Siglo XVIII: ¿sociedad de castas o clases?
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https://doi.org/10.22320/rte.vi3.1557Resumen
Investigadores e historiadores han diferido agudamente acerca de si las clases económicas han invalidado el “sistema de castas” como el agente más importante del status social, riqueza y oportunidad económica. Representando la interpretación tradicional o “estamental”, Lyle McAlister (1963) mantenía que “la ubicación del individuo en la sociedad no derivaba en definitiva de la función económica, sino de cualidades étnicas y culturales reconocidas por la ley”. Poco después (1967) Mörner igualaba a la raza con roles económicos específicos. Peninsulares eran los burócratas y mercaderes, los criollos grandes terratenientes, mestizos los artesanos y pequeños comerciantes, mulatos los trabajadores manuales urbanos y los indios campesinos o trabajadores no especializados. Un cierto orden “pigmentocrático” que evoca a Lipchütz. Posteriormente (1983) el mismo Mörner ha incorporado factores económicos dentro de su análisis, pero concluye en que el capitalismo europeo “llegó muy tardíamente a influir en algún grado considerable la economía, y consecuentemente a la sociedad, de hispanoamérica antes de las guerras de la independencia” .
La posición estamental recientemente ha sufrido desafíos. En la ya larga controversia acerca de cuando el capitalismo superó al “feudalismo” español, varios historiadores han concluido que la empresa capitalista dominaba muchas de las relaciones económicas del imperio hacia fines de la era colonial. En tanto el ascenso del capitalismo no colapsara a una estructura social racialmente ordenada, se crearían muchas condiciones en las cuales el “sistema de castas” sería irrelevante o una carga inerte.
Relevantes historiadores, trabajando con empadronamientos locales y registros parroquiales, han descubierto importantes cifras de “españoles” de la “clase trabajadora” como igualmente de matrimonios interraciales. Varios estudiosos han concluido aún que el capitalismo europeo había alterado tan profundamente las relaciones sociales del trabajo, que “los factores de clase invalidaban a los raciales como indicadores primarios de status socioeconómico” ya a mediados del siglo XVIII.
Tan denodado revisionismo tuvo de inmediato su contraparte. Los defensores de la posición estamental sostienen que la presencia de gran número de trabajadores criollos en ocupaciones de bajo nivel podría explicarse como la proporción lógica que uno pudiera esperar, dado el gran número, a su vez, de criollos en la población. Modelos estadísticos más sofisticados, argumenta, muestran en verdad una “relación moderadamente fuerte” entre raza y ocupación, y lo mismo es verdadero, dicen para los matrimonios interraciales; probando finalmente que la raza continuaba jugando un rol en la conducta social.
Tal controversia no deriva sólo de cuestiones metodológicas más o menos cuantitativas. Subyace en ella una cuestión ideológica, en cuanto modo de interpretar la realidad (histórica, por supuesto); tema ante el cual ya hay historia. No obstante, es pertinente considerar el valor de las distintas perspectivas para interpretar o leer la historia social de fines de la colonia.
Contra este telón de fondo se presentarán hallazgos o resultados de investigaciones efectuadas y en curso, referidas al Chile colonial tardío, dejando a través de ellas importantes espacios para el debate conceptual en el que, sin duda, estará presente el “irritante y debatible factor ideológico”
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