectividades. La lectura política de un militante comunista, no es la misma que la de un socialista chetista8 o altamiranista9, como tampoco de un mirista10.

En definitiva, la memoria, más aún la memoria militante, constituye un entramado complejo, pero singular que debe ser considerado en la construcción del relato historiográfico de la Unidad Popular y la dictadura cívico-militar, abriendo camino a una lectura del período, alternativa al análisis concertacionista11 y pinochetista12, posicionando la historia y memoria revolucionaria, aquella que no sólo habla de derrotas, sino también de pequeñas victorias y resistencias.

Chillán y San Carlos previo al gobierno de la Unidad Popular

La provincia de Ñuble13 se caracterizaba durante gran parte del siglo XX por un acendrado conservadurismo social y político, teniendo una fuerza importante los sectores derechistas más clásicos, como el Partido Conservador, y posteriormente el Partido Nacional. Esta situación fue variando a lo largo de la década de los sesenta, con la irrupción y fuerte presencia de la Democracia Cristiana en la zona (O. Contreras, comunicación personal, 26 de febrero de 2019). Pedro Guerrero, militante socialista sancarlino, manifiesta el carácter derechista de San Carlos, atribuible a la presencia del latifundio, tal como rememora:

(Sobre la caracterización política de San Carlos) “En general muy conservadora, porque una(sic) del fuerte allá es la agricultura, allá había muchos grandes terratenientes (…) por lo tanto era una ciudad, políticamente de derecha, muy conservadora, e incluso es más, en el sector en donde mi padre tenía terreno, era el feudo, digamos, de la familia de Jovino Parada”14.

Los lazos de dependencia que se establecían en las relaciones entre capital-trabajo, se agudizaban con el alcoholismo sobre todo en la zona de San Carlos, en donde los latifundistas locales no sólo exigían al trabajador una mano de obra extra –usualmente el hijo mayor-, sino que proveían de quintales de harina, que excedían lo acordado, con el objeto de generar una deuda en el campesino, y así consolidar las relaciones de explotación, como relata Hugo Agurto, militante comunista:

“Todos los niños éramos niños yunteros, que nacen pegados al yugo, a la yunta de animales, a la explotación inmisericorde en el campo (…). Cada campesino tenía que tener un “obligado”, no era suficiente que explotaran al campesino, o al trabajador, sino que él tenía que poner un hijo, el mayor, como mínimo, para que trabajara para el patrón. (…) te digo aquí en este barrio, aquí que tú ves, a unas pocas casas, éramos unos, aproximadamente unos quince cabros (…) de esos quince, antes de los veinte años seis murieron alcohólicos (…)” (H. Agurto, comunicación personal, 12 de abril de 2019).

La presencia de la iglesia católica fue gravitante15, quedando demostrado a través de la participación en las principales parroquias y Catedral, como también en la adhesión a unidades juveniles surgidas al alero de las capillas, y la apertura del Departamento Universitario Obrero y Campesino16 en la ciudad de Chillán (Dirección Provincial de Educación Ñuble, 1980, p. 147), al costado de la Municipalidad y en el caso de los sectores rurales, a través de los párrocos, e instituciones de orientación cristiana como la Sociedad Protectora de la Infancia, o diversas misiones apostólicas.

Desde el punto de vista económico como ya se ha esbozado, el carácter eminentemente agrícola de la zona, con grandes extensiones de tierras cultivables, condicionó el desarrollo económico orientado a esta área productiva.

Con el terremoto en enero de 1939 que aquejó la zona sur de Chile, teniendo a Chillán como epicentro, la zona de Ñuble fue devastada, por lo que se aplicaron políticas focalizadas, como el plan Ñuble de 1950, que reunió a “un alto número de profesionales del agro, la salud y la vialidad, así como equipos, laboratorios y elementos de trabajo (…)” (Martínez, 1980), abriéndose carreras universitarias vinculadas al desarrollo agrícola y ganadero, como la carrera de Agronomía (1957) bajo el rectorado de David Stitchkin, a través de la apertura de la Universidad de Concepción, sede Chillán (Dirección Provincial de Educación Ñuble, 1980, p. 145). En 1966 se abren las carreras de Tecnología Agrícola y Tecnología Forestal, bajo el rectorado de Ignacio González (Dirección Provincial de Educación Ñuble, 1980, p. 146).

Cabe destacar el desarrollo extensivo del cooperativismo, que dio como fruto la Cooperativa Lechera (1948), Cooperativa de Consumo de Energía Eléctrica (1951), Cooperativa de Ahorros y Crédito San Vicente (1955), Cooperativa Agrícola y Vitivinícola Ñuble (1963), Cooperativa Agrícola y Remolachera de Ñuble (1966), entre otras (Dirección Provincial de Educación Ñuble, 1980, p. 238).

Por lo mismo, procesos como la reforma agraria, o las políticas económicas centradas en la zona de Ñuble, se vieron materializados a través de departamentos gubernamentales como el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), y la Corporación de la Reforma Agraria (CORA), ubicados en su mayoría en el edificio de los servicios integrados del agro, en calle Lumaco –hoy calle Claudio Arrau- al frente del Liceo de Hombres –o Narciso Tondreau-, en la ciudad de Chillán.

La zona de Ñuble estaba situada dentro de las áreas económicas claves del país, prueba de ello es que entre los años 1969-1970, como menciona Fernando Martínez, la provincia de Ñuble ocupó un rol preponderante en la producción de cereales, legumbres, trigo, tubérculos y cebadas, posicionando esta zona como un importante granero nacional17.

Desde el punto de vista censitario hacia 1970, la zona de Ñuble poseía 316.962 habitantes y 51.711 viviendas, mientras que la comuna de Chillán –capital provincial- poseía 102.361 habitantes y 21.711 viviendas (Martínez, 1980, p. 250).

Con la apertura de la Universidad de Chile sede Ñuble18 en 1966, asumiendo Alfredo Valenzuela como director, se impartieron diversas carreras que acogerían a alumnos que cumplieron roles clave en la organización y articulación política de la zona. No sólo se abrieron cupos para carreras vinculadas al agro, como Técnico Agrícola, sino que también existían cupos para Administración Pública, Pedagogías, Orientadora del Hogar y Técnico Artístico.

Tanto la Universidad de Concepción, pero sobretodo la sede Ñuble de la Universidad de Chile, fueron espacios de discusión política, de agitación y propaganda, dando cabida a militantes socialistas, comunistas, miristas y demócratacristianos (H. Morales, comunicación personal, 14 de marzo de 2019). Entre ellos Omar Contreras, Héctor Morales y Benito Bustos, quienes ingresaron a las carreras de Pedagogía en Matemáticas y Técnico Agrícola, respectivamente.

Pero no sólo en los espacios universitarios se constituían semilleros de futuros militantes, ya el Liceo de Hombres y el Instituto Superior de Comercio se habían consolidado como instituciones donde los partidos tenían importante presencia, de estos establecimientos salieron figuras como José Tohá y Ricardo Lagos Salinas (O. Contreras, comunicación personal, 26 de febrero de 2019; T. Figueroa, comunicación personal, 18 de marzo de 2019). En las horas de concejo de curso, como en las asambleas del centro de estudiantes, se discutían no sólo asuntos referidos a las condiciones educacionales de los planteles locales, sino también se debatían posiciones políticas, llevando cada colectividad su propio representante, tal como expone Omar Contreras, militante de la Izquierda Cristiana:

“(…) ya se empezaba desde esa edad, del primero de humanidades, a tener una hora del concejo de curso (…) entonces había una hora a la semana exclusiva de los alumnos, y eso llevaba a que también tuviera una representación, por cada curso el presidente (sic) y el delegado del GEL [gobierno estudiantil], eran los dos los que participaban en las asambleas de el(sic) gobierno estudiantil (…) y de esa manera se activaban, hubo en esa época muchas huelgas, tomas de colegios porque estaban en malas condiciones la Escuela Normal y el Instituto Comercial, en un momento determinado el Instituto Comercial ardió (por la infraestructura precaria), y la Normal estaba por las mismas, entonces hubieron grandes movilizaciones en esos años, con marchas a Santiago de estudiantes. (O. Contreras, comunicación personal, 26 de febrero de 2019).

En San Carlos la situación no era muy distinta, salvo por el hecho de que los establecimientos educacionales técnicos tenían especial relevancia. Es así, que al alero de estos establecimientos surgieron diversos grupos destinados al estudio como a la discusión política, como Flech, bajo el alero del profesor radical René Cerda Salazar (P. Guerrero, comunicación personal, 2 de abril de 2019).

“¡Que lo digan, que lo digan, que lo vuelvan a decir, el 4 de septiembre Allende va a salir!” La Unidad Popular y la difícil alborada en Ñuble

Han sido pocos los trabajos académicos que han buscado analizar el gobierno de la Unidad Popular desde regiones, salvo por trabajos de tesis, crónicas, artículos o monografías que, si bien no se enfocan primordialmente en las regiones, las mencionan como parte del relato historiográfico19. Es así que el desconocimiento de la vía chilena al socialismo desde las regiones constituye un aliciente para poder desentramar no sólo el despliegue histórico y político de la zona, sino el grado de permeabilidad y coordinación del proceso de transformaciones a nivel nacional.

Las elecciones presidenciales a nivel nacional fueron reñidas no obstante en Ñuble tuvieron un claro ganador: Jorge Alessandri con 30.793 votos aproximadamente, secundándolo Salvador Allende con 27.665 votos, y por último Radomiro Tomic con 24.619 votos (Urzúa, 1992). Esta clara predominancia electoral de los sectores derechistas20 no fue más que la representación del carácter social y de clase de la sociedad ñublensina, que ya hemos perfilado.

Ello contrastaba con la fuerte organización sindical, principalmente representada en la Federación Campesina de Ñuble, que según estimaciones de Tirso Figueroa y Hugo Agurto, variaba en 10.000 a 30.000 campesinos organizados, y dirigidos por el Partido Socialista y el Partido Comunista (H. Agurto, comunicación personal, 12 de abril de 2019; T. Figueroa, comunicación personal, 18 de marzo de 2019).

A pesar de la mayoría electoral de derechas, Tirso Figueroa, militante socialista plantea que la Unidad Popular en Ñuble estuvo fuertemente cohesionada y estructurada tanto en San Carlos como en Chillán, sobre todo en esta última ciudad (T. Figueroa, comunicación personal, 18 de marzo de 2019). Existía una presencia histórica del Partido Socialista, Partido Comunista y Partido Radical en la zona.

A mediados de la década de los sesenta, tanto el MIR como el MAPU comenzaron a articularse en la zona, llegando a vivir en Chillán Luciano Cruz Aguayo, uno de los líderes más insignes del mirismo a nivel nacional.

Gran parte de los relatos resaltan el grado de organización que poseía, tanto el Partido Comunista como Socialista, colectividades que inclusive habían delimitado tácitamente sus funciones y espacios políticos, correspondiendo a los comunistas las tareas vinculadas a los aparatos del Estado –Intendencia y secretarías-, y a los socialistas el trabajo agrícola –en los servicios integrados del agro-. Sin embargo, ambas colectividades compartían el liderazgo de la CUT provincial. Espacio relevante tuvo el Partido Radical, que tenía una presencia importante en la zona como símbolo del laicismo. Sin embargo, con la creciente polarización de la sociedad chilena –y ñublensina-, las colectividades de izquierda adquirieron un rol protagonista.

También existía una presencia significativa en las asociaciones gremiales, destacando los profesores. Como relata Juan López Ferrada acerca de su vivencia y militancia en la Brigada de Profesores Socialistas:

“Fortalecimos aquí la Brigada de Profesores Socialistas… hubo un momento en que yo fui dirigente de la brigada, andábamos cientos de profesores, y hubo un momento en que la brigada de profesores socialistas pesaba más que el partido (…)” (J. López, comunicación personal, 7 de marzo de 2019)

Más allá de la veracidad del relato, existían otros sindicatos y gremios permeados por los partidos políticos, como el sindicato de peluqueros, panificadores, suplementeros, y otros, en donde no sólo tenía presencia la izquierda –comunistas y socialistas principalmente-, sino también demócratacristianos y hasta elementos derechistas (L. Cabrera, comunicación personal, 15 de septiembre de 2013).

Son señalados como referentes políticos al secretario político del Seccional Chillán del Partido Socialista en la época, el abogado Reinaldo Poseck, uno de los jefes de los servicios del agro. También resalta la figura de Rogelio de la Fuente (H. Morales, comunicación personal, 14 de marzo de 2019). Tirso Figueroa rememora al respecto:

“Debo recordar yo a la persona que era, que fue (…) Secretario Político Regional del partido (socialista) Reinaldo Poseck Pedrero, fue un distinguido abogado chillanejo que siempre tuvo una participación en los sindicatos como asesor gratuito (…) entonces cuando asume el gobierno Allende, Reinaldo Poseck asume como jefe de Indap” (T. Figueroa, comunicación personal, 18 de marzo de 2019).

Otro militante socialista insigne fue Robinson Ramírez, que condujo la CUT al igual que Patricio Alarcón, quien integró la comisión agrícola del Partido Socialista y que, a pesar de su juventud -21 o 22 años-, destacaba como líder sindical (B. Bustos, comunicación personal, 15 de marzo de 2019). En San Carlos descollaban Humberto Fuentes, Luis Lucho Bastidas, entre otros (J. Pavéz, comunicación personal, 13 de marzo de 2019).

En el caso del MIR, según el relato de Héctor Morales, Ricardo Catalán fue uno de los miembros más notables de la zona. Otras organizaciones como el MAPU, o la Izquierda Cristiana tuvieron menor presencia, sin perjuicio de que participaron activamente en los diversos comités poblacionales, sindicales y estudiantiles.

Sin embargo, el mayor grado de organización y acción conjunta se dio entre socialistas y miristas, ya sea en el plano estudiantil, como también en el proceso de reforma agraria. Esta colaboración llegó a tal punto que había algunos traspasos de militancia, sin que existiera mayor tensión, como pasó con Benito Bustos, que entró al PS desde el MIR en la década de los sesenta. Las similitudes entre ambas colectividades son ratificadas en el relato de Samuel San Martín, militante socialista e integrante del Frente Interno21:

“(…) puedo recordar al hermano de Odgar Lagos, (…) Nelson Lagos, estudiábamos juntos en la Escuela Nº7, el Grupo Escolar de acá, con las tendencias de que él era del lado del MIR y yo socialista (…) porque los partidos eran más(sic), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria con el Partido Socialista eran más o menos similares” (S. San Martín, comunicación personal, 5 de marzo de 2019).

En San Carlos los jefes socialistas más connotados fueron Sergio Espina Acuña, Juan Pavéz22 y su hermano Mario23, siendo Juan dirigente campesino en San Carlos y cumpliendo el rol de dar asistencia social a las familias campesinas que eran beneficiarias de la expropiación de fundos, producto de la reforma agraria.

Acorde a lo planteado por Tirso Figueroa, los sindicatos agrícolas se caracterizaron por su gran combatividad y tendencia a la radicalización, distinto a los sindicatos urbanos24, pues con la reforma habían cambiado su condición de cuasi inquilinaje, teniendo acceso a sus propios terrenos, capacitación e insumos necesarios para cultivar las tierras expropiadas. Además, no sólo la perspectiva comunitaria de la tenencia de la tierra que se intentó instalar con la reforma agraria radicalizó el proceso, sino también la respuesta del latifundio ñublensino agudizó la situación bajo la dinámica de reforma-contrarreforma, representada en los enfrentamientos en el campo y en los juicios.

Si bien es cierto que las sedes de los servicios integrados del agro, encargados de implementar la reforma agraria en la provincia, se repartieron entre los partidos, en los departamentos liderados por los socialistas existió un trabajo de colaboración política con el MIR, tal como reafirma Tirso Figueroa, que en ese tiempo fue abogado de la CORA:

“Entonces obviamente en estas tomas y todo donde nosotros siempre estuvimos de alguna manera involucrados, el Partido Socialista, por razones obvias porque nosotros, la mayor parte de los sindicatos campesinos, y que lideraban estas cosas eran de alguna forma militantes ligados con el partido, aunque no fueran militantes (…) aparte acá en la provincia de Ñuble, la gente del MIR también influyó de alguna medida, no mucho, en alguna medida sí, en la cosa campesina también, y las relaciones del, digamos de la gente del MIR con nosotros, los socialistas nunca fueron extremas, no, fueron bien amigables” (T. Figueroa, comunicación personal, 18 de marzo de 2019).

Pero no sólo la izquierda se fue consolidando y expandiendo su labor política, sino también las derechas, a través del Frente Nacionalista Patria y Libertad, liderado por el general Torrealba en Chillán (T. Figueroa, comunicación personal, 18 de marzo de 2019), como el Comando Rolando Matus en San Carlos (G. Aravena, comunicación personal, 28 de marzo de 2019; H. Agurto, comunicación personal, 12 de abril de 2019; P. Guerrero, comunicación personal, 2 de abril de 2019; J. Pavéz, comunicación personal, 13 de marzo de 2019). En esta última ciudad, quien comandaba Patria y Libertad era Mario Romero vinculado a un connotado supermercado y ferretería de la zona, y Sergio Bustos.

Algunas acciones que desplegaron no constituían exclusivamente agitación y propaganda contra la Unidad Popular, sino también dinamitar tendidos eléctricos, instalar bombas en lugares determinados25, y enfrentamientos callejeros contra los grupos de izquierda, como las Juventudes Socialistas y cuadros del MIR26.

El tancazo de junio de 1973 no sólo fue una señal de que existían elementos de las Fuerzas Armadas disconformes con el gobierno y el proceso de vía chilena al socialismo, sino que también ilustró cuál era la capacidad de la izquierda para hacer frente a un golpe de Estado, y también para sincerar posiciones de los elementos golpistas. Este último elemento tuvo especial gravitación en San Carlos donde Patria y Libertad principalmente, funcionaba semi-clandestino:

“Bueno, en San Carlos cuando ocurre el Tancazo, que fue una de las cosas que nos puso en alerta de ver hasta donde era el poder de Patria y Libertad en San Carlos. Va y aparece por ejemplo, en el Supermercado que era más grande allá, y Ferretería de los Romero, la familia Romero, era un, y es un edificio que ocupa toda una esquina frente al mercado, (…) y aparece la bandera de Patria y Libertad flameando ahí arriba de todo el edificio, en toda la esquina de ellos. Entonces eso también sirvió para alerta porque ignorábamos en ese entonces (…) no sabíamos que acá los Romero estaban comprometidos directamente y eran financistas y todo lo demás. (P. Guerrero, comunicación personal, 2 de abril de 2019).

Tal como ocurrió en Santiago, el tancazo fue la antesala de lo que se dio a lugar después, y la tensión política en la zona de Ñuble fue en aumento. No sólo se sinceraron las posiciones de personas que se habían mantenido al margen de las disputas políticas, sino que también se pudo vislumbrar la presencia e influencia de grupos de ultraderecha en la zona. Muchos de los líderes de Patria y Libertad, como del Comando Rolando Matus pasaron a liderar o colaborar con la represión en Ñuble.

El martes 11 de septiembre de 1973 en Chillán y San Carlos

“Un joven profesor, después de haber pasado sus clases y escuchando los últimos comentarios políticos, se duerme preocupado. (…) Al llegar a la Universidad se encuentra con su hermano, ambos sabían lo que tenían que hacer llegando este momento. (…) luego se despiden con un fuerte abrazo en las afueras de la Universidad, para dirigirse cada uno a sus destinos señalados con anterioridad. (…) Al día siguiente se entera que su hermano había sido asesinado la noche del once. Fue un once negro, de vergüenza y asco”27

El 11 de septiembre tuvo recepciones distintas en las ciudades de Chillán y San Carlos. Mientras que en la capital provincial los allanamientos y acción policial y militar fueron casi de forma inmediata, en San Carlos la represión y actuar sedicioso fue tardío. Sin perjuicio de lo anterior, según muchos relatos, el golpe de Estado no fue una sorpresa:

“Lo que pasó el 73 no era(sic), no fue una sorpresa, no, desde mi punto de vista, todos sabíamos que el golpe venía. Que se preparaba, cierto(sic), todos los elementos fascistas, preparaban el golpe y que la clase dominante se preparaba también, y que en el ejército también habían fascistas, y elementos de la clase alta (…)” (B. Bustos, comunicación personal, 15 de marzo de 2019)

El control militar de la provincia cayó consecutivamente en las manos del teniente coronel Juan Guillermo Toro Dávila, Christian Guedelhoefer García, Hugo Sepúlveda Fuentes, Fernando Salazar Lantery y Joaquín Valenzuela Machado (Martínez, 1980, p. 251), desplazando al profesor Hugo Ríos Valdivia que había ejercido el cargo de Gobernador durante la Unidad Popular.

Después del asesinato del alcalde de Chillan miembro del Partido Socialista, Ricardo Lagos Reyes, junto a su pareja e hijo, la alcaldía fue asumida en una primera instancia por Lidia Zúñiga de Basso, Gastón Cruz Quintana, Pedro Guzmán Álvarez, y Luciano Cruz Muñoz (Martínez, 1980, p. 251).

La reforma agraria fue un punto de inflexión que permite explicar las características de la represión: en Chillán la instalación de la dictadura fue inmediata, y los militares tomaron la vía pública, parapetándose en la plaza de armas al frente de la Universidad de Chile, a pie, o en vehículos de guerra. En San Carlos, los latifundistas más derechizados tomaron gran participación en el proceso de contrarreforma, soplonaje, y en la represión misma, se sumaron a ellos también sectores que distaban de pertenecer a la burguesía, como los camioneros28.

Otro elemento clave era la subordinación administrativa y militar de San Carlos a Chillan. Mientras que la primera comuna no tenía ni regimiento ni Liceo, la capital provincial poseía estos dos elementos, y los canales de comunicación suficientes para desplegar un trabajo coordinado con los militares en Santiago y Valparaíso. Sobre el proceso en San Carlos, Gaspar Aravena, en esa época ayudista del MIR nos comenta:

“Mire, el 11 de septiembre, es que nosotros éramos tan ingenuos (…) estábamos trabajando nosotros, cuando de repente, aquí había habido harto robo de ganado, empezamos a ver que empiezan a pasar los, porque requisaron los jeeps que tenía la CORA, para movilizarse, conversando con gente amarrada de pies y manos (…) [Ni siquiera imaginaron que había un golpe] Nada, cuando eran las ocho, nueve de la mañana, empezaron a pasar con la gente porque ya la tenían identificada, porque… era ir y llegar a agarrar al tiro (…) aquí no hubo ni tiempo de nada (…).
(…) diez de la mañana, la once por ahí, salió una señora y dijo “mataron al compañero Allende” (…) empezamos a escuchar radio nosotros, y empieza ahí cuando está hablando el compañero por Radio Magallanes, ya(sic) nos paramos y nos fuimos pa’ donde estaba el español. “¿qué chucha(sic) vamos a hacer aquí”, buta, salir a luchar, ¿pero con qué vamos a luchar? Si no tenemos nada”
(G. Aravena, comunicación personal, 28 de marzo de 2019).

Desde Chillán se enviaron militares a San Carlos para allanar las sedes y casas de militantes destacados. Ramiro Grez y Mario Romero -quien se transformó en fiscal militar de la zona de San Carlos- fueron personas clave para entender la instalación de la dictadura en la zona, y que se suman a nombres como Marqués Riquelme y el general Marabolí, sindicados como los mayores represores de la época.

El lugar de prisión que se utilizó principalmente fue la cárcel de Chillán, y el espacio de tortura durante los primeros meses fue el polígono ubicado al fondo del Regimiento. En ese lugar fueron interrogados y torturados militantes y presos de toda la zona de Ñuble. Algunos pasaron de la cárcel a la Isla Quiriquina, para luego engrosar las listas de detenidos.

La increíble historia de Mile Mavroski: el partisano macedonio29

La represión de la dictadura cívico-militar abrió un capítulo insólito en la sociedad chillaneja, por la crueldad y ensañamiento con que agredieron y torturaron a varios ñublensinos, que por su militancia fueron considerados enemigos del Estado, no obstante, ¿cómo explicar la represión y tortura a un extranjero que no estaba vinculado a ninguna colectividad política de izquierdas? He aquí la historia de Mile Mavroski.

Según información entregada por él mismo en el periódico El Día, Mile Mavroski nació en Macedonia, y de joven debió vivir el horror de la guerra, en la cual su país natal se vio inmerso. Ante el llamado del Mariscal Tito, y con la edad de 14 años, este joven macedonio se embarcó en la aventura de defender a su país –Yugoslavia- contra la invasión nazi, uniéndose al Ejército Partisano:

“Bueno, yo ingresé a los partisanos, los partisanos eran los guerrilleros, que lo organizó el Mariscal Tito. Ingresé en los partisanos en los catorce años. (…) Yo estuve siete años como militar, y después (sic) comentario con amigos, que habían salido al extranjero y todo, se me ocurrió lo mismo (…)” (M. Mavroski, comunicación personal, 5 de abril de 2019).

Posterior a este acontecimiento, se dirigió a Italia sin saber el idioma, y en una travesía que duró años, llegó a Chile en plena década de los cincuenta -1955-, siendo recibido en el estadio por el presidente Carlos Ibáñez del Campo, como a otros inmigrantes que vinieron a probar suerte al cono sur. Se desempeñó en los más variados oficios, desde mozo en una casa de personas adineradas, hasta de empleado en una funeraria. En este último empleo, ejercido en la ciudad de Concepción, es donde aprendió todo lo indispensable para ganarse la vida.

En la ciudad penquista, tal como nos relata su hija Stoyna, su padre conoció a una joven sancarlina que se encontraba estudiando en la Universidad de Concepción (S. Mavroski, comunicación personal, 12 de abril de 2019). El macedonio se enamoró, y la cortejó viajando periódicamente desde Concepción a San Carlos hasta que se casó con ella, radicándose finalmente en esta ciudad hacia el año 1964 (El Día, 2006, 8 enero, p. 23).

Abrió su propia funeraria, aplicando todo lo aprendido en Concepción: la funeraria Mavroski se hizo un espacio en la sociedad sancarlina. Fue un hombre popular entre sus pares, después de todo en una ciudad tan conservadora era inusual la presencia de inmigrantes, más aún, un veterano de la Segunda Guerra Mundial.

No tuvo participación política alguna, ni tampoco manifestó preferencia por algún candidato, algo bastante inusual en la creciente polarización de la sociedad chilena en la década de los sesenta y setenta. Fue democrático en sus amistades, manteniendo lazos con militantes de diversas tiendas políticas. Sin embargo, no fue suficiente para ser señalado por algunos como cercano al MIR, algo que ha sido refutado por su hija, como por él mismo.

Sus únicas membresías correspondían más bien a entidades culturales y sociales, como el Club de Pesca y Caza, y la masonería. La filantropía ocupó un lugar especial en su quehacer diario, y prueba de ello fueron las múltiples referencias de altruismo que relatan sancarlinos que conocieron a Mavroski, que adquirió notoriedad en la ciudad por donar servicios fúnebres a personas pobres (G. Aravena, comunicación personal, 28 de marzo de 2019).

Durante el gobierno de la Unidad Popular mantuvo su distancia, y se abstuvo de opinar. Ello no impidió que fuera conocida su afiliación partisana, de la cual conservaba una foto de él vestido con uniforme militar como recuerdo de la lucha antifascista. Esto es gravitante para entender la suerte del macedonio durante la dictadura cívico militar, y la impresión que ciertos sectores de la sociedad sancarlina tenían de él, como un hombre vinculado al gobierno de Salvador Allende. Bastante ilustrativa fue una anécdota que su hija Stoyna recordaba de esa época:

“(…) mi papá se le ocurre tomar a mi tío Andrés que es un pescado de este porte, flaco, y le estaba enseñando maniobras, y lo toma y le quebró las costillas poh(sic) bastó y sobró para que “ahh este hueón sabe tácticas militares, entonces chuta, y se está poniendo de acuerdo con…”, según las amistades que tenía, que sí estaban metidos en cosas políticas, entonces también asociaban (a su padre) (…) Lo culparon también, me acuerdo, de un atentado que hubo a un carabinero, le pusieron unas bombas (…)” (S. Mavroski, comunicación personal, 12 de abril de 2019).

El golpe de Estado en San Carlos, tal como relataron Pedro Guerrero y Gaspar Aravena, no tuvo eco inmediato, por lo que es muy posible que su día haya transcurrido de forma normal, más allá de la expectación provocada por las escasas noticias que llegaban a la ciudad desde Santiago.

Sin embargo, cuando carabineros y efectivos militares, en coordinación con civiles –miembros de Patria y Libertad y el Comando Rolando Matus-, empezaron a desplegar su accionar, hubo una escalada represiva que trajo como consecuencias el confinamiento de numerosos militantes sancarlinos. Los bandos fueron claros, no sólo debían presentarse los líderes de los partidos de izquierdas, sino también los extranjeros. Mile Mavroski se presentó voluntariamente al regimiento, posterior a ello, se daría pie a un largo confinamiento que tuvo como consecuencia su desaparición durante más de 10 meses.

Se le acusó de ser un agente comunista que guardaba un contingente de AK-47 que recibía de la Unión Soviética, mediante un submarino que navegaba en las aguas del río Ñuble, escondiendo dicho armamento en los ataúdes que él donaba a familias pobres (S. Mavroski, comunicación personal, 12 de abril de 2019). El cargo por el que fue finalmente detenido era tenencia ilegal de armas (El Día, 2006, 8 enero, p. 22).

Las pesquisas no se hicieron esperar, yendo los militares a allanar la casa de Mavroski, con el objetivo de encontrar las armas con que la izquierda sancarlina habría de preparar la resistencia al incipiente golpe. Sin embargo, el resultado fue desconcertante para los militares: sólo encontraron cadáveres. A pesar de lo anterior, no fue argumento suficiente para no llevarlo preso.

Con su confinamiento, se dio inicio a uno de los períodos más complejos en la vida del señor Mavroski desde su participación en la Segunda Guerra Mundial. Después de su estadía en la cárcel de Chillán, y ser torturado por agentes de la DINA, desapareció del recinto penitenciario, durante meses no se supo de él. Los militares no le entregaban información a sus familiares sobre su paradero, al punto que llegaron a presumirlo muerto, después de que le devolvieran a su esposa los enseres personales del macedonio, y decirle que había sido fusilado (S. Mavroski, comunicación personal, 12 de abril de 2019).

Al tiempo después, reapareció en la cárcel de Chillán. El macedonio había estado confinado en Colonia Dignidad. Tal como relata él mismo:

“Lo único que sé es que cuando salí a la luz del día me entregaron en la Cárcel Pública de Chillan y los compañeros de allá sabían que yo había estado en la Colonia. Otra cosa es que yo escuché que se hablaba alemán, así que supongo que estuve allá. Fuera de eso, el ministro me mostró el archivo y fotografías mías que encontraron en la Colonia” (El Día, 2006, 8 enero, p. 23)

Sobre su paso por el recinto, Mavroski estuvo vendado y amarrado a un catre todo el tiempo, pudiendo salir de esa posición en escasos momentos durante la semana, padeciendo además desnutrición por el precario estado al cual lo tenían sometido.

El reencuentro con su familia fue difícil y traumático, según relata su hija, ya que su figura estaba completamente irreconocible, producto de los golpes, los grilletes, y el delicado estado de salud que lo tenía comprometido. Pasada esa experiencia, y el trauma psicológico, tiempo después volvió a sus actividades particulares, para salir brevemente a la palestra el año 2006, por las declaraciones que emitió al ministro Jorge Zepeda en el marco de la investigación que determinó que Colonia Dignidad sí fue un centro de tortura. El relato del macedonio fue clave.

Sin embargo, a pesar de todo, Mile Mavroski reflexiona sobre su pasado con estas simples palabras: “¡así es la vida!” (M. Mavroski, comunicación personal, 5 de abril de 2019).

Consideraciones finales

La vía chilena al socialismo se vivió en la zona de Ñuble de forma intensa, cambiando la configuración política, social y económica de la zona durante el período. En este sentido, la reforma agraria fue un punto de inflexión que buscó cambiar las relaciones de poder, tradicionalmente mantenidas durante décadas, entre el latifundista y el campesino.

Pero, así como las expropiaciones y capacitación técnica de los campesinos fueron parte de las medidas del gobierno de la Unidad Popular que se vieron reflejadas en Ñuble, la reacción a estas medidas provino también del campo, por lo que el proceso de contrarreforma también se yergue como un punto central para comprender la configuración social y económica de la provincia.

Otro elemento clave, es que gran parte de las tensiones que se dieron a lugar en Santiago tuvieron eco en Chillán y San Carlos. Esta zona no estuvo ajena a los enfrentamientos callejeros, y acciones desestabilizadoras de Patria y Libertad y el Comando Rolando Matus. Aún más, quienes pertenecieron a estos grupos pasaron a engrosar las filas de los represores, o asumiendo cargos en la administración pública, después de exonerar, encarcelar, fusilar o hacer desaparecer a funcionarios del Estado vinculados al gobierno popular.

No obstante, el punto más conflictivo eran las alianzas que establecían las colectividades de izquierda entre sí, y la lectura que hicieron de ellas los militantes entrevistados. De los testimonios se puede concluir que los comunistas planteaban la cercanía en el trabajo de base con los socialistas y el resto de partidos de la UP, pero una distancia hacia el MIR; el relato mirista plantea la unión de trabajo con los socialistas; sin embargo los militantes socialistas se pueden dividir en dos subconjuntos: los que estaban insertos en un trabajo sindical, como Pedro Guerrero y Juan López, planteaban la cercanía con los comunistas, y un fructífero trabajo colaborativo, así también no veían tensión al interior del partido entre chetistas y altamiranistas –aún más, no veían división-, por otro lado, los militantes socialistas que estaban vinculados al proceso de reforma agraria, el aparato interno del partido, o a un trabajo de frentes de masa, exponían las tensiones con los comunistas, y la estrecha relación con los miristas, planteando a su vez la influencia de Carlos Altamirano entre la juventud y los sectores más de izquierda.

Por último, en la zona de Ñuble, más allá de las posiciones ideológicas y políticas que se daban a lugar a nivel nacional, de una u otra forma hubo espacio a ciertas especificidades en la sociabilidad chillaneja, que fue uno de los puntos más afectados, pues claro, más allá de las rivalidades, los militantes de las diversas colectividades habían compartido espacios con personas de diversas posiciones políticas, que tal vez en la infancia no habían desarrollado. Ello explica que sobre todo en la zona de San Carlos, socialistas, comunistas, y miristas conocieran a algunos miembros de Patria y Libertad, que en la infancia habían compartido más de un juego. Similar caso en Chillán, en donde Marqués Riquelme, cuyo domicilio estaba ubicado en la avenida España tuvo como vecinos a militantes comunistas y miristas.

Después de esto, ¿cómo explicar la rotura de la sociabilidad ñublensina, sino a través de la polarización, la represión y la tortura en donde estuvieron involucrados vecinos, colegas de trabajo, o compañeros de curso?, ¿cómo explicar la caracterización social del campo, sino a través de la contrarreforma agraria, en donde los mismos latifundistas expropiados lideraron el proceso de represión?

A través del análisis acucioso del período, y una debida caracterización social de la zona de Ñuble, podremos comprender e identificar las claves que explican el comportamiento social y político de la nueva región en el siglo XXI. Esperamos que este trabajo contribuya a este esfuerzo, y aliente nuevas investigaciones.

Referencias

Diarios

(2006, 8 enero). El Día, 22–23.

Artículos y libros

Ankersmit, Franklin R. (2018) Historia y tropología: Ascenso y caída de la metáfora. Fondo de Cultura Económica.

Contreras, Omar. (2001) Un 11 de septiembre. Inédito.

Dirección Provincial de Educación Ñuble. (1980) Chillán, 400 años de Educación. Chillán, Área de Educación Dirección Provincial de Educación Ñuble.

Garcés, Mario y, Leiva Sebastián. (2014) El Golpe en La Legua. Los caminos de la historia y la memoria. LOM Ediciones.

Gaudichaud, Frank. (2004) Poder popular y cordones industriales. Testimonios sobre el movimiento popular urbano. 1970 – 1973. LOM Ediciones.

Gaudichaud, Frank. (2016) Chile 1970-1973. Mil días que estremecieron al mundo. Poder popular, cordones industriales y socialismo durante el gobierno de Salvador Allende. LOM Ediciones.

León, Víctor; Ortiz, Edison; Paredes, Raúl. (2016) ¿Vencidos?... Crónicas de la UP en las provincias.

Martínez Labaut, Fernando. (1980) Reseña histórica de Chillán. Ediciones de la Universidad de Chile Sede Ñuble.

Monsálvez, Danny. (2006) La Asamblea del Pueblo en Concepción. La expresión del poder popular. Revista de Historia 16 (2).

Monsálvez, Danny. (2017) El golpe de Estado de 1973 en Concepción: violencia política y control social. Editorial Universidad de Concepción.

Pinto, Julio. (Coord. Ed.). (2005) Cuando hicimos historia. La experiencia de la Unidad Popular. LOM Ediciones.

Suazo, Cristian. (2018) ¡Nadie nos trancará el paso! Contribución a la historia del Movimiento Campesino Revolucionario (MCR) en la provincia de Cautín (1967-1973). Santiago de Chile, Londres 38.

Traverso, Enzo, (2016) Memoria e historia del siglo XX. En Acuña, María; Flier, Patricia; González, Myriam, Archivos y memoria de la represión en América Latina (1973-1990), Santiago de Chile, LOM Ediciones

Urzúa, Germán. (1992) Historia política de Chile y su evolución electoral: desde 1810 a 1992. Editorial Jurídica de Chile.

Vidaurrázaga, Ignacio. (2013) Martes once la primera resistencia. LOM Ediciones.

Vitale, Luis (2011) Interpretación marxista de la historia de Chile. Volumen I. LOM Ediciones.

Winn, Peter. (2004) Tejedores de la revolución. Los trabajadores de Yarur y la vía chilena al socialismo. LOM Ediciones.


  1. Para profundizar en torno al gobierno de la Unidad Popular se pueden mencionar los trabajos de Gaudichaud (2016) y Pinto (2005). Acerca del golpe de Estado en Santiago se pueden encontrar mayores antecedentes en Garcés y Leiva (2014) y Vidaurrázaga (2013). Como excepción se puede mencionar el trabajo de Danny Monsálvez (2017) sobre el 11 de septiembre en Concepción.
  2. Acerca de distintos hitos y procesos ocurridos en Santiago durante el gobierno de la UP se puede recurrir al estudio de Winn (2004) o Gaudichaud (2004).
  3. El carácter latifundista del campo chileno ha sido advertido y trabajado por Luis Vitale (2011).
  4. El aspecto biológico implica que, tanto por el deterioro de la memoria por vejez, o por tortura, la memoria puede no ser una fuente fiable, si la investigación se basa en un exclusivo relato –o entrevista-. En parte ello explica las incoherencias que pueden existir entre personas que, en el hecho relatado, a pesar de que podrían haber vivido en el mismo espacio, sostienen posiciones y recuerdos distintos sobre el acontecimiento en sí, aún más, una persona puede exponer relatos incoherentes, más aún si se efectúa más de una entrevista.
  5. La memoria puede variar en función de las posiciones ideológicas actuales del sujeto, es decir, quien es entrevistado, al recurrir a sus recuerdos puede seleccionar pasajes de su memoria que van en directo correlato con lectura política contingente, o comentar de forma crítica o apologética ciertos aspectos del pasado, condicionando la memoria a la ideología.
  6. La memoria implica quedar sujeto a los afectos y odios de quien reconstruye su pasado, lo cual nos lleva a que la base documental de la investigación puede ser débil y debatible, más aún, si no existe la posibilidad o capacidad de exponer las emocionalidades en el relato historiográfico, de forma crítica y analítica. Independiente de lo anterior, es siempre compleja esta tarea, ¿cómo exponer analíticamente la alegría de la victoria de un proyecto, o la amargura de la tortura y la prisión?
  7. La concepción epistemológica de la historiografía como propuesta de cómo concebir el pasado va en la línea de lo planteado por el historiador holandés Franklin R. Ankersmit (2018).
  8. Calificativo que refería al sector moderado del Partido Socialista, cercanos a la socialdemocracia, liderados por Aniceto “Cheto” Rodríguez –autodefinido socialdemócrata—. También eran conocidos como “guatones”. Este grupo era cercano y proclive a dialogar y estrechar lazos con el Partido Comunista, el Partido Radical, y en llegar a acuerdos con la oposición. Tenía gran aceptación en la militancia de mayor edad, y de experiencia sindical o funcionarios del Estado.
  9. Término con el que identificaban o motejaban al sector izquierdista del Partido Socialista. El líder era Carlos Altamirano. En 1971, en el XXIII Congreso de La Serena asume la dirección de la colectividad durante todo el gobierno de la Unidad Popular. Este sector era cercano al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU). De gran aceptación en las filas de la Juventud Socialista, apostaban por la unidad y fortalecimiento de la izquierda revolucionaria dentro y fuera de la Unidad Popular, radicalizando el programa.
  10. Militante del MIR.
  11. Se refiere al relato histórico construido por la intelectualidad vinculada a la Concertación de Partidos por la Democracia. Coalición gobernante en Chile desde 1990 al 2010, integrada por partidos que participaron en el gobierno de la Unidad Popular, como el Partido Radical y el Partido Socialista, como también por partidos opositores que impulsaron y colaboraron con el golpe de Estado de 1973 y la consiguiente dictadura como el Partido Demócrata Cristiano.
  12. La construcción historiográfica construida por adeptos a la dictadura, pertenecientes a los sectores conservadores del espectro político, cuyo máximo exponente es el historiador Gonzalo Vial Correa.
  13. En esta época, se subdividía el país en provincias y departamentos. En este caso, la zona de Ñuble correspondía a la Provincia de Ñuble, y en ella los departamentos de Chillán y San Carlos.
  14. Jovino Parada era un imponente latifundista de la zona, y según el relato de Guerrero, llegó a imponer a su hijo Jovino Parada Quintana como candidato a diputado, logrando salir electo en 1961 como parte del Partido Liberal, y obligando a sus inquilinos y campesinos –que dependían económicamente de él— a que votaran a favor de su hijo (P. Guerrero, comunicación personal, 2 de abril de 2019).
  15. Hugo Agurto (comunicación personal, 12 de abril de 2019) menciona acerca de la presencia e importancia que tuvieron en San Carlos sectores evangélicos: “Imposible ver una iglesia evangélica en el campo, ése era el poder de la iglesia [católica]. Allí habían capillas, pero jamás vi un culto evangélico. Acá cerca de la casa había una iglesia evangélica, una de las pocas que había, cercano ahí en Balmaceda [calle de San Carlos], al lado de la línea de ferrocarriles, justo al lado de la línea, y ellos tenían un compromiso social… recuerdo un gesto muy particular, nosotros éramos niños pobres, había otra familia evangélica, que para navidad nos invitaban a la iglesia y nos hacían un regalo de… de hechos de(sic) regalo de madera, hechos y pintados por ellos. Entonces recuerdo siempre eso, de ese compromiso muy humano de la iglesia evangélica de esos tiempos.”.
  16. Instituto Profesional surgido al alero de la Pontificia Universidad Católica.
  17. Martínez (1980, pp. 241-242) cita “En porotos y lentejas, el primer lugar, con 14,6% y 34,14%; en trigo, remolacha, garbanzos, el segundo lugar con 13%, 21% y 24%, respectivamente. En maravilla, avena, arroz y maíz, el tercer lugar, con 13%, 11,32% y 5,4%, respectivamente; en centeno y papas, el cuarto lugar, con 78% y 0,9%, respectivamente; en cebada, el quinto lugar, con 5,6%; en arvejas, el sexto lugar con 24%”.
  18. Primero como Centro Universitario, y después como Sede (Dirección Provincial de Educación Ñuble, 1980, pp. 146-147).
  19. Cfr. León, Ortiz y Paredes (2016), Suazo (2018), Gaudichaud (2004, p. 155-160) y Monsálvez (2006).
  20. En un análisis comparativo entre las elecciones de 1969 y 1970, Urzúa (1992, p. 639) plantea que existió un desplazamiento hacia la derecha, muy distinto a las elecciones de 1958. Específicamente en la zona de Ñuble, la derecha aumentó su votación un 5,06%, y la Democracia Cristiana un 0,86%, en cambio la Unidad Popular disminuyó su votación en un 14,46%.
  21. El Frente Interno del Partido Socialista fue el aparato de seguridad, que reflotó la Secretaría de Defensa, consistiendo su labor en articular política y militarmente, una defensa hacia el partido y el proceso de vía chilena al socialismo, contra el golpismo y los grupos de derechas como el Frente Nacionalista Patria y Libertad. Algunos aspectos del Frente Interno los relatan Samuel San Martin y Héctor Morales, el primero nos comenta: “El año 72 fui llamado a integrar el Frente Interno del Partido Socialista, el cual… bueno… los que me llamaron fueron Óscar Carpenter y Adán Muñoz (…) y de ahí bueno, empecé a integrar junto a otros jóvenes socialistas, entonces posteriormente llegamos al año(sic), me inscribí en el servicio militar, a esa edad no quería prestar el servicio militar, pero la orden de partido era prestar mi servicio militar, así que ingresé a mi servicio militar hacia el año 1973, en pleno abril específicamente, y de ahí por orden de mi(sic) Adán Muñoz (…) me llaman a formar un grupo de gente nuestra, a formar un nuevo grupo del frente interno, con el cual se integran Juan Carlos Ramírez, Rafael Rosales, que los dos estaban prestando el servicio, militantes socialistas también, y además lo integran aquí Leopoldo Woll Cartes (…) e Iván Castro Burdiles. Con ellos usted ve formamos un grupo de cinco personas, en el nuestro compromiso era prestar nuestro servicio, hacer algunas cosas, sacar algunas fotos [visuales] (…) donde estaban las cosas, incluso en alguna oportunidad recuerdo (…) fuimos a hacer unos mapas del regimiento (…)”. (S. San Martín, comunicación personal, 5 de marzo de 2019). Por otro lado, Héctor Morales relata: “(…) y luego ya muy pronto, me invitaron al Frente Interno del Partido Socialista (…) incluso estuve yo, conversando con Altamirano, porque nosotros estábamos trabajando en un taller haciendo armamento, entonces necesitábamos algunos fierros, cosas que había que comprar en el comercio, así normal digamos, por ejemplo todavía me acuerdo de los tubos que teníamos que comprar (…).” (H. Morales, comunicación personal, 14 de marzo de 2019).
  22. “[Presencia del Partido Socialista] y en el campo también, porque ahí había dirigentes nuestros, no solamente gente que pertenecía a los servicios del agro, sino que como(sic) Juanito Pavez que estaba(sic) era dirigente campesino que trabajábamos muy estrechamente (…).” (H. Morales, comunicación personal, 14 de marzo de 2019).
  23. “Aquí hubieron también cabros decididos, revolucionarios, el mismo hermano de Juan Pavéz, el Mario Pavéz, el Pollo (…)”. (G. Aravena, comunicación personal, 28 de marzo de 2019).
  24. “Nosotros lo pudimos ver por ejemplo, entre los trabajadores, ejemplo los sindicatos afiliados a la Central Única de Trabajadores que eran los sindicatos de la ciudad fueron siempre más (…) venían de atrás, venían de una trayectoria de los tiempos del Código del Trabajo antiguo, que se regía en ese momento, y otras leyes, entonces eran más apegados a una línea, digamos, de conversación (…)” (T. Figueroa, comunicación personal, 18 de marzo de 2019).
  25. “(…) como era un reducto tan momio [San Carlos], y como te decía ahí estaban las cabezas de Patria y Libertad, y todo ese cuento, entonces era duro en ese sentido, y también yo tuve por ejemplo, conocí a mucha gente de lo que era Patria y Libertad, porque todos nos conocíamos en general, inclusive uno de los que andaba colocando bombas de Patria y Libertad había sido compañero de estudios mío, el “Pata” Ortíz que le decían (…) entonces también ellos salían ahí a hacer atentados, a volar torres de alta tensión, y todas esas cosas (…)” (P. Guerrero, comunicación personal, 2 de abril de 2019).
  26. “(…) aquí los partidos tradicionales se movían más en Santiago y en Chillán, los dirigentes políticos trabajaban al nivel de la Intendencia, y la dirección trabaja al nivel de nacional, provincial y regional, y nacional. Aquí nace Patria y Libertad entre gallos y medianoche, nadie sabía quiénes eran quienes tiraban las bombas a las torres de Entel por ejemplo, le echaban la culpa, los diarios, la prensa le echaban la culpa a las fuerzas de izquierda (…)” (J. Pavéz, comunicación personal, 13 de marzo de 2019).
  27. Fragmentos del relato de Omar Contreras, hermano del primer ejecutado político de Chillán, Iván Contreras Flores, a quien se le dio muerte en el retén Huambalí (Contreras, 2001).
  28. Juan Pavéz (comunicación personal, 13 de marzo de 2019) relata la relación estrecha que existía entre los camioneros y Patria y Libertad, apoyando estos últimos, a las acciones de paro y manifestaciones contra el gobierno en la zona “Patria y Libertad, usted saber que hacían un trabajo paralelo al que hacía el otro bando [las izquierdas], estos eran de derecha… cuando ya se entró, en San Carlos ya se dio a nivel nacional de que cada día la derecha no’(sic) cierto, y las empresas transnacionales empezaban a entregar regalos, haciendo esto y esto otro a los camioneros por ejemplo, que estaban en huelga (…)”.
  29. Mile Mavroski falleció en San Carlos el día 10 de junio de 2020. Agradecemos a su hija Stoyna que gentilmente colaboró inestimablemente con la investigación, siendo una gran difusora de la vida de su padre.