Problema de nuestra filosofía hispanoamericana
DOI:
https://doi.org/10.22320/rte.vi3.1551Resumen
Hay algunos problemas relativos a nuestra filosofía que no necesariamente deben ser resueltos para filosofar. Por ejemplo: ¿Tenemos una filosofía propia? Algunos pensadores, tales como Leopoldo Zea, Salazar Bondy, Juan Rivano, Félix Schwartzmann, Manfredo Kempf, Abelardo Villegas, Héctor Murena, etc. intentan dar una respuesta acerca de la pertinencia de un filosofar auténtico. La conclusión que se obtiene es la siguiente: En general, creemos que tenemos un filosofar auténtico que yace olvidado y que está dejado de lado por el asombro que provocan las ideas importadas y por la incapacidad de los intelectuales chilenos de mirar lo propio y observar su puesto dentro del concierto mundial de las ideas.
Otro problema importante es el estar en nuestra circunstancia que se nos presenta de una manera radicalmente primaria: un estar mágico donde la realidad parece superar lo imaginario. Los más aberrantes crímenes o atentados contra los derechos humanos, la destrucción del hombre por insectos, la selva, etc. cobran vigencia en nuestro continente.
También está el problema de las dimensiones espacio-temporales de nuestro estar que se yergue casi mágico, con categorías transobjetivas (como la plantea H. Murena), donde coexisten espacio y tiempo diversos.
Finalmente, el estar poético aparece como un modo culturalmente primordial. Los poetas son capaces de penetrar profundamente y captar la magia y la profundidad metafísica del desierto, las alturas de Macchu-Picchu, la fertilidad de las montañas o la tristeza del cholo.
Este modo de filosofar nos lleva a preocuparnos por el acto de reflexionar y no por su producto, es decir, por la filosofía. Interesa el filosofar en nuestro continente y por tal motivo propugnamos una filosofía que parta desde una experiencia originaria de los problemas filosóficos. En esta medida, creemos, lograremos alcanzar alguna cima del pensamiento.
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